viernes, marzo 16, 2007

PALABRAS...

Cerveza.
Documentos sumerios datados cuatro mil años antes de Cristo muestran referencias a esta bebida fermentada hecha con granos de cereales en Mesopotamia. En Babilonia, el consumo de cerveza llegó a ser tan grande que obligó al rey Hamurabí a reglamentarlo. El código de Hamurabí tendía a proteger a los bebedores contra las maniobras de los taberneros deshonestos, lo que lo convirtió en la primera ley de defensa del consumidor de la Historia. Entre los caldeos, la cerveza era ofrecida en tributo a los dioses. Según narraciones de algunos cronistas de la Antigüedad, cuando Nabucodonosor se aburría de sus concubinas, solía matarlas ahogándolas en cerveza.
Ya en el Imperio Romano, Plinio relata que los galos llamaban cervesia a la bebida y brasce, al grano usado para fabricarla. Brasce dio origen en francés a brasseur, (fabricante de cerveza) y a brasserie (cervecería). Durante la Edad Media, los monjes fabricaban las mejores cervezas, conocidas en bajo latín como cerevisiae monacorum y elaboradas hasta hoy en algunos países europeos bajo el nombre de «cervezas de abadía». La cervesia de los galos se derivaba del céltico korma y se derivó posteriormente a cervoise, nombre por el que fue conocida esta bebida durante varios siglos en francés antiguo, por lo menos desde el siglo XII. Las primeras referencias en español datan de los siglos XV, como cervesa y XVI, ya con la forma actual.El francés bière, el italiano birra, el inglés beer y el alemán Bier provienen del latín bibere (beber).
Alharaca.
En lengua árabe harakah significa ‘movimiento’, ‘agitación’, de modo que esta palabra pasó al árabe hispánico de la Edad Media con el significado de "extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración, alegría, etc." según la definición actual del Diccionario.
Y es así que la usa Amado Nervo en La lengua y la literatura (1894):
Y aun así el ventero juzga que le da harto para lo que paga. Un día llega a la venta con gran estrépito, produciendo un escándalo y una alharaca inconcebibles en la modorra y el sosiego insípido y pertinaz del campo, un pobre loco de los contornos.
Arcano.
La literatura nos presenta numerosos ejemplos de secretos que permanecen escondidos durantes décadas en misteriosos cofres cerrados cuya llave está al alcance de muy pocas personas. Esta noción estaba muy extendida ya en tiempos del Imperio Romano, cuando la idea de secreto se vinculaba con la de arca o cofre, lo que dio lugar al surgimiento del sustantivo arcanus, -a, -um, que llegaría a nuestra lengua como arcano, sinónimo de ‘secreto’ u ‘oculto’. Tito Livio decía arcana concilia (designios ocultos) y Virgilio, arcana fata (misteriosos destinos). Un ejemplo del uso de arcano en español nos lo da Francisco Javier Clavijero, en su Historia antigua de México (1732):
Las que se hacían para adorno de los palacios eran perfectas; pero en otras, que contenían un sentido arcano, se veían ciertos caracteres y algunas figuras monstruosas y horribles.
El vocablo fue recogido por el Diccionario de la Academia Española desde su primera edición, de 1726.

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