viernes, marzo 30, 2007

LA ANTÍTESIS COMO RECURSO SEMÁNTICO.

ANTÍTESIS. (Del griego “antithesis”: contradicción).
Consiste en contraponer dos sintagmas, frases o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria.
Observemos como en este soneto Lope responde a los reproches que le hace Góngora por ser demasiado claro, utilizando sobre todo antítesis en la segunda estrofa y en el verso final:
Livio, yo siempre fui vuestro devoto,
nunca a la fe de la amistad perjuro;
vos en amor, como en los versos, duro,
tenéis el lazo a consonantes roto.
Si vos imperceptible, si remoto,
yo blando, fácil, elegante y puro;
tan claro escribo como vos escuro:
la vega es llana e intrincado el soto.
También soy yo del ornamento amigo;
sólo en los tropos imposibles paro
y de este error mis números desligo.
Lope de Vega, Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos.
La antítesis es un recurso muy usado, y aun abusado, en la literatura barroca, amante de los aparatosos efectos de claroscuro, si a ella va asociada la cortesana presunción de ingenio; sin embargo, en el Renacimiento, la antítesis expresa más bien un equilibrio simétrico, como forma de clasicismo; conforme este clasicismo se va degradando en manierismo, las antítesis se van haciendo más numerosas para hacerse al fin oscuras, asimétricas y barrocas.
Otros ejemplos en verso y prosa:

Entre espinas
suelen nacer rosas finas
y entre cardos lindas flores,
y en tiestos de labradores
olorosas clavellinas. Cristóbal de Castillejo.
Yo velo cuando tú duermes;
yo lloro cuando tú cantas;
yo me desmayo de ayuno
cuando tú estás perezoso
y desalentado de puro harto… Cervantes, Quijote.
Mujeres dieron a Roma los reyes y los quitaron.
Diolos Silvia virgen [y] deshonesta; quitolos Lucrecia, mujer casada y casta.
Diolos un delito; quitolos una virtud.
El primero fue Rómulo; el postrero, Tarquino.
A este sexo ha debido siempre el mundo la pérdida y la restauración,
las quejas y el agradecimiento. Francisco de Quevedo, Vida de Marco Bruto.

Fue sueño ayer;
mañana será tierra!
¡Poco antes, nada,
y poco después, humo! Francisco de Quevedo.

Con una propia posición de signos y planetas y aspectos,
uno murió muerte violenta, y otro fue largos años fortunado.
Y sin diferenciarse en algo,
en una propia casa las estrellas son raramente verdaderas
y frecuentemente mentirosas. F. de Quevedo, Vida de Marco Bruto.
Si buenos azotes me daban,
bien caballero me iba;
si buen gobierno me tengo,
buenos azotes me cuesta… Cervantes, Quijote II, 36.

Si buenos memoriales eché,
buenas y gordas calabazas me dieron… Benito Pérez Galdós.
La antítesis desarrollada a nivel textual ayuda a expresar una ironía cuando se desajusta la realidad expresada con el estilo que presuntamente la describe, como cuando se dice “pasar a los anales de la insignificancia”; así Luis Martín Santos utiliza en Tiempo de silencio la riqueza y ampulosidad de un estilo ostentoso para describir la miseria:
¡Allí estaban las chabolas! Sobre un pequeño montículo en que concluía la carretera derruida, Amador se había alzado –como muchos siglos antes Moisés sobre un monte más alto- y señalaba con ademán solemne y con el estallido de la sonrisa de sus belfos gloriosos el vallizuelo escondido entre dos montañas altivas, una de escombrera y cascote, de ya vieja y expoliada basura ciudadana la otra (de la que la busca de los indígenas colindantes había extraído toda sustancia aprovechable valiosa o nutritiva) en el que florecían, pegados los unos a los otros, los soberbios alcázares de la miseria.
En estos casos conviene hablar más bien de contraste.
Uno muy usado es el de lo vulgar con lo extraordinario:
Entre los trapos y los camisones
la gente busca nuevas sensaciones… Mecano, Busco algo barato.

Un tipo de antítesis que se asocia a la paronomasia rimante, y a veces al isocolon, aparece en la primera mitad del siglo XVI en Hernando de Pulgar y sobre todo fray Antonio de Guevara. Se logra con ello un efecto sentencioso:
En las Letras de Fernando del Pulgar:
Es mejor ir al físico remediador que al filósofo consolador (I).
No sé yo cómo loemos de templado al que no puede ser destemplado (I).
Requiéroos que me remediéis y no me consoléis (I).
Toquémosle con el afección y remediará nuestra aflicción (II).
Uno de la satisfacción, e otro de la contrición (IV).
Debería haber consideración, o siquiera alguna compasión (V).
Lapaz que él quiere procurar y vos queréis tratar (V).
Murieron en las batallas despedaçados e no enterrados (VI).
El rey Salamón no le quiso deshonrar, ni a su fijo envergonzar (VII).
El camino de esta vida yerran, y el de la otra cierran (XIV).
La divinidad está airada contra la humanidad (XX).
El perezoso holgando, pena deseando (XXIII).
Ha de ser indignación con la execución (XXIII).
Por ser muy ajeno de todo varón y de toda razón (XXIV).
Son por nuestros pecados de tan mala calidad, e tantas en cantidad (XXV).
Epistolas familiares de Fray Antonio de Guevara: Tuvo conmigo muy estrecha familiaridad y yo con él inviolable amistad (I,30).
Ni en vos hay nobleza ni en vuestra vida limpieza (I, 34).
Vos me escrebís materia de liviandad, libre quedo yo de responder con gravedad (I, 34).
Falso testimonio os levantéis en decir que padescéis dolores y morís de amores (I, 34).
En Valencia nos conocimos, ha mil años que no nos vimos (I, 46).
A discretos que sepan hablar, y a secretos que sepan callar (I, 46).
No era cura, sino la locura (I, 46).
Vos y yo quedamos desterrados y no menos azotados (I, 63).
Sois agora vano, y en algún tiempo yo fui mundano (I, 63).

miércoles, marzo 28, 2007

LA RETÓRICA Y LA CREACIÓN DE TEXTOS.

APORTE DEL PROFESOR: ANGEL ROMERA.
Para la creación retórica de discursos y para la creación de un texto en general, ya sea literario o pragmático, hay que seguir determinado proceso que se encargó de estudiar la Retórica desde los tiempos de Gorgias.
Dicho proceso consta de cinco fases, según canonizó Cicerón: invención, ordenamiento, ornato, Memoria y acción.
Los tres primeros son fundamentales, los dos posteriores son de índole pragmática, cuando el discurso se pronuncia.
Elaborar un discurso es como construir una casa; hacen falta los materiales (invención), después un plano para saber donde ponerlos y cómo unirlos (ordenamiento) y luego hay que hacerla habitable, cómoda y agradable, enluciéndola, amueblándola y adornándola (ornato).
La memoria nos sirve para recordar el discurso preparado sin leerlo y la acción nos aconseja qué hacer y qué comportamiento adoptar mientras lo decimos, así como la adaptación del discurso según la disposición del auditorio que tengamos, los hechos recientes que hayan moldeado al público y la hora y el sitio en que lo pronunciemos.
La invención trata sobre qué decir: se encarga de encontrar los materiales que vamos a usar después.
Y en primer lugar hay que tener presente:
Definición: género y puntos de vista.
División: todo y partes, tema y subtemas.
Comparación: similaridad y diferencias, grado.
Relaciones: causa y efecto, antecedentes y consecuencias, contrarios y contradicciones.
Circunstancias: posibles e imposibles, hechos pasados, hechos futuros.
Testimonios: autoridades, testigos, máximas y proverbios, rumores, juramentos, documentos, leyes, precedentes, hechos sobrenaturales…
Motivaciones. En el género judicial, lo justo y lo injusto; en el deliberativo, lo ventajoso y lo desventajoso, lo bueno y lo malo; en el epidíctico, lo virtuoso o noble y lo vicioso o bajo.
El ordenamiento: A esta fase le atañe el orden expositivo de los episodios del discurso, además de cómo estos habrán de articularse en orden a su eficacia.
Usualmente articula el discurso en cuatro partes: el exordio, donde tiene lugar la captura del interés y afecto del público: es la introducción del discurso, donde se intenta interesar al público; la narración, o relato expositivo de los temas previstos; la confirmación, o valoración de los argumentos; y la peroratio, el epílogo, donde se concluye el discurso y se dispone al auditorio para el fin previsto.
El orden más apropiado para exponer los argumentos puede ser muy variable en función de nuestros intereses: el cronológico y el pragmático son las distribuciones principales.
El orden natural suele adoptar la división en cuatro partes ya expuesta. El orden artificial puede adoptar múltiples formas: in medias res, nestoriano, topográfico, aleatorio, convencional (alfabético u otro), mnemotécnico, lógico o causal, graduado o gradativo (de prioridades, usado en el periodismo para la redacción de noticias); de importancia; de preferencias; de complejidad progresiva, usado en el discurso didáctico; de background progresivo o retroalimentado y autorreflexivo, también en el discurso didáctico; de impacto psicológico (si es descendente, disfémico, si es ascendente, eufemístico); de familiaridad —más a menos—; egocéntrico —de lo más querido al receptor a lo que menos)...Para realizar tal ordenamiento hay que tasar o realizar una valoración de los argumentos y buscar asimismo contraargumentos para las razones que se nos vayan a oponer. Esta valoración nos indica asimismo qué argumentos hay que estirar o desarrollar, porque constituyen el punto fuerte de la argumentación, y cuáles debemos omitir, porque constituyen argumentos que ya utilizará el oponente.
El orden creciente empieza con los argumentos más débiles y termina con los más fuertes, pero es un orden peligroso porque el orador corre el albur de disponer desfavorablemente al público desde el principio. El decreciente es inverso y su problema consiste en que sólo permanecen en la memoria activa los últimos argumentos escuchados, por lo que terminar un discurso con las pruebas más débiles produce una impresión desfavorable. Por eso el orden más socorrido es el orden homérico o nestoriano: como la tropa de Néstor en la Iliada, hay que poner lo más débil en el centro, y al principio y sobre todo al final lo más fuerte.
La elocución o lexis adorna el lenguaje para seducir al auditorio y busca ejemplos que puedan deslizar su opinión a nuestra conveniencia mediante el placer que produce la forma sensible y elegante. Para ello es muy importante el lenguaje que habrá de emplearse en la exposición.
Para expresarse adecuadamente, el orador se sirve de una multitud de recursos, y entre estos las figuras retóricas, las cuales integran los varios modos de expresión que, apartándose de otros más ordinarios o sencillos, conceden al discurso un singular aspecto, según el propósito del mismo.
Se entienden dos categorías de figuras: las figuras de dicción, o metaplasmos, las cuales se caracterizan por la alteración de la composición estructural de los vocablos, mediante la excepción, adición o transposición de sus letras constituyentes; y las figuras de construcción, las cuales conciernen a los varios modos de disposición sintáctica, donde se transgreden las formas regulares de la misma. Otro modo de alteración de las palabras se realiza mediante los recursos denominados tropos, el cual adjudica a la palabra un sentido distinto del cual le corresponde naturalmente, aunque no se desliga por completo del significado primitivo.
La acción o hipócrisis instruye sobre las diferentes entonaciones para pronunciar el discurso, así como los gestos adecuados para acompañarlo y la apariencia propicia para conseguir el propósito.
La memoria o mneme sirve para recordar los distintos elementos del discurso en un orden específico.

martes, marzo 27, 2007

GIOCONDA BELLI.

Poeta y novelista nacida en Managua(1948), dio a conocer sus primeros poemas en 1970. Ese mismo año ingresó al Frente Sandinista de Liberación Nacional, organización entonces clandestina, que buscaba derrocar a la dictadura somocista.
En 1972 fue premiada por Sobre la grama. Perseguida por la policía se exilió en México y Costa Rica. En 1978 obtuvo el premio Casa de las Américas por su libro de poemas Línea de fuego. Al triunfo de la Revolución regresó a Nicaragua, desempeñó diversos cargos en el nuevo gobierno y publicó dos libros de poesía.
En 1988 escribió La mujer habitada, su primera novela, que fue traducida a ocho idiomas y ha tenido gran éxito en Alemania y en España.
Publicó posteriormente Sofía de los presagios y en 1997 Waslala, que es su tercera obra en el campo de la narrativa.
Actualmente reside en Santa Mónica, California, con su marido y dos de sus cuatro hijos.
POEMAS.
Yo la que te quiere.
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho.
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero, sendero tras sendero,
descalzando mi amor, desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece, algo que ríe y llora.
Yo, la que te quiere.
Obligaciones del poeta.
Que nunca te dé por sentirte intelectual
privilegiado, cabeza de libro, serrucho de conversaciones,
mustio pensador adolorido.
Vos naciste para desgranar estrellas
y descubrir la risa de la muchedumbre entre los árboles,
naciste blandiendo el futuro
mirando por ojos, manos, pies, pecho, boca,
adivino del porvenir
agorero de días de los que el sol
aún ignora su paternidad,
fuiste engendrado en noches de luna
cuando aullaban los lobos y corrían enloquecidas las luciérnagas.

lunes, marzo 26, 2007

Sobre el arte de escribir cuentos. Roberto Bolaño.

Roberto Bolaño. (1953-2003).
Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos.
1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval! .
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11. Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.

sábado, marzo 24, 2007

LA PARODIA.

Siguiendo con los Recursos Estilísticos Semánticos, vamos a conocer un poco sobre la parodia.
Imitación burlesca de una obra literaria o del estilo de un autor. Son especialmente propias de periodos postclásicos, como por ejemplo el Barroco.
En pintura, por ejemplo, Velázquez parodia los temas mitológicos (Los borrachos, La fragua de Vulcano, Marte), o Quevedo se burla del Orlando furioso de Ariosto (que era a su vez una burla de los libros caballerescos medievales) en su inacabado Poema de las necedades y locuras de Orlando enamorado; Lope de Vega del Cancionero de Petrarca en sus Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos y Cervantes hace lo mismo respecto a los libros de caballerías y pastoriles en su Quijote. En el siglo XIX Espronceda parodia el estilo neoclásico con su El pastor Clasiquino, y se autoparodia otras veces; Salvador María Granés rehace burlescamente numerosas óperas del XIX, como La Bohème, y Pedro Muñoz Seca se chancea de forma insuperable de la pretenciosidad del teatro histórico romántico y modernista en su astracanada La venganza de Don Mendo.
¿Qué es poesía? Dices
mientras clavas en mi pupila
tu pupila marrón.
¿Qué es poesía?
¿Y tú me lo preguntas?
Poesía soy yo. (Parodia de Bécquer).
Hoy ni cielos ni tierra me sonríen,
hoy comprendo mi gran estupidez.
hoy la he visto, la he visto e iba con otro…
¡Me cago en diez! (Parodia de Bécquer).
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que mientras muero o no muero
me estoy haciendo pipí (Parodia de Santa Teresa de Jesús).
Un tipo de parodia, la parodia estilística (que no incluye crítica hacia lo imitado) o pastiche, exige un gran talento literario. En ese terreno han destacado especialmente Tomás Salvador, Conrado Nalé Roxlo y algunos otros.
En nuestro país tenemos excelentes escritores de parodias, entre ellos el recordado y amado Aquiles Nazoa.
De este insigne maestro leamos la siguiente parodia, publicada en Humor y Amor de Aquiles Nazoa.
NUESTRO CONMOVEDOR CUENTO DE NAVIDAD. Personajes: Timotea Antonia, Agapito José, Uno de los niños, Una caritativa señora.
Agapito: ¡Otra noche de Navidad que pasamos en la miseria, Timotea mía! ¡Estoy desempleado: tengo dieciséis años sin trabajo!.
Timotea: Es nuestro destino. Yo no sé por qué los personajes de los cuentos de Navidad. tenemos que ser siempre tristes, estar muriéndonos de hambre, y tener unos hijitos que justamente en la Nochebuena sueñan que están con el Niño Jesús y se levantan a pedirle pan a uno. ¿A ti no te parece que eso es muy cursi mi amor?.
Un niño: ¡Mamá, mamá!.
Timotea: ¿Qué te pasa ahora?...¿Yo no te dije que cuando tienes que llamarme es a las doce de la noche para que yo experimente un íntimo y silencioso sufrimiento?.
El niño: ¡Pero es que estoy cansado de temblar y además esta cobija me da mucho calor!.
Timotea: Pues, aguántese como pueda carrizo. ¡Usted sabe que los niños pobres de los cuentos de Navidad tienen que pasar la Nochebuena temblando de frío!.
El niño: Pero es que también tengo ganas de hacer pipí…
Timotea: Nada de eso. Ya yo le dije que los niños de los cuentos de Navidad de lo único que pueden tener ganas en la Nochebuena es de comer pan.
Agapito: Bueno, vieja, vamos a ver si empezamos a sufrir de una vez; ya son casi las doce, dentro de poco va a llegar esa señora caritativa que aparece haciendo el bien en todos los cuentos de Navidad, y yo ni siquiera he comenzado a maldecir mi destino.
Timotea: Por mi parte podemos empezar. ¿Ya estás bien sucio y tienes el pelo alborotado?.
Agapito: Sí. Lo que falta es que tú te acuestes en el camastrón afectada por una cruel dolencia y saques un pie por el hueco de la cobija. Pero…Pero, ¿Qué es eso chica?... ¿Habráse visto que mujer más imprevisiva? ¿Cómo se te ocurre cortarte la uña del dedo gordo precisamente hoy? ¿Tú no sabes que las mujeres enfermas de los cuentos de Navidad deben tener la uña del dedo gordo como una peineta?.
Timotea: Ya no hay remedio. Así que vamos a echarle pichón a esto y empieza tú.
Agapito: Otra noche de Navidad que pasamos en la miseria… ¿Te acuerdas, Timotea mía, cuan distinta era nuestra Nochebuena en otro tiempo? ¡Que desnuda y fría se ha ido quedando la que fuera otrora nuestra rumbosa mansión del callejón Carmona! ¿Recuerdas que a esta hora ya tú habías terminado de preparar las hallacas de gallineta? ¿Te acuerdas que teníamos un loro al que yo había acostumbrado a dormir en el copete de nuestra amplia cama matrimonial? ¿Te acuerdas que yo siempre tenía un frasco de ron con ponsigué debajo de la cama? Ahora todo ha cambiado. Lo único que no he llevado a empeñar ha sido la pianola-piano, y eso porque no sale por la puerta después que hicimos aquella reparación. ¿Te acuerdas de aquella reparación?.
Timotea: Muy bien. Te está saliendo perfecto, mi amor. Ahora pregúntame si hay algo de comer.
Agapito: ¿Hay algo de comer?.
Timotea: Nada. El último pedacito de correa se lo comieron los muchachos esta mañana.
Agapito: ¿Y el perro?.
Timotea: ¿Cuál perro?.
Agapito: El perro caliente que me regalaron aquellos señores ricos que me prometieron ayudarme.
Timotea: Ah, ¿ese? Ese se lo comió el perro.
Agapito: ¿Cuál perro?.
Timotea: Guá, el perro de nosotros.
Agapito: Muy mal hecho del perro de nosotros, porque ese perro era de nosotros.
Timotea: Al contrario, me parece que hizo bien; de todos modos ese perro estaba nacido.
Agapito: ¿Cuál perro?.
Timotea: Guá, el que se comió el perro.
Agapito: (Llorando) Creo que tú me mientes. Tú bien sabes que perro no come perro.
(En esto llega la Caritativa Señora que aparece en todos los cuentos de Navidad).
Como todos los años – dice- lo primero que he hecho esta noche de Navidad para ponerme bien con el niño Dios, ha sido acordarme de las clases bajas que sufren…No riñáis…No os dejéis arrastrar por los odios y resquemores que engendra la miseria. Vivid en paz y armonía teniendo siempre presente que todos los sufrimientos de esta vida son transitorios, y tienen su compensación en la felicidad eterna que espera a los buenos en el Más Allá. Y agregando: _ Aquí tienen esta cosita para que se calienten el estómago_, les regala un soplete.

viernes, marzo 23, 2007

Composición musical en el lenguaje.

Los Recursos Estilísticos Semánticos son muchos y cada uno responde a la necesidad del escritor en el instante de enfrentarse con la creatividad y el estilo que mejor se adapte a su expresión. Entre estos tenemos la Composición musical:
Algunos textos, sobre todo poéticos, imitan las estructuras musicales en su composición. Por ejemplo, la composición anular, de origen muy antiguo, mediante la cual un poema empieza con uno o más versos que vuelven a repetirse al final, con variaciones mínimas o sin ellas, cerrándose así la pieza, que de esa forma queda redonda, a la manera de un anillo al que se da la vuelta para acabar en la misma joya, invitando a una relectura infinita, cerrándose sobre sí misma como un eco. El poeta asquenazí Paul Celan, en Todesfugue, imita la estructura de la fuga bachiana, expresando así en la lengua del enemigo el dolor por la muerte de su familia en el campo de concentración:
Fuga de la muerte.
Leche negra del alba la bebemos en la tarde
la bebemos al mediodía y en las mañanas
la bebemos en la noche
bebemos y bebemos
cavamos una tumba en los aires donde no es estrecho
un hombre vive en la casa
y juega con las serpientes que escribe
que escribe a Alemania cuando oscurec
en tus dorados cabellos Margarita
lo escribe y sale frente a la casa
y refulgen las estrellas y
con un silbido llama a sus perros de presa
y silba a sus judíos les hace cavar una tumba en la tierra
nos manda tocad para el baile.
Leche negra del alba te bebemos en la noche
te bebemos al mediodía y en las mañanas
te bebemos en la tarde
bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tus cabellos dorados Margarita
tus cabellos cenicientos
Sulamita él juega con las serpientes Vocifera tocad más dulcemente a la muerte
la muerte es un maestro venido de Alemania
vocifera haced sonar más lúgubres los violines
y luego subid como humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes donde no es estrecho.
De esta manera los versos van y vienen como una canción, siguiendo un compás, repitiéndose y repitiéndose, un círculo constante y hasta vicioso de letras que se siguen, expresando en la musicalidad el largo dolor y la desesperanza.
La regresión infinita que cultiva la llamada música progresiva o new age tiene también su paralelo poético.
Veamos por ejemplo este poema de Juan Bonilla:
Caracola.
Dentro de esta caracola
ruge un mar contra una playa
en la que quizá alguien haya
hallado otra caracola
que ahora se acerca al oído
para escuchar el sonido
de las paulatinas olas
que se rompen en la playa
en la que quizá alguien haya
hallado otra caracola.

miércoles, marzo 21, 2007

LA ENFERMEDAD. Premio Herralde de Novela.

¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que la vida es una casualidad?
Frase que encierra el trama principal de la novela que magistralmente nos narra Alberto Barrera Tyszka.
Los temores, el dolor, los sueños, las esperanzas y los recuerdos descritos en las historias que se enlazan con las vivencias de los personajes principales: Andrés Miranda y Ernesto Durán, rehenes de la enfermedad.
Historias que de muchas maneras todos vivimos, la enfermedad física, espiritual y sicológica.
La enfermedad, esa realidad que se hace tan palpable cuando el enfermo es un ser querido o cuando nos toca vivir en carne propia los signos y los síntomas, el tratamiento, la clínica, los médicos y el contacto diario con los compañeros enfermos: esa sociedad anónima que converge en un mismo recinto buscando la salud perdida.
Basta conocer el poder de la enfermedad para entender la fragilidad de la vida y esa línea invisible que nos une al desconocido mundo de la muerte; una de las grandes preocupaciones humanas, con el miedo que nos paraliza ante el sólo hecho pensar en el viaje que habremos de emprender un día, todos, sin distinción de ningún tipo, porque si algo tiene de admirable la muerte, es que a todos nos iguala.
Nietzche escribía el siglo pasado:
«...Uno debe partir de la vida como Ulises partió de Nausica:
Bendiciéndola más que amándola...».
Aprender a vivir y también a morir, he ahí el dilema.
Cuando contemplamos la tenacidad con que los viejos se aferran a la vida se vuelve más válido el análisis de Leopardi:
«...La muerte no es un mal. Ella libera de todos los males al hombre y,
si lo priva de cualquier cosa buena, también le quita su deseo por ella.
La vejez es el supremo mal, puesto que priva al ser humano
de todos sus placeres,dejando vivo su apetito por ellos,
trayendo con ello sufrimiento.
Sin embargo, el hombre teme a la muerte y desea la vejez...».
El doctor Miranda ante el cáncer que está matando a su padre empieza su periplo por un mundo de contradicciones que nacen al confrontar su ética y honestidad mental, la objetividad científica, el valor, la modestia y el amor hacia el paciente (Javier Miranda). Una programación científica que cumple a cabalidad con todos sus pacientes pero que al tratarse de su padre esa programación queda rota.
La conciencia lo hace aterrizar ante lo efímero de la vida. El orgullo superior de los médicos, debe ceder con humildad hacia ese «otro colega» que es la muerte (alivia todo sufrimiento y hace entrar a la felicidad eterna). Explícito en el relato del doctor Miguel (nefrólogo) sobre Efraín un paciente diabético, con sus dos riñones vueltos leña, quien debe asistir tres veces por semana a sus diálisis, medio ciego y sin fuerzas para continuar, alguien que desea morir y tan cansada como él está su familia; todos coinciden en que la muerte es una solución.
" …Siendo absolutamente fríos y objetivos, si se muriera sería un gran alivio,
en todos los sentidos, para su familia…
si lo piensas a nivel de la institución, a nivel de servicio público,
a la sociedad también le conviene que el viejo Efraín se muera.” Pág.35.
Pero “…morir no es tan fácil como parece. Que a veces saber lo que ocurre.
O lo que va a ocurrir, no nos ayuda.
La palabra muerte es un hechizo impredecible” pág.38.
El viaje que realizan padre e hijo a Margarita, es un viaje para distraerse de la realidad, un encuentro con el pasado y la última oportunidad para compartir el presente de una vida que se diluye poco a poco.
Por un lado la tragedia de Andrés Miranda y por el otro la de Ernesto Durán, quien se empeña en una supuesta enfermedad, muchos síntomas sin un diagnóstico preciso, una hipocondría que se mezcla con la obsesión por llamar, ver y escribirle a su médico, como un alivio a su enfermedad imaginaria.
La historia de Durán atrapa desde el principio, como lectora impaciente me inquietó tanto ese deseo loco y hasta absurdo por encontrarse con el doctor, me intrigaba tanto saber de su mal, qué pasaba con ese paciente y por qué el doctor Miranda no lo atendía. Es tan cautivante su delirio, su búsqueda, sus crisis tan contagiosas que termina por atrapar a las secretarias y a los lectores. Conmueve su empeño y su penuria por llegar al doctor, llegar al otro, trascender en alguien, escribir por y para el otro; quizás lo que todos hacemos al escribir.
“…Me hice el propósito de no escribirle más. Y lo cumplí.
Nunca volví a mandarle un correo…
Quería borrarlo, doctor.” Pág. 166.
“…Pero no pude, doctor. Todos los días, me despertaba igual,
con una sensación de vacío en las manos, como si me faltara algo.
También me acostaba igual, con ansiedad… … Hasta esta mañana, al despertarme, de pronto lo vi todo clarito.
Me hace falta escribirle doctor. Aunque esté decepcionado,
aunque usted no me lea,
a pesar de todo, me hace falta escribirle. Si me contesta, está bien. Si no lo hace, tampoco importa.
Que yo escriba es lo único que me hace sentir mejor,
lo único que en verdad necesito” Pág. 167.
Una gran novela, merecido premio Herralde, una gran distinción para la pluma de Alberto Barrera Tyszka, a quien se le agradece una obra sencilla, amena y humana, digna representante de las letras venezolanas.
Leer esta novela es una hermosa experiencia a la cual los invito.
Nos hace pensar en la vida aunque ronde la muerte, disfrutar de verdad, de la familia, de la belleza, estar presente para desatar el nudo del pasado y del futuro y vivir el presente plenamente; así florecen los árboles aun sin ser primavera y el tiempo no transcurre, como dice el poeta – Primavera de invierno – Primavera de verano.
Cuanto más nos separamos más morimos, cuanto menos amamos más sufrimos, cuanto más nos alegran las alegrías de otros más y más motivos tenemos para ser felices.
Solos y aislados somos poca cosa.
Creo que esto es una buena reflexión: rechazamos tanto las experiencias insatisfactorias, ya sea un dolor, cualquier enfermedad o que algo no salga como queremos, lo rechazamos con un sentimiento de frustración y así quedamos enmarañados en contrariedades y rencores, por sutiles que éstos sean. Solemos, además, pensar en desarrollo humano mucho más en términos de habitar en un mundo de dioses que en términos de dejar atrás la ignorancia, el egoísmo separador, la avidez del placer y el orgullo por el tener antes que desarrollar el ser.
La enfermedad, una historia para leer y compartir, bienvenida a nuestras letras, aplaudimos su existencia y deseamos que siga cosechando éxitos.
Alberto Barrera, gracias por brindarnos su pluma y una gran reflexión para la vida, como nos lo dice Rafael Rattia en su análisis En torno a la enfermedad:
“No deja de recordarnos que los seres humanos no somos más que cadáveres ambulantes ataviados de rutilantes y míseras fachendas prontamente corruptibles. En este sentido, La enfermedad puede leerse como un tratado de urgencia de lo peor. Basta que estemos sanos para enfermar y degradarnos hasta la indecencia; basta que estemos vivos para morir en menos tiempo de lo que imaginan nuestros semejantes”.

La mitología y su huella en el lenguaje.

Busto de Zeus hallado en Otricoli (Sala Rotonda, Museo Pío-Clementino, Vaticano).
El latín y el griego han influido poderosamente en nuestra lengua. Es más, la mayoría de las palabras que integran el vocabulario español proviene de alguna de esas lenguas.
Es evidente que la mitología tiene que haber dejado una huella profunda en el lenguaje.
Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos La Ilíada y La Odisea, se centran en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de Homero, Hesíodo, la Teogonía y Los trabajos y los días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la sucesión de gobernantes divinos, la sucesión de épocas humanas, el origen de las tragedias humanas y de las prácticas de sacrificios. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V AC, en escritos de los investigadores y poetas del período helenístico y en escritores de la época del Imperio Romano, por ejemplo Plutarco y Pausanias.
La mitología griega es absolutamente compleja, llena de dioses, monstruos, guerras y dioses entrometidos. Algunos estudiosos afirman que llegó a haber hasta 30.000 divinidades en total.
Esta mitología comparte una estrecha similitud con la mitología romana, en cuanto a los nombres de varios dioses y personajes de importancia. También se relacionan en cuanto a la parte mitológica de la religión; creencias, tradiciones y todo lo ligado o referente a Mitología.
El diccionario define “mitología” como “el conjunto de mitos de un pueblo o de una cultura, especialmente, la griega y la romana”. Los mitos son narraciones maravillosas, fuera del tiempo histórico, protagonizadas por personas de carácter divino o heroico. Los griegos tenían una enorme cantidad de dioses, a los que atribuían formas y maneras de proceder, propias de los humanos. Eran, a veces justos; a veces crueles. Su favor se alcanzaba mediante sacrificios. Héroes y figuras extrañas con determinados poderes formaban, también, parte de sus creencias. En algunos casos, estos seres imaginarios tienen un nombre en griego y otro en latín. La diosa Venus, por ejemplo, es Afrodita para los romanos.
Homero y Hesíodo son los primeros escritores griegos que recogen en sus obras la tradición oral.
En el lenguaje, han quedados estampadas una serie de términos, que deben su origen a esas antiguas creencias.
Quimera: Algo irrealizable, una promesa por cumplir.
En la mitología: Criatura que vomitaba llamas. Tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón.
Es una quimera pensar en que lograrás ese trabajo.
Sátiro:
Significado: Hombre lascivo.
Para los antiguos griegos: Divinidad campestre y lasciva con cuerpo mitad hombre barbudo y mitad animal. Tenía orejas de cabra y cola de caballo, encarna la fuerza vital de la naturaleza.
Finalmente, detuvieron al sátiro que atacaba en Pocitos.
Adonis.
Significado: Joven de gran belleza.
Para la mitología: Nombre de un joven muy hermoso, adorado como divinidad en Chipre. Fue objeto de la pasión de Venus, la diosa del amor.
Así vestido parece un adonis.
Bacanal.
Significado: Fiesta de la antigüedad celebrada en honor del Dios Baco.//Orgía con desorden y tumulto.
En la mitología: Baco era el dios del vino y de la sed. Simbolizaba la alegría de vivir.
Fue una verdadera bacanal.
Flora.
Significado: Conjunto de plantas de una región o un país.
En la mitología: Era la Diosa de las flores y los jardines, esposa de Céfiro y madre de Primavera.
Estudiaron la flora de Francia.
Harpía o arpía.
Significado: Mujer muy fea.// Persona codiciosa.
En la mitología:
Seres monstruosos, con rostro de mujer y cuerpo de ave de presa, garras en pies y manos. Eran mensajeras del infierno y se llevaban el alma de los mortales.
Todos la odian. Es una arpía.
Dragón.
Significado: Animal monstruoso.
Para la mitología: Monstruo con garras de león, cola de serpiente y alas de águila que representaba el espíritu del mal. Estaba consagrado a Atenea, diosa de la razón y la sabiduría. Ese libro tiene figuras de dragones.
Martes.
Significado: Segundo día de la semana.
En la mitología Marte era el dios de la guerra, equivalente al Ares griego. Dios de la guerra, hijo de Zeus y de Era. Personificaba la violencia en el combate.
La revista se edita los martes.
Hermafrodita.
Significado: Que tiene los dos sexos.
Para los antiguos griegos: Hijo de Hermes y Afrodita (Venus, para los griegos), dotado de los dos sexos. Simbolizaba la bisexualidad.
Hay plantas hermafroditas.
Ambrosía.
Significado: Algo que deleita el espíritu:
Para los antiguos griegos: Alimento de los dioses del Olimpo, más dulce que la miel.
De postre, siempre pido ambrosía.

viernes, marzo 16, 2007

PALABRAS...

Cerveza.
Documentos sumerios datados cuatro mil años antes de Cristo muestran referencias a esta bebida fermentada hecha con granos de cereales en Mesopotamia. En Babilonia, el consumo de cerveza llegó a ser tan grande que obligó al rey Hamurabí a reglamentarlo. El código de Hamurabí tendía a proteger a los bebedores contra las maniobras de los taberneros deshonestos, lo que lo convirtió en la primera ley de defensa del consumidor de la Historia. Entre los caldeos, la cerveza era ofrecida en tributo a los dioses. Según narraciones de algunos cronistas de la Antigüedad, cuando Nabucodonosor se aburría de sus concubinas, solía matarlas ahogándolas en cerveza.
Ya en el Imperio Romano, Plinio relata que los galos llamaban cervesia a la bebida y brasce, al grano usado para fabricarla. Brasce dio origen en francés a brasseur, (fabricante de cerveza) y a brasserie (cervecería). Durante la Edad Media, los monjes fabricaban las mejores cervezas, conocidas en bajo latín como cerevisiae monacorum y elaboradas hasta hoy en algunos países europeos bajo el nombre de «cervezas de abadía». La cervesia de los galos se derivaba del céltico korma y se derivó posteriormente a cervoise, nombre por el que fue conocida esta bebida durante varios siglos en francés antiguo, por lo menos desde el siglo XII. Las primeras referencias en español datan de los siglos XV, como cervesa y XVI, ya con la forma actual.El francés bière, el italiano birra, el inglés beer y el alemán Bier provienen del latín bibere (beber).
Alharaca.
En lengua árabe harakah significa ‘movimiento’, ‘agitación’, de modo que esta palabra pasó al árabe hispánico de la Edad Media con el significado de "extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración, alegría, etc." según la definición actual del Diccionario.
Y es así que la usa Amado Nervo en La lengua y la literatura (1894):
Y aun así el ventero juzga que le da harto para lo que paga. Un día llega a la venta con gran estrépito, produciendo un escándalo y una alharaca inconcebibles en la modorra y el sosiego insípido y pertinaz del campo, un pobre loco de los contornos.
Arcano.
La literatura nos presenta numerosos ejemplos de secretos que permanecen escondidos durantes décadas en misteriosos cofres cerrados cuya llave está al alcance de muy pocas personas. Esta noción estaba muy extendida ya en tiempos del Imperio Romano, cuando la idea de secreto se vinculaba con la de arca o cofre, lo que dio lugar al surgimiento del sustantivo arcanus, -a, -um, que llegaría a nuestra lengua como arcano, sinónimo de ‘secreto’ u ‘oculto’. Tito Livio decía arcana concilia (designios ocultos) y Virgilio, arcana fata (misteriosos destinos). Un ejemplo del uso de arcano en español nos lo da Francisco Javier Clavijero, en su Historia antigua de México (1732):
Las que se hacían para adorno de los palacios eran perfectas; pero en otras, que contenían un sentido arcano, se veían ciertos caracteres y algunas figuras monstruosas y horribles.
El vocablo fue recogido por el Diccionario de la Academia Española desde su primera edición, de 1726.

miércoles, marzo 14, 2007

ANÁFORA.

Del griego anaphora, ‘repetición’, figura retórica consistente en una repetición de palabras al principio del verso o frase en la prosa, bien de forma contínua bien de forma discontínua.
Por ej. "Erase un hombre a una nariz pegado, / érase una nariz superlativa…".
Hora de ocaso y de discreto beso;
hora crepuscular y de retiro;
hora de madrigal y de embeleso… Rubén Darío.
En la prosa es una forma de insistencia machacona que ha sido muy explotada por los autores clásicos de sermones religiosos, como el más que hábil Fray Luis de Granada; veamos en el siguiente ejemplo como persuade utilizando al mismo tiempo la reiteración y la pregunta retórica, consiguiendo con lo segundo la ilusión de que el oyente reflexiona sobre lo mismo:
Y nadie podrá negarme que donde concurre una multitud de pretendientes concurre una copiosa turba de hipócritas.
¿Qué es un pretendiente, sino un hombre que está pensando siempre en figurarse a los demás hombres distinto de lo que es?.
¿Qué es sino un farsante, dispuesto a representar en todo tiempo el personaje que más le convenga?.
¿Qué es sino un Proteo, que muda de apariencias según le persuaden las oportunidades?.
¿Qué es sino un camaleón que alterna los colores como alternan los aires?.
¿Qué es sino un ostentador de virtudes y encubridor de vicios?.
¿Qué es sino un hombre que está pensando siempre en engañar a otros hombres?.
Es verdad que son muchos los que le pagan en la misma moneda; esto es, aquellos mismos que busca como arquitectos de su fortuna.
Él miente virtudes y a él le mienten favores. Él va a engañar con adulaciones, y a él le engañan con esperanzas.

martes, marzo 13, 2007

Hipérbaton o transposición.

Alteración del orden natural de la frase, que en castellano es en general en el orden sintagmático determinador + determinado y en el orden oracional sujeto + verbo + complementos. En los autores clásicos del XVI, amantes de la claridad renacentista, obedece a intenciones expresivas de puesta en relieve:
A Dafne ya los brazos le crecían... Garcilaso.
Garcilaso usa hábilmente las rimas verbales en pretérito imperfecto, aunque a veces le fuercen al hipérbaton, para intensificar mediante el aspecto imperfectivo el carácter descriptivo del soneto y para destacar lo antinatural y violento de la metamorfosis de Dafne en laurel.
Del monte en la laderapor mi mano plantado tengo un huerto… Fray Luis.
En el caso de Fray Luis el hipérbaton violento tiende a expresar su inestabilidad anímica, pero en este caso también la aspereza del monte. Por otra parte, cuando se coloca el verbo al final de la frase suele ser para imitar la sintaxis del latín, como ocurre en el siglo XV o en la poesía culterana del XVII.
Existen numerosos tipos de hipérbaton. La variatio, por ejemplo, consiste en desplazar el segundo miembro de una pareja de palabras:
Y la furia del mar y el movimiento. Garcilaso.
Sedienta de catástrofes y hambrienta... Miguel Hernández.
Los hipérbatos culteranos fueron muy atacados por los casticistas durante el siglo XVII; Lope de Vega por ejemplo, quien, sin embargo, lo usó algunas veces, por más que fuera sólo para lograr efectos cómicos en su teatro y en sus poemas paródicos:
En una de fregar cayó caldera… La gatomaquia.
Inés, tus bellos ya me matan,
ojos, y al alma, roban pensamientos,
mía, desde aquel triste, que te vieron, día,
no tan crueles, por tu causa, enojos.
Tus cabellos, prisiones de amor, rojos,
con tal, me hacen vivir, melancolía,
que tu fiera, en mis lágrimas, porfía,
dará de mis, la cuenta a Dios, despojos.
Creyendo que de mí no, Amor, se acuerda,
temerario, levántase, deseo,
de ver a quien me, por desdenes, pierde. Que es venturoso, si me admite, empleo,
esperanza de amor, me dice, verde,
viendo que te, desde tan lejos, veo.

jueves, marzo 08, 2007

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS:

Pasquín. El gladiador romano Pasquino era uno de los ídolos del pueblo que presenciaba las lides del Coliseo. Muchos de sus rivales cayeron para siempre bajo la estocadas de su puñal certero y la furia de sus armas invencibles, pero se trataba de una gloria efímera que no debería resistir el paso de unos pocos años después de su muerte, de modo que el gladiador seguramente jamás llegó a soñar que su nombre perduraría a través de milenios y civilizaciones.
Ocurrió, sin embargo, que a la muerte de Pasquino, el gobierno imperial erigió una estatua en su homenaje, estatua que ciertamente habría quedado olvidada en poco tiempo de no haber mediado una circunstancia inesperada. En efecto, por alguna razón que no llegó hasta nosotros, por aquella época se hizo costumbre en fijar libelos o escritos satíricos en el pedestal de la estatua de Pasquino. Con el paso de los años, el nombre de nuestro implacable gladiador se convirtió, en italiano, en sinónimo de las sátiras al poder establecido y los escritos de contestatarios. Con el desarrollo de la prensa en la época contemporánea, la palabra italiana pasquino, que llegó al español como pasquín, pasó a designar a los diarios sensacionalistas y, generalmente, calumniosos.
Alcahuete.
Esta palabra debe su origen a una costumbre medieval árabe según lacual un señor, cuando quería conquistar a una mujer casada, le enviaba al marido un caballo de regalo con el fin de ganar su simpatía y poder así aproximarse a la mujer deseada.
Lo hacía mediante un mensajero al que llamaban al-qawwad, que cabalgaba con la misión de entregar el animal al marido.
No ha llegado hasta nosotros ninguna información que permita saber si tan insólita estrategia galante fue algún día adoptada por los españoles; nos consta apenas que el vocablo árabe llegó a nuestra lengua como alcahuete para designar a la persona que concierta, encubre o facilita encuentros amorosos, generalmente ilícitos.
Por extensión, la palabra se usa también para designar a aquellos que sirven, voluntariamente o no, para encubrir algo que se desea ocultar.
En el Río de la Plata, se llama alcahuete al que delata a sus compañeros para congraciarse con sus superiores o con las autoridades.
Es palabra antigua, registrada en nuestra lengua desde 1251 y que, por cierto, ya aparecía en el Quijote, en este diálogo del capítulo XXII:
Así es —replicó el galeote—; y la culpa por que le dieron esta pena es por haber sido corredor de oreja, y aun de todo el cuerpo. En efecto, quiero decir que este caballero va por alcahuete, y por tener asimesmo sus puntas y collar de hechicero.
Payaso.
Uno de los personajes tradicionales de la commedia italiana era una especie de bufón, que vestía ropas estrafalarias confeccionadas con la tela burda que se usaba para recubrir los colchones de paja. Por esa razón, se le llamó pagliaccio, palabra formada a partir del italiano paglia (paja), derivado del latín paleae, palearum.
En francés, en la segunda mitad del siglo XVIII se llamaba a este personaje paillasse, una antigua palabra que cinco siglos antes había significado ‘bolsa de paja’.
En castellano, la palabra payaso aparece registrada en 1884 en un poema de Manuel Breton de los Herreros:
Otro con importunas contorsines Cual payaso en grotesca pantomima Piensa mover del pueblo las pasiones. Pero ya figuraba en el Diccionario de la Academia desde la edición de 1817, como ‘el que en los volatines y fiestas semejantes hace el papel de gracioso, con ademanes, trages y gestos ridículos’ (Ortografía no actualizada).

EL SOLECISMO.

La palabra proviene del latín soloecismos, que se formó a partir del griego soloikismós (falta a las reglas del idioma), palabra derivada de soloikos (que habla en forma incorrecta). Soloikos tomó su nombre de la colonia ateniense de Soloi, en Cilicia, donde se hablaba un griego que en Atenas era considerado como ‘corrompido’, probablemente debido a la presencia de numerosos metecos (habitantes de origen extranjero, sin derecho a la ciudadanía).
Construcción anómala de la frase que llega a romper la gramaticalidad normativa de la misma, por lo general por haber cambiado el que pronuncia o escribe de idea a mitad de su desarrollo. Caracteriza el estilo de los iletrados o faltos de instrucción, o el de quienes quieren pasar por tales, como Santa Teresa de Jesús.
El solecismo consiste sólo en un mal uso del lenguaje, que hace incurrir en impropiedad sintáctica o semántica, y de esa manera, para atacar el castellano afrancesado de su tiempo,
Tomás de Iriarte hace reprochar a su castiza cotorra por su loro: “Vos no sois que una purista”:
¿Y su padre de usted no tendré el gusto de verle antes de marcharme? Jacinto Benavente, La farándula. Balones para niños de goma (Anuncio en una tienda de juguetes).
Larra se burló en El café del apresuramiento de los periódicos, que aún hoy incurren en estos defectos de mala gramática:Ç
Podía haber criticado al señor diarista el no pasar la vista por los anuncios que le dan, para redactarlos de modo que no hagan reír, como cuando nos dice que se venden “zapatos para muchachos rusos” “pantalones para hombres lisos”, “escarpines de mujer de cabra” y “elásticas de hombre de algodón”. Cuando anuncia que el sombrerero Fulano de Tal, deseando acabar cuanto antes con su corta existencia, se propone dar sus sombreros más baratos; que “una señora viuda quisiera entrar en una casa en clase de doncella, y que sabe todo lo perteneciente a este estado”...

miércoles, marzo 07, 2007

RECURSOS ESTILÍSTICOS SINTÁCTICOS.

Concatenación o conduplicación. Figura que consiste en empezar una cláusula con la voz o expresión final de la cláusula anterior de forma que se encadenen en serie varias de ellas:
Y así como suele decirse el gato al rato,
el rato a la cuerda, la cuerda al palo,
daba el arriero a Sancho,
Sancho a la moza, la moza a él,
el ventero a la moza y
todos menudeaban con tanta priesa
que no se daban punto de reposo…, Cervantes, El Quijote I.
Mal te perdonarán a ti las horas,
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años. Luis de Góngora.
No hay criatura sin amor,
ni amor sin celos perfecto,
ni celos libres de engaños,
ni engaños sin fundamento. Ventura Ruiz Aguilera.
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar. A. Machado