martes, marzo 31, 2009

Dudas: bueno - mejor - más bueno - óptimo...

Bueno -na.

1. ‘De carácter apacible y bondadoso’: «Pascual era un chico bueno» (Palou Carne [Esp. 1975]); ‘gustoso o apetecible’: «La paella, para que salga buena, tiene que contener un poco de arroz “socarrat”» (Vergara Comer [Esp. 1981]); ‘[persona o cosa] de calidad, que reúne todas las condiciones exigibles para cumplir bien su función’: «Se piensa que el buen escritor hace una buena novela» (Umbral Mortal [Esp. 1975]); ‘sano’: «Cuando yo llegaba a ver al enfermo, me dice que ya está bueno» (Fisas Historias [Esp. 1983]); y ‘conveniente’: «Estar siempre encerrado no es bueno» (Gamboa Páginas [Col. 1998]). Se apocopa siempre en la forma buen cuando precede a un sustantivo masculino singular, aunque entre ambos se interponga otra palabra: mi buen amigo, un buen primer libro. No se apocopa, sin embargo, cuando lo que se interpone entre el adjetivo y el sustantivo es la preposición de: el bueno de Pedro. La apócope es opcional si bueno aparece antepuesto y coordinado con otro adjetivo: «Con qué gusto encontraba a mi bueno y viejo compañero del primer arreo» (Güiraldes Segundo [Arg. 1926]); «Dalmau le ha hecho a Franco un buen y último servicio» (Umbral Leyenda [Esp. 1991]).

2. Existen dos formas para el comparativo de bueno:

a) mejor. Procede del comparativo latino melior y se usa en todos los significados de bueno antes referidos, aunque en los sentidos de ‘bondadoso’ y de ‘gustoso o apetecible’ se emplea con preferencia más bueno: «A la iglesia se viene a rezar, a pedir a Dios ser mejor, para poder dar más» (Santander Milagro [Méx. 1984]); «Las almejas [a la] marinera estarían mejor sin tanto tomate y ajo» (Vergara Comer [Esp. 1981]); «Tal vez tengan una casa mejor, un coche mejor y mejores camisas, pero dentro de esas camisas está el mismo hombre que usaba ropa de peor calidad unos años atrás» (Cappa Intimidad [Arg. 1996]); «Claro que siempre es mejor ser un pirata que un asesino» (Cebrián Rusa [Esp. 1986]). El segundo término de comparación debe ir introducido por la conjunción que: «Su mujer no era mejor que yo» (Millás Mujeres [Esp. 2002]); o por la preposición de, si se trata de una oración de relativo sin antecedente expreso que denota, no una entidad distinta, sino grado o cantidad en relación con la magnitud que se compara: «La droga se ha disuelto mejor de lo que esperaba» (Martínez Vuelo [Arg. 2002]). En ninguno de estos casos debe emplearse la preposición a para introducir el término de comparación: «El futuro, pues, será otro y mejor a aquel que imaginó el asturiano valiente» (Mundo [Esp.] 19.7.96); debió decirse mejor que aquel que imaginó.

Puesto que es de por sí una forma comparativa, es incompatible su uso con otras marcas de grado como más: «Yo calculé la dignidad de mi ajuste y me largué. Es más mejor así» (Prada Hora [Méx. 1979]).

Admite la anteposición del intensificador mucho: «Sería mucho mejor que te suspendieran» (ASantos Vis [Esp. 1992]); pero no de muy: «Los conocimientos y el buen gusto de aquellos españoles musulmanes [...] hicieron posible que [...] este [el vino] fuera abundantísimo y [...] de muy mejor calidad» (Plasencia/Villalón Vinos [Esp. 1994]); debió decirse mucha mejor calidad.

b) más bueno. Se emplea con preferencia a mejor para formar el comparativo de bueno en el sentido de ‘bondadoso’: «Nunca he conocido a nadie más bueno que él» (Valladares Esperanza [Cuba 1985]). También es correcto su empleo para formar el comparativo de bueno en el sentido de ‘gustoso o apetecible’: «Algunas personas piensan que, cocidos [los garbanzos] en la misma agua del remojo, salen más buenos» (Domingo Sabor [Esp. 1992]).

3. Además de muy bueno, existen otras tres formas correctas para el superlativo de bueno:

a) buenísimo. Superlativo regular, formado sobre el adjetivo español bueno + el sufijo superlativo –ísimo: «Conmigo siempre ha sido buenísimo» (Benedetti Primavera [Ur. 1982]); «Es una idea buenísima y original» (AMillán Guardapolvo [Esp. 1990]). Es hoy forma mucho más usada que bonísimo.

b) bonísimo. Superlativo irregular, formado con la raíz del adjetivo latino bonus + el sufijo superlativo -ísimo: «A esta Basi la temo, es bonísima, pero se enrolla como una persiana» (MtnGaite Fragmentos [Esp. 1976]); «Ella me enseñó a hacer el cordero con patatas al horno, que es bonísimo» (Castro/Alcántara/Colón Cocina [R. Dom. 1996]). Esta forma está cayendo en desuso y hoy se prefiere buenísimo.

c) óptimo. Forma procedente del superlativo latino optimus, que significa ‘bueno en grado sumo’: «Reunía [el local] condiciones óptimas para la perpetración de un atraco» (Tomás Orilla [Esp. 1984]); «Continuaron [...] siendo óptimos monteros» (Donoso Casa [Chile 1978]). Se usa casi exclusivamente en la lengua escrita.

Ninguna de estas tres formas admite marcas de grado, puesto que son de por sí superlativas; por tanto, es incorrecto su empleo en combinación con muy, más, menos o tan: muy buenísimo, más buenísimo, menos buenísimo, tan buenísimo, muy óptimo, más óptimo, menos óptimo, tan óptimo.

4. buen mozo, buena moza. ‘Guapo, de buena presencia’: «No era feo ni buen mozo, gordo ni flaco» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]); «Yo era una buena moza en mis tiempos» (Azancot Amores [Esp. 1980]). En países como Chile, Colombia, Venezuela y el Perú es frecuente su escritura en una sola palabra: «Era un moreno alegre y buenmozo» (Allende Eva [Chile 1987]); « ¿Cómo se va a ir sola en un barco una mujer buenamoza y casada?» (Herrera Casa [Ven. 1985]). En plural es buenos mozos (o buenosmozos) y buenas mozas (o buenasmozas): «Allen usurpaba el tranco de las más buenas mozas para decirles algo» (Dolina Ángel [Arg. 1993]); «Abundan los programas y anuncios sobre la existencia de [...] “jóvenes buenosmozos” para el consuelo de una “dama”» (Sandner Sida [Ven. 1990]).

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Diccionario Real Academia Española.

Dudas: cuanto más.

Cuanto más.

Más: Adverbio comparativo que denota superioridad. Es palabra tónica, por lo que debe escribirse con tilde, a diferencia de la conjunción átona de sentido adversativo mas.

a) Si más va seguido de un sustantivo, cuanto debe concordar con él en género y número:

«Cuanta más razón tienen, más lata dan» (Schwartz Conspiración [Esp. 1982])

«Cuantas más verdades tiene para decir, peor escribe» (Piglia Respiración [Arg. 1980]). No debe prescindirse de cuanto: Más razón tienen, más lata dan. Si lo que sigue a más es un adjetivo, cuanto permanece invariable: «El hombre es sólo madera, cuanto más recia mejor» (Sampedro Sonrisa [Esp. 1985]); y no cuanta más recia mejor. Mientras más es variante coloquial aceptable de cuanto más: «Mientras más franqueza haya entre nosotros, mejor nos entenderemos» (Martínez Evita [Arg. 1995]); «Mientras más rápida sea la respiración, menos durará el acto» (Gala Durmientes [Esp. 1994]). Con la excepción de México y el área centroamericana, donde es normal entre hablantes de todos los niveles, la norma culta general rechaza el uso de entre más por cuanto más: «Entre más vieja estoy menos entiendo la vida» (Elizondo Setenta [Méx. 1987]). No es aceptable el uso de contra más en lugar de cuanto más: «Contra más vieja, más loca» (Quiñones Noches [Esp. 1979]).

b) Cuanto más es también una locución adverbial que significa ‘con mayor motivo’: «Son capaces de matar a su padre. Cuanto más a un vecino» (Mundo [Esp.] 25.4.94). No es propio del habla culta el uso de cuanto ni más: «¿Cómo no va a saber curarse, cuanto ni más si no le duele nada?» (Berlanga Gaznápira [Esp. 1984]). No debe confundirse con la locución cuando más..

c) Deben evitarse las deformaciones populares cuantimás, contimás y contrimás: «No tiene piedad ni para él mismo, cuantimás para nadie» (Montaño Andanzas [Méx. 1995]); «No sabe ni freír un huevo, contimás hacer hallacas» (Morón Gallo [Ven. 1986]); «Y contrimás decía que no, peor me ponía» (Quiñones Noches [Esp. 1979]).

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Diccionario Real Academia Española.

lunes, marzo 30, 2009

Dudas: frente - al frente - enfrente - frente a...

Frente.

Sustantivo que, en el español actual, es femenino cuando significa ‘parte superior de la cara’: Me dio un beso en la frente; y masculino cuando significa ‘parte anterior de algo’: El frente del templo estaba plagado de inscripciones; ‘primera línea de combate’: La vida era muy dura en el frente; ‘zona de contacto de dos masas de aire’: Se acerca un frente frío por el oeste; y ‘coalición de partidos u organizaciones con un objetivo común’: Los partidos de oposición formaron un frente contra el Gobierno.

Enfrente.

Adverbio de lugar que significa ‘a o en la parte opuesta’. Puede usarse con verbos de movimiento o de estado: «Llévelos enfrente con los demás» (Campos Carne [Méx. 1982]); «Ha de abandonar su celda corriendo [...], por el corredor que hay enfrente de su puerta» (Sastre Análisis [Esp. 1979]). Suele llevar un complemento con de que expresa el término de referencia. Es también válido el uso de la locución adverbial en frente, escrita en dos palabras: «Darío se para en frente de ella» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); pero hoy es mayoritario y preferible el empleo de la grafía simple. En amplias zonas de América, se usa también, con este sentido, la locución al frente.

Por su condición de adverbio, no se considera correcto su uso con posesivos: enfrente mío, enfrente suyo, etc. (debe decirse enfrente de mí, enfrente de él, etc.).

Al frente.

En el español general, ‘hacia delante’: «Yo sonreía levemente mirando al frente» (Puértolas Noche [Esp. 1989]); o ‘en la parte delantera o a la cabeza’, caso en que suele llevar un complemento con de: «El general se puso al frente de sus tropas» (Velasco Regina [Méx. 1987]); «Adrián estaba al frente de las operaciones» (Andrade Dios [Arg. 1993]). En algunos países americanos se usa con el sentido de ‘enfrente, en la parte opuesta’: «Sentaron a mi hermana Maud al frente de la Ruby y Gustavo» (Donoso Elefantes [Chile 1995]); «En cuanto los niños se acomodan al frente de los televisores, [...] hace sus quehaceres» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); «Se fue a visitar a Imelda Moraúr, que vive al frente de su casa» (Morón Gallo [Ven. 1986]).

Frente a.

‘Enfrente de’: «Clarita se sienta frente a su tío» (Corrieri Fuera [Cuba 1978]); y ‘ante’: «Se sintió indefenso y desprevenido frente a lo que parecía ser una gratuita barbarie» (CBonald Noche [Esp. 1981]).

Frente a frente.

Referido a personas, ‘cara a cara’: «Se quedan un instante mirándose frente a frente» (Gala Petra [Esp. 1980]). También se emplea con el sentido de ‘exactamente enfrente’, caso en el que suele ir seguida de un complemento con de: «Frente a frente de los balcones de mi prima había un palacio» (GmzSerna Automoribundia [Esp. 1948]). A veces se usa la preposición a para introducir este complemento: «Se situó frente a frente al hombre fornido» (Belli Mujer [Nic. 1992]).

Frente por frente.

‘Exactamente enfrente una cosa de otra’. Suele llevar un complemento introducido por de: «Las conseguía [...] en una farmacia pequeñita frente por frente de su casa» (Pombo Metro [Esp. 1990]); a veces se usa la preposición a: «Le pedía al chofer que la soltara allí mismito, frente por frente a la entrada de la casa» (Vega Crónicas [P. Rico 1991]). Con este sentido puede emplearse también la locución frente a frente. Pero no debe usarse frente por frente con el sentido de ‘cara a cara’: «Más tarde se encontró en Puerto Rico, frente por frente con el General Cipriano Castro» (Herrera Casa [Ven. 1985]); debió decirse frente a frente.

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DICCIONARIO REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

jueves, marzo 26, 2009

27 de marzo Día Mundial del Teatro.


PASION EN LAS TABLAS
Radialistas.net

SPOT 01

¿Quién ha dicho que el teatro desaparecerá?

Si el teatro siempre ha sido, siempre es y lo será, un encuentro de personas con su misma humanidad.

¡Hay quien dijo que la tele pronto lo suplantaría!

¡Y que el cine majestuoso lo desaparecería!

¡Es mentira, no ha cesado, nunca se podrá cambiar!

Alegrías y tristezas se te manifestarán.

Es por esto que el teatro siempre ha sido y lo será la forma de ver el mundo en una sala comunal.

SPOT 02.

El teatro es tan antiguo, como la humanidad entera.

Desde el origen del mundo, desde que el hombre existiera,

se ha ideado alguna forma de representar sus mitos.

Y en un círculo cerrado para profesar sus ritos danza el hombre primitivo, sin dejarnos manuscritos.

LOCUTOR 27 de marzo, Día Mundial del Teatro.

SPOT 03.

El teatro es claramente una forma de expresión

y ha cambiado con los años hasta verlo como es hoy.

Hay comedias, hay tragedias, drama farsa y musical.

Muestra épocas y vidas, hasta formas de pensar. ¡Cómo va cambiando el mundo, cómo va a evolucionar!

LOCUTOR 27 de marzo, Día Mundial del Teatro.

SPOT 04.

¿Quién en su vida no ha hecho una obra teatral?

Por pequeña que haya sido, te ha tocado interpretar de ovejita, de arbolito… Anda, dime la verdad.

¡Que has jugado a los doctores o si no, a papá y mamá!

De tal manera que a todos nos gusta representar,

sobre todo, porque encanta el aplauso que nos dan.

LOCUTOR 27 de marzo, Día Mundial del Teatro.

miércoles, marzo 25, 2009

Dudas: tentar.

Tentar (se).

1. ‘Palpar (se)’, ‘inducir [a alguien] a hacer algo que no debe’ y, dicho de una cosa, ‘resultar apetecible o atrayente [para alguien]’. Verbo irregular: se conjuga como acertar, esto es, diptongan las formas cuya raíz es tónica (tiento, tientas, etc.), pero no aquellas cuya raíz es átona (tentamos, tentáis, etc.). Son, por tanto, incorrectas las formas sin diptongo cuando la raíz es tónica: tento, tentas, etc.

2. Cuando significa ‘inducir’, el complemento directo es siempre, directa o indirectamente, de persona, por lo que debe ir introducido por a: «El auge de la zona tentó a varias tiendas especializadas» (Dios Miami [Arg. 1999]). Es frecuente que, además, lleve un complemento con a o para, que expresa la acción a la que se induce a la persona tentada: «El único papel que podría tentar a la Garbo a volver [...] era el de Úrsula» (Expreso [Perú] 22.4.90); «La TV estatal de Italia lo tentó para encabezar un teleteatro» (Clarín [Arg.] 11.1.97).

3. Estar tentado, sentirse tentado, verse tentado.

Estas construcciones suelen ir seguidas de un infinitivo introducido por de: «Le confieso que estuve tentado de hacerlo, pero pesó más el razonamiento que la tentación» (TBallester Filomeno [Esp. 1988]); «Me sentía tentada de alcanzarle la valija» (Lynch Dedos [Arg. 1977]); «Se vio tentado de acudir a su casa para demostrarle que la comprendía» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]). Menos recomendable, aunque también válido, es el uso de la preposición a, más normal con los verbos sentirse o verse que con estar: «Me sentí tentado a obedecerle» (Rojas Hidalgo [Esp. 1980]); «La mejor manera de mantenerme en silencio sin aburrirme ni verme tentado a hacer ruido o hablarle fue asomarme al balcón» (Marías Corazón [Esp. 1992]).

4. Tentar a la suerte.

‘Arriesgarse de forma temeraria’: «Ahora le aterra moverse. Ha tentado a la suerte más de lo que debía» (Martínez Perón [Arg. 1989]). Es incorrecto suprimir la preposición a en esta locución: «Al psicópata le gustaba tentar la suerte, burlarse de sus perseguidores» (Abc [Esp.] 22.9.97).

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DICCIONARIO REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.

martes, marzo 24, 2009

¿Qué es el Seol?

Seol.

She'ol, en la cultura hebrea, es la sepultura común de la humanidad, una especie de infierno al que van a parar justos e injustos; no se refiere a una sepultura individual (heb. qé·ver, Jue 16:31; qevu·ráh, Gé 35:20) ni a una tumba individual (heb. ga·dhísch, Job 21:32).

Etimología.

Aunque se han propuesto muchas teorías para explicar el origen de la palabra hebrea sche'óhl, al parecer se deriva del verbo hebreo scha-'ál, que significa "pedir, solicitar". Según Samuel Pike, el she'ol es un recinto común o región de los muertos; deriva su nombre de la insaciabilidad de la sepultura, como si siempre estuviese pidiendo o reclamando más. Esto, al parecer, da la idea de que el she'ol es un lugar (no una condición) que reclama a todos sin hacer distinción, ya que acoge en su interior a los muertos de la humanidad. (Gé 37:35, nota; Pr 30:15, 16.)

No existe ninguna palabra en español que transmita con exactitud el mismo sentido que el término hebreo sche’óhl. La Collier’s Encyclopedia (1986, vol. 12, pág. 28) comenta sobre el empleo de la palabra “infierno” en la traducción bíblica: «Puesto que el Seol de los tiempos veterotestamentarios se refería simplemente a la morada de los muertos sin indicar distinciones morales, la palabra infierno, según se entiende hoy día, no es una traducción idónea». Un buen número de versiones castellanas transliteran la palabra al español (“Seol” u otras formas parecidas) con una mayor o menor uniformidad (BAS, BJ, CB, CI, EMN, FS, Ga, NC, NM, SA, Val).

Características generales.

La Encyclopædia Britannica (edición 1971, vol. 11, pág. 276) comenta con respecto a she'ol: «El She'ol estaba situado en alguna parte debajo de la tierra. [...] La condición de los muertos no era ni de dolor ni de placer. Tampoco se asociaba con el She'ol la recompensa para los justos ni el castigo para los inicuos. Lo mismo buenos que malos, tiranos que santos, reyes que huérfanos, israelitas que gentiles, todos dormían juntos sin conciencia los unos de los otros».

Mientras que la enseñanza griega de la inmortalidad del alma humana se infiltró en el pensamiento religioso judío en siglos posteriores, el registro bíblico muestra que She'ol se refiere a la sepultura común de la humanidad como un lugar de inconsciencia. (Ec 9:4-6, 10.) Los que están allí ni alaban ni mencionan a Dios. (Sl 6:4, 5; Isa 38:17-19.) Sin embargo, no se puede decir que simplemente representa un estado de separación de Dios; según las Escrituras, tal enseñanza es insostenible, pues muestran que el She'ol está enfrente de Él y que Dios está allí. (Pr 15:11; Sl 139:7, 8; Am 9:1, 2.) Por esta razón, cuando Job anhelaba que se le liberase de su sufrimiento, para poder ir al SShe'ol, y pidió además que más tarde Yahveh lo recordara y lo llamara de allí. (Job 14:12-15.)

Su empleo en la Biblia.

Esta palabra hebrea, sche'óhl, aparece 65 veces en el texto masorético. Las versiones, como la Torres Amat o Reina-Valera (1909), la traducen, a veces con añadidos en bastardillas, como: infierno, sepulcro, mortuorias, profundo, a punto de morir, abismo, etc. En la Versión Valera de 1909, sche’óhl se traduce “infierno” 11 veces; “sepulcro”, 30 veces; “sepultura”, 13 veces; “abismo”, 3 veces; “profundo”, 4 veces; “huesa”, 2 veces; “fosa”, 2 veces, y “hoyo”, 1 vez. Además, en Isaías 7:11, el texto hebreo leía originalmente sche’óhl, y se tradujo “Hades” en las antiguas versiones griegas de Aquila, Símaco y Teodoción, e “infierno”, en algunas versiones castellanas (BR, Scío, TA; véase NM, nota).

Interpretaciones.

En vista de que She'ol es traducida como infierno, han surgido controversias sobre cual es su significado real. He aquí algunas interpretaciones:

  • Es un lugar de inconsciencia donde van buenos y malos (Véase Eclesiastés cap. 9:4-6,10).
  • Los que están en el Sheol no alaban ni mencionan a Dios (Véase Salmos Cap. 6 versos 4-5).
  • No significa un estado de separación de Dios (Véase Salmos cap. 139 versos 7 y 8).
  • Dios puede sacar del Sheol a las personas que se encuentren allí (Véase Job 14, 12-15).

Brynmor F. Price y Eugene A. Nida comentan sobre la palabra “She'ol”: La palabra aparece con frecuencia en los Salmos y el libro de Job para referirse al lugar al que van a parar todos los muertos. Se representa como un lugar oscuro, en el que no existe ninguna actividad propiamente dicha. No se hace en él ninguna distinción moral, por lo que ‘infierno’ [DK; Mod; Val, 1868] no es una traducción apropiada, pues implica un contraste con el ‘cielo’ como morada de los justos que han muerto. En cierto sentido, hablar de ‘la sepultura’ de manera genérica es un equivalente aproximado, con la salvedad de que Seol es una sepultura común en la que se hallan todos los muertos. [...] En vista de que Jonás se hallaba atrapado en el interior del pez, puede que en este pasaje [Jonás 2:2] se haya considerado apropiado el uso de esta metáfora en particular.

Por todas las Escrituras inspiradas se asocia continuamente al She'ol con la muerte y no con la vida. (1Sa 2:6; 2Sa 22:6; Sl 18:4, 5; 49:7-10, 14, 15; 88:2-6; 89:48; Isa 28:15-18; compárese también Sl 116:3, 7-10 con 2Co 4:13, 14.) Se habla del She'ol como una “tierra de oscuridad” (Job 10:21) y un lugar de silencio. (Sl 115:17.) Parece ser que Abel fue el primero en ir allí.

En el día del Pentecostés de 33 E.C., el apóstol Pedro citó del Salmo 16:10 y lo aplicó a Cristo Jesús. Cuando Lucas citó las palabras de Pedro, utilizó la palabra griega hái·dēs, mostrando con ello que el Seol y el Hades se refieren a la misma cosa, la sepultura común de la humanidad. (Hch 2:25-27, 29-32.) Durante el reinado de mil años de Jesucristo, el Seol, o Hades, será vaciado y destruido, ya que se resucitará a todos los que se hallen en él. (Rev 20:13, 14)

Fuente

WIKIPEDIA

viernes, marzo 20, 2009

Se escriben con letra inicial mayúscula.

Uso de las mayúsculas (apartado 4)

4. Uso de mayúscula inicial independientemente de la puntuación. Se escriben con letra inicial mayúscula todos los nombres propios y también los comunes que, en un contexto dado o en virtud de determinados fenómenos (como, por ejemplo, la antonomasia), funcionan con valor de tales, es decir, cuando designan seres o realidades únicas y su función principal es la identificativa. En otras ocasiones, la mayúscula responde a otros factores, como la necesidad de distinguir entre sentidos diversos de una misma palabra (mayúscula diacrítica), o a razones expresivas o de respeto (mayúscula de respeto). Se escriben con inicial mayúscula las palabras siguientes:

4.1. Los nombres propios de persona, animal y cosa singularizada: Beatriz, Platero, Tizona (espada del Cid).

4.2. Los nombres de divinidades: Dios, Jehová, Alá, Afrodita, Júpiter, Amón.

4.3. Los apellidos: Jiménez, García, Mendoza. Si un apellido español comienza por preposición, o por preposición y artículo, estos se escriben con minúscula cuando acompañan al nombre de pila (Juan de Ávalos, Pedro de la Calle); pero si se omite el nombre de pila, la preposición debe escribirse con mayúscula (señor De Ávalos, De la Calle). Si el apellido no lleva preposición, sino solamente artículo, este se escribe siempre con mayúscula, independientemente de que se anteponga o no el nombre de pila (Antonio La Orden, señor La Orden). También se escriben con mayúscula los nombres de las dinastías derivados de un apellido: los Borbones, los Austrias, salvo que se utilicen como adjetivos, caso en el que se escriben con minúscula: los reyes borbones. Por otra parte, deben conservar la mayúscula los apellidos de autores (a veces acompañados también del nombre de pila) cuando designan sus obras: «Incendiaron la iglesia, y con ella las tres joyas pictóricas un Goya [...], un Bayeu [...] y un José del Castillo» (Laín Descargo [Esp. 1976]).

4.4. Los sobrenombres, apodos y seudónimos: Manuel Benítez, el Cordobés; José Nemesio, alias el Chino; Alfonso X el Sabio; el Libertador; el Greco; el Pobrecito Hablador (seudónimo del escritor Mariano José de Larra). El artículo que antecede a los seudónimos, apodos y sobrenombres, tanto si estos acompañan al nombre propio como si lo sustituyen, debe escribirse con minúscula: Ayer el Cordobés realizó una estupenda faena; por lo tanto, si el artículo va precedido de las preposiciones a o de, forma con ellas las contracciones al y del : Me gusta mucho este cuadro del Greco (no de El Greco); El pueblo llano adoraba al Tempranillo (no a El Tempranillo).

4.5. Los nombres comunes que, por antonomasia, se utilizan para designar a una persona en lugar del nombre propio: el Mantuano (por Virgilio), el Sabio (por Salomón), el Magnánimo (por el rey Alfonso V), así como los que se refieren, también por antonomasia, a Dios, a Jesucristo o a la Virgen: el Creador, el Todopoderoso, el Mesías, el Salvador, la Purísima, la Inmaculada.

4.6. Los nombres abstractos personificados, utilizados alegóricamente: la Muerte, la Esperanza, el Mal.

4.7. Los nombres propios geográficos (continentes, países, ciudades, comarcas, mares, ríos, etc.): América, África, Italia, Canadá, Toledo, Lima, las Alpujarras, la Rioja (comarca), la Mancha (comarca), el Adriático, el Mediterráneo, el Orinoco, el Ebro, los Andes, el Himalaya. Como se ve en los ejemplos, determinados nombres propios geográficos van necesariamente acompañados de artículo, como ocurre con las comarcas, los mares, los ríos y las montañas. En otros casos, como ocurre con determinados países, el uso del artículo es opcional: Perú o el Perú. El artículo, en todos estos casos, debe escribirse con minúscula, porque no forma parte del nombre propio. Pero cuando el nombre oficial de un país, una comunidad autónoma, una provincia o una ciudad lleve incorporado el artículo, este debe escribirse con mayúscula: El Salvador, La Rioja (comunidad autónoma), Castilla-La Mancha (comunidad autónoma), La Pampa, La Habana, Las Palmas. Cuando el artículo forma parte del nombre propio no se realiza en la escritura la amalgama con las preposiciones de o a: Mi padre acaba de regresar de El Cairo (no del Cairo); Este verano iremos a El Salvador (no al Salvador).

Los nombres comunes genéricos que acompañan a los nombres propios geográficos (ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera, cabo, golfo, estrecho, etc.) deben escribirse con minúscula: la ciudad de Panamá, el río Ebro, la sierra de Gredos, la cordillera de los Andes, el cabo de Hornos. Solo si el nombre genérico forma parte del nombre propio, se escribe con mayúscula inicial: Ciudad Real, Río de la Plata, Sierra Nevada, los Picos de Europa. También se escriben con inicial mayúscula algunos de estos nombres genéricos cuando, por antonomasia, designan un lugar único y, por lo tanto, funcionan a modo de nombre propio. Estas antonomasias están lógicamente limitadas en su uso a la comunidad de hablantes que comparten una misma geografía, para los que la identificación de la referencia es inequívoca, como ocurre, por ejemplo, entre los chilenos, con la Cordillera (por la cordillera de los Andes) o, entre los españoles, con la Península (por el territorio peninsular español) o el Estrecho (por el estrecho de Gibraltar). El hecho de escribir Península Ibérica con mayúsculas se debe a que con esta expresión nos referimos a una entidad de carácter histórico-político, y no a un mero accidente geográfico.

4.8. Las designaciones que, por antonomasia, tienen algunos topónimos y que se usan como alternativa estilística a su nombre oficial: el Nuevo Mundo (por América), la Ciudad Eterna (por Roma).

4.9. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de determinadas zonas geográficas, que generalmente abarcan distintos países, pero que se conciben como áreas geopolíticas con características comunes: Occidente, Oriente Medio, Cono Sur, Hispanoamérica, el Magreb.

4.10. Los nombres de vías y espacios urbanos. Al igual que en el caso de los nombres geográficos, solo el nombre propio debe ir escrito con mayúscula, y no los nombres comunes genéricos que acompañan a este, como calle, plaza, avenida, paseo, etc., que deben escribirse con minúscula: calle (de) Alcalá, calle Mayor, plaza de España, avenida de la Ilustración, paseo de Recoletos. Sin embargo, se escribirán en mayúscula los nombres genéricos de vías o espacios urbanos procedentes del inglés: Oxford Street, Quinta Avenida, Central Park, como es usual en esa lengua.

4.11. Los nombres de galaxias, constelaciones, estrellas, planetas y satélites: la Vía Láctea, la Osa Mayor, la Estrella Polar, Venus, Ganimedes. Las palabras Sol y Luna solo suelen escribirse con mayúscula inicial en textos científicos de temática astronómica, en los que designan los respectivos astros: «Entre la esfera de fuego y la de las estrellas fijas están situadas las esferas de los distintos planetas, empezando por la esfera de la Luna y, a continuación, las esferas de Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno» (Torroja Sistemas [Esp. 1981]); pero, excepto en este tipo de textos, se escriben normalmente con minúscula: El sol lucía esplendoroso esa mañana; Entra mucho sol por la ventana; Negros nubarrones ocultaron la luna por completo; Me pongo muy nervioso cuando hay luna llena. La palabra tierra se escribe con mayúscula cuando designa el planeta: «Dios le hizo ver las estrellas jamás vistas desde la Tierra» (Fuentes Naranjo [Méx. 1993]); pero con minúscula en el resto de sus acepciones: El avión tomó tierra; Esta tierra es muy fértil; He vuelto a la tierra de mis mayores.

4.12. Los nombres de los signos del Zodiaco: Aries, Géminis, Sagitario; también los nombres alternativos que aluden a la representación iconográfica de cada signo: Balanza (por Libra), Toro (por Tauro), Carnero (por Aries), Gemelos (por Géminis), Cangrejo (por Cáncer), Pez (por Piscis), Escorpión (por Escorpio), León (por Leo), Virgen (por Virgo). Se escriben con minúscula, en cambio, cuando dejan de ser nombres propios por designar, genéricamente, a las personas nacidas bajo cada signo: Raquel es sagitario; Los géminis son muy volubles.

4.13. Los nombres de los cuatro puntos cardinales (Norte, Sur, Este, Oeste) y de los puntos del horizonte (Noroeste, Sudeste, etc.), cuando nos referimos a ellos en su significado primario, como tales puntos, o cuando forman parte de un nombre propio: La brújula señala el Norte; La nave puso rumbo al Noroeste; Corea del Norte; la Cruz del Sur. También se escriben con mayúsculas los casos de Polo Norte y Polo Sur. Sin embargo, cuando los nombres de los puntos cardinales o de los puntos del horizonte están usados en sentidos derivados y se refieren a la orientación o la dirección correspondientes, se escribirán en minúscula: el sur de Europa, el noroeste de la ciudad, el viento norte. También se escribirán en minúscula estos puntos cuando estén usados en aposición: latitud norte, hemisferio sur, rumbo nornoroeste. En el caso de las líneas imaginarias, tanto de la esfera terrestre como celeste, se recomienda el uso de la minúscula: ecuador, eclíptica, trópico de Cáncer.

4.14. Los sustantivos y adjetivos que componen el nombre de entidades, organismos, departamentos o divisiones administrativas, edificios, monumentos, establecimientos públicos, partidos políticos, etc.: el Ministerio de Hacienda, la Casa Rosada, la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes, la Real Academia de la Historia, el Instituto Caro y Cuervo, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Facultad de Medicina, el Departamento de Recursos Humanos, el Área de Gestión Administrativa, la Torre de Pisa, el Teatro Real, el Café de los Artistas, el Partido Demócrata. También se escribe con mayúscula el término que en el uso corriente nombra de forma abreviada una determinada institución o edificio: la Nacional (por la Biblioteca Nacional), el Cervantes (por el Instituto Cervantes), la Complutense (por la Universidad Complutense), el Real (por el Teatro Real).

4.15. Los nombres de los libros sagrados y sus designaciones antonomásticas: la Biblia, el Corán, el Avesta, el Talmud, la(s) Sagrada(s) Escritura(s). También los nombres de los libros de la Biblia: Génesis, Levítico, Libro de los Reyes, Hechos de los Apóstoles.

4.16. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de publicaciones periódicas o de colecciones: La Vanguardia, Nueva Revista de Filología Hispánica, Biblioteca de Autores Españoles.

4.17. La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.); el resto de las palabras que lo componen, salvo que se trate de nombres propios, deben escribirse con minúscula: Últimas tardes con Teresa, La vida es sueño, La lección de anatomía, El galo moribundo, Las cuatro estaciones, Las mañanas de la radio, Informe semanal. En el caso de los títulos abreviados con que se conocen comúnmente determinados textos literarios, el artículo que los acompaña debe escribirse con minúscula: el Quijote, el Lazarillo, la Celestina.

4.18. Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de documentos oficiales, como leyes o decretos, cuando se cita el nombre oficial completo: Real Decreto 125/1983 (pero el citado real decreto), Ley para la Ordenación General del Sistema Educativo (pero la ley de educación, la ley sálica, etc.). También se escriben con mayúscula los nombres de los documentos históricos: Edicto de Nantes, Declaración Universal de los Derechos Humanos.

4.19. Los nombres de festividades religiosas o civiles: Epifanía, Pentecostés, Navidad, Corpus, Día de la Constitución, Año Nuevo, Feria de Abril.

4.20. Las advocaciones de la Virgen: la Virgen de Guadalupe, la Virgen del Rocío. También las celebraciones o festividades a ellas dedicadas: el Rocío, el Pilar.

4.21. Los nombres de órdenes religiosas: el Carmelo, el Temple, la Merced. También se escribe con mayúscula la palabra Orden cuando acompaña al nombre propio: la Orden del Temple.

4.22. Los nombres de marcas comerciales. Las marcas comerciales son nombres propios, de forma que, utilizados específicamente para referirse a un producto de la marca, han de escribirse con mayúscula: Me gusta tanto el Cinzano como el Martini; Me he comprado un Seat; pero cuando estos nombres pasan a referirse no exclusivamente a un objeto de la marca en cuestión, sino a cualquier otro con características similares, se escriben con minúscula: Me aficioné al martini seco en mis años de estudiante (al vermú seco, de cualquier marca).

4.23. Las palabras que forman parte de la denominación oficial de premios, distinciones, certámenes y grandes acontecimientos culturales o deportivos: el Premio Cervantes, los Goya, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, la Bienal de Venecia, la Feria del Libro, los Juegos Olímpicos. Por lo que respecta a los premios, cuando nos referimos al objeto material que los representa o a la persona que los ha recibido, se utiliza la minúscula: Esa actriz ya tiene dos goyas; Ha colocado el óscar encima del televisor; Esta noche entrevistan al nobel de literatura de este año.

4.24. Los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de disciplinas científicas, cuando nos referimos a ellas como materias de estudio, y especialmente en contextos académicos (nombres de asignaturas, cátedras, facultades, etc.) o curriculares: Soy licenciado en Biología; Me he matriculado en Arquitectura; El profesor de Cálculo Numérico es extraordinario. Fuera de los contextos antes señalados, se utiliza la minúscula: La medicina ha experimentado grandes avances en los últimos años; La psicología de los niños es muy complicada. Los nombres de asignaturas que no constituyen la denominación de una disciplina científica reciben el mismo tratamiento que si se tratase del título de un libro o de una conferencia, esto es, solo la primera palabra se escribe con mayúscula: Introducción al teatro breve del siglo xvii español, Historia de los sistemas filosóficos. También se escriben con mayúscula los sustantivos y adjetivos que dan nombre a cursos, congresos, seminarios, etc: 1.er Curso de Crítica Textual, XV Congreso Mundial de Neonatología, Seminario de Industrias de la Lengua.

4.25. La primera palabra del nombre latino de las especies vegetales y animales: Pimpinella anisum, Panthera leo (los nombres científicos latinos deben escribirse, además, en cursiva). Se escriben también con mayúscula los nombres de los grupos taxonómicos zoológicos y botánicos superiores al género, cuando se usan en aposición: orden Roedores, familia Leguminosas; pero estos mismos términos se escriben con minúscula cuando se usan como adjetivos o como nombres comunes: El castor es un mamífero roedor; Hemos tenido una buena cosecha de leguminosas.

4.26. Los nombres de edades y épocas históricas, cómputos cronológicos, acontecimientos históricos y movimientos religiosos, políticos o culturales: la Edad de los Metales, la Antigüedad, la Edad Media, la Hégira, el Cisma de Occidente, la Contrarreforma, la Primera Guerra Mundial, la Revolución de los Claveles, el Renacimiento. Igualmente se escriben con mayúscula los sustantivos que dan nombre a eras y períodos geológicos: Cuaternario, Mioceno, Pleistoceno, Jurásico. El adjetivo especificador que acompaña, en estos casos, a los sustantivos Revolución e Imperio se escribe con minúscula: la Revolución francesa, el Imperio romano.

4.27. Determinados nombres comunes cuando, por antonomasia, designan una sola de las realidades de su misma clase: el Diluvio (referido al diluvio bíblico), la Reconquista (referida a la de los territorios ocupados por los musulmanes, llevada a cabo por los reinos cristianos peninsulares durante la Edad Media), el Muro (referido al que separaba en Berlín los sectores oriental y occidental).

4.28. Determinados nombres, cuando designan entidades o colectividades institucionales: la Universidad, el Estado, el Ejército, el Reino, la Marina, la Judicatura, el Gobierno. En muchos casos, esta mayúscula tiene una función diacrítica o diferenciadora, ya que permite distinguir entre acepciones distintas de una misma palabra: Iglesia (‘institución’) / iglesia (‘edificio’), Ejército (‘institución’) / ejército (‘conjunto de soldados’), Gobierno (‘conjunto de los ministros de un Estado’) / gobierno (‘acción de gobernar’). La mayúscula diacrítica afecta tanto al singular como al plural: «Europa es importante para los Gobiernos, pero sobre todo para los ciudadanos» (País [Esp.] 9.1.97).

4.29. Los nombres de conceptos religiosos como el Paraíso, el Infierno, el Purgatorio, etc., siempre que se usen en su sentido religioso originario, y no en usos derivados o metafóricos, pues, en ese caso, se escriben con minúscula: Aquella isla era un paraíso; La noche pasada fue un infierno.

4.30. En textos religiosos, suelen escribirse con mayúscula, en señal de respeto, los pronombres personales Tú, Ti, Sí, Vos, Él, Ella, referidos a Dios o a la Virgen.

4.31. Los títulos, cargos y nombres de dignidad, como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., que normalmente se escriben con minúscula, pueden aparecer en determinados casos escritos con mayúscula. Así, es frecuente, aunque no obligatorio, que estas palabras se escriban con mayúscula cuando se emplean referidas a una persona concreta, sin mención expresa de su nombre propio: El Rey inaugurará la nueva biblioteca; El Papa visitará la India en su próximo viaje. Por otra parte, por razones de respeto, los títulos de los miembros de la familia reinante en España suelen escribirse con mayúscula, aunque vayan seguidos del nombre propio de la persona que los posee, al igual que los tratamientos de don y doña a ellos referidos: el Rey Don Juan Carlos, el Príncipe Felipe, la Infanta Doña Cristina. También es costumbre particular de las leyes, decretos y documentos oficiales, por razones de solemnidad, escribir con mayúsculas las palabras de este tipo: el Rey de España, el Jefe del Estado, el Presidente del Gobierno, el Secretario de Estado de Comercio. Por último, es muy frecuente que los cargos de cierta categoría se escriban con mayúscula en el encabezamiento de las cartas dirigidas a las personas que los ocupan.

4.32. En textos de carácter publicitario, propagandístico o similar, es frecuente la aparición de mayúsculas no justificadas desde el punto de vista ortográfico, así como el fenómeno inverso, esto es, la aparición de minúsculas donde las normas prescriben la mayúscula. Estos usos expresivos o estilísticos, cuya finalidad es llamar la atención del receptor para asegurar así la eficacia del mensaje, no deben extenderse, en ningún caso, a otro tipo de escritos.

4.33. También es habitual que en textos pertenecientes a ámbitos particulares se escriban con mayúscula las palabras que designan conceptos de especial relevancia dentro de esos ámbitos. Así, por ejemplo, es normal ver escritos con mayúscula, en textos religiosos, palabras como Sacramento, Bautismo, Misa; o, en textos militares, las palabras Bandera o Patria. Estas mayúsculas, que no deben extenderse a la lengua general, obedecen únicamente a razones expresivas o de respeto.

Fuente:

DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS.

jueves, marzo 19, 2009

Dudas: de manera que.

De manera que.

Esta locución conjuntiva, seguida de un verbo en indicativo, tiene sentido consecutivo (‘así que’): «Cuando ella terminó de hablar eran casi las seis, de manera que Wilson apenas tuvo tiempo de cenar un poquito» (Vergés Cenizas [R. Dom. 1980]). Seguida de un verbo en subjuntivo, tiene sentido final (‘para que, con el fin de que’): «El aludido se rió, moviendo su cuerpo de manera que pareciese que esquivaba el dedo acusador» (Argullol Razón [Esp. 1993]). En amplias zonas de América, se emplea la locución de manera de seguida de infinitivo, con sentido final: «Se mezclan las dos substancias de manera de formar un todo homogéneo» (Tiscornia Plantas [Arg. 1991]). Es incorrecto sustituir la preposición de por a: «Cuyo objetivo no era otro que el de desviar la investigación de manera a culpar a personas inocentes» (Abc [Par.] 31.10.00). Tampoco debe decirse de manera de que, cruce de las locuciones de manera que y de manera de: «Un 80 % deberían completar sus bodegas con otr[o]s 10,7 millones de toneladas en los puertos del sur de Brasil, de manera de que el costo del flete final resulte razonable» (Nación [Arg.] 9.7.92). No es recomendable, por redundante, el uso de la fórmula de modo y manera que: «La madre y matrona tiene asegurada su protección y compañía, de modo y manera que no tiene necesidad de hacer llamada alguna» (Espéculo [Esp.] 6.03). Aunque habitual en épocas pasadas, hoy no pertenece a la lengua culta general la locución por manera que, aunque aún se documenta en algunos países de América: «Los beneficiarios del régimen se han encargado de satanizar a todos quienes no aprueban sus actos, por manera que el presidente sólo cree lo que le informan sus incondicionales» (DHoy [Ec.] 5.2.97).

Consulta aquí:

DICCIONARIO REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.

miércoles, marzo 18, 2009

Dudas: Promiscuar - promiscuo.

Promiscuar.

(De promiscuo).

‘Participar indistintamente en cosas heterogéneas u opuestas’ y ‘comer, en días de Cuaresma, carne y pescado en una misma comida’. Se acentúa preferentemente como averiguar: «Unos colores enterizos, ya claros, ya oscuros, promiscuan en irregulares ayuntamientos» (D’Ors Horas [Esp. 1923]); pero también se acepta su acentuación como actuar: «Yo promiscuo, o promiscúo, que no sé a ciencia cierta cómo se pronuncia» (PzAyala Belarmino [Esp. 1921]). Es verbo de la primera conjugación, por lo que no es correcta la forma promiscuir.

Promiscuo, cua.

(Del lat. promiscŭus).

1. adj. Mezclado confusa o indiferentemente.

2. adj. Que tiene dos sentidos o se puede usar igualmente de un modo o de otro, por ser ambos equivalentes.

3. adj. Se dice de la persona que mantiene relaciones sexuales con otras varias, así como de su comportamiento, modo de vida, etc.

CONJUGACIÓN DEL VERBO.

FORMAS NO PERSONALES

Infinitivo

promiscuar

Participio

promiscuado

Gerundio

promiscuando

INDICATIVO

SUBJUNTIVO

Presente

promiscúo o promiscuo promiscúas o promiscuas / promiscuás promiscúa o promiscua promiscuamos promiscuáis / promiscúan o promiscuan promiscúan o promiscuan

Futuro simple o Futuro

promiscuaré promiscuarás promiscuará promiscuaremos promiscuaréis / promiscuarán promiscuarán

Presente

promiscúe o promiscue promiscúes o promiscues promiscúe o promiscue promiscuemos promiscuéis / promiscúen o promiscuen promiscúen o promiscuen

Pretérito imperfecto o Copretérito

promiscuaba promiscuabas promiscuaba promiscuábamos promiscuabais / promiscuaban promiscuaban

Condicional simple o Pospretérito

promiscuaría promiscuarías promiscuaría promiscuaríamos promiscuaríais / promiscuarían promiscuarían

Pretérito imperfecto o Pretérito

promiscuara o promiscuase promiscuaras o promiscuases promiscuara o promiscuase promiscuáramos o promiscuásemos promiscuarais o promiscuaseis / promiscuaran o promiscuasen promiscuaran o promiscuasen

Pretérito perfecto simple o Pretérito

promiscué promiscuaste promiscuó promiscuamos promiscuasteis / promiscuaron promiscuaron

Futuro simple o Futuro

promiscuare promiscuares promiscuare promiscuáremos promiscuareis / promiscuaren promiscuaren

IMPERATIVO

promiscúa o promiscua (tú) / promiscuá (vos) promiscuad (vosotros) / promiscúen o promiscuen (ustedes)

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Diccionario Real Academia Española.