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sábado, mayo 28, 2011

Ingeniero - Ingeniarse. Dudas del idioma.

Ingeniar (se).

Como transitivo, ‘inventar [algo] aplicando el ingenio’ y, como pronominal, en la forma ingeniárselas o ingeniarse, ‘aplicar el ingenio para conseguir algo’. Se acentúa como anunciar. Con el último sentido indicado, lleva un complemento introducido por para: «Se las ingenió para escurrirse sin que nadie lo viera» (Excélsior [Méx.] 1.11.96); «Se ingenió para no abandonar el Buen Retiro» (Mujica Escarabajo [Arg. 1982]).

Ingeniero – Ingeniera.

‘Persona capacitada para ejercer la ingeniería’. El femenino es ingeniera: «Una sola ingeniera agrónoma argentina [...] está asesorando a estos productores» (Nación [Arg.] 27.6.92). No debe emplearse el masculino para referirse a una mujer: la ingeniero. Diga usted: la ingeniera.

Diccionario Real Academia Española.

Publicaciones relacionadas a esta entrada:

Aprendamos el significado.

Genio e ingenio.

sábado, abril 30, 2011

PANFLETO

Es el nombre de una publicación de corta extensión, de carácter agresivo y, frecuentemente, difamatorio. En el siglo XII de nuestra era, circuló en Inglaterra un breve poema de amor, anónimo, escrito en latín con el nombre Pamphilus, que se tornó enormemente popular y fue traducido al inglés como Pamphlet.

Hacia finales del siglo XIV la palabra pamphlet era usada en inglés para designar a cualquier texto de tamaño menor que los enormes libros manuscritos de aquella época, antes de la invención de la imprenta.

En siglos posteriores, el sentido del vocablo fue evolucionando hacia el moderno significado explicitado arriba, con el cual llegó al español.

María Moliner añade otra acepción: «Folleto u hoja de propaganda política o de ideas de cualquier clase». En este sentido está usada la palabra en el libro de Fernando Savater «Panfleto contra el todo», un manifiesto contra el enorme poder del Estado moderno sobre los individuos.

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lunes, marzo 30, 2009

Dudas: frente - al frente - enfrente - frente a...

Frente.

Sustantivo que, en el español actual, es femenino cuando significa ‘parte superior de la cara’: Me dio un beso en la frente; y masculino cuando significa ‘parte anterior de algo’: El frente del templo estaba plagado de inscripciones; ‘primera línea de combate’: La vida era muy dura en el frente; ‘zona de contacto de dos masas de aire’: Se acerca un frente frío por el oeste; y ‘coalición de partidos u organizaciones con un objetivo común’: Los partidos de oposición formaron un frente contra el Gobierno.

Enfrente.

Adverbio de lugar que significa ‘a o en la parte opuesta’. Puede usarse con verbos de movimiento o de estado: «Llévelos enfrente con los demás» (Campos Carne [Méx. 1982]); «Ha de abandonar su celda corriendo [...], por el corredor que hay enfrente de su puerta» (Sastre Análisis [Esp. 1979]). Suele llevar un complemento con de que expresa el término de referencia. Es también válido el uso de la locución adverbial en frente, escrita en dos palabras: «Darío se para en frente de ella» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); pero hoy es mayoritario y preferible el empleo de la grafía simple. En amplias zonas de América, se usa también, con este sentido, la locución al frente.

Por su condición de adverbio, no se considera correcto su uso con posesivos: enfrente mío, enfrente suyo, etc. (debe decirse enfrente de mí, enfrente de él, etc.).

Al frente.

En el español general, ‘hacia delante’: «Yo sonreía levemente mirando al frente» (Puértolas Noche [Esp. 1989]); o ‘en la parte delantera o a la cabeza’, caso en que suele llevar un complemento con de: «El general se puso al frente de sus tropas» (Velasco Regina [Méx. 1987]); «Adrián estaba al frente de las operaciones» (Andrade Dios [Arg. 1993]). En algunos países americanos se usa con el sentido de ‘enfrente, en la parte opuesta’: «Sentaron a mi hermana Maud al frente de la Ruby y Gustavo» (Donoso Elefantes [Chile 1995]); «En cuanto los niños se acomodan al frente de los televisores, [...] hace sus quehaceres» (Santiago Sueño [P. Rico 1996]); «Se fue a visitar a Imelda Moraúr, que vive al frente de su casa» (Morón Gallo [Ven. 1986]).

Frente a.

‘Enfrente de’: «Clarita se sienta frente a su tío» (Corrieri Fuera [Cuba 1978]); y ‘ante’: «Se sintió indefenso y desprevenido frente a lo que parecía ser una gratuita barbarie» (CBonald Noche [Esp. 1981]).

Frente a frente.

Referido a personas, ‘cara a cara’: «Se quedan un instante mirándose frente a frente» (Gala Petra [Esp. 1980]). También se emplea con el sentido de ‘exactamente enfrente’, caso en el que suele ir seguida de un complemento con de: «Frente a frente de los balcones de mi prima había un palacio» (GmzSerna Automoribundia [Esp. 1948]). A veces se usa la preposición a para introducir este complemento: «Se situó frente a frente al hombre fornido» (Belli Mujer [Nic. 1992]).

Frente por frente.

‘Exactamente enfrente una cosa de otra’. Suele llevar un complemento introducido por de: «Las conseguía [...] en una farmacia pequeñita frente por frente de su casa» (Pombo Metro [Esp. 1990]); a veces se usa la preposición a: «Le pedía al chofer que la soltara allí mismito, frente por frente a la entrada de la casa» (Vega Crónicas [P. Rico 1991]). Con este sentido puede emplearse también la locución frente a frente. Pero no debe usarse frente por frente con el sentido de ‘cara a cara’: «Más tarde se encontró en Puerto Rico, frente por frente con el General Cipriano Castro» (Herrera Casa [Ven. 1985]); debió decirse frente a frente.

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DICCIONARIO REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

miércoles, octubre 15, 2008

Origen y significado de la palabra:

Sarcófago.

Del latín sarcophagus y éste, del griego sarcophagos. Es una palabra con la que se designaba al que se alimentaba de carne: sarkós significa carne y phagos, ‘yo como’ y, en efecto, los griegos llamaban así a las personas o animales que se alimentaban de carne, es decir, a los carnívoros.

No se sabe con certeza por qué esta palabra fue adoptada para designar a los ataúdes, aunque --según una explicación de Eratóstenes (siglo III a. de C.), recogida por Plinio el Viejo-- tal denominación se dio inicialmente a ciertos féretros construidos con una piedra calcárea extremadamente porosa, dentro del cual los cadáveres se descomponían y desintegraban con rapidez. Sin embargo, no falta quien quiere ver en esta relación una huella de la necrofagia, practicada en las fases más primitivas de la evolución humana.

Estos textos han sido extraídos de los libros:

La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.

jueves, septiembre 18, 2008

Significado de la palabra:

PITIYANQUI.

Contrario a lo que muchos creen, el vocablo pitiyanqui no es nuevo ni exclusivo de estos tiempos políticos. Lo que sí resulta novedoso es el número de veces que suena en los discursos presidenciales, codeándose con otros vocablos escatológicos y altisonantes que aunque formen parte de la estrategia comunicacional del oficialismo, de ninguna manera representan ni se aproximan a la cultura y lenguaje de uso común de los venezolanos.

Aunque el Diccionario de la Real Academia Española recoge este vocablo como un venezolanismo despectivo que significa: “imitador del estadounidense”. Derivado del francés (petit) pequeño - yanqui. Es un vocablo puertorriqueño y de uso frecuente en el Caribe.

En nuestro país estuvo en boga por los años 40 y 50 en la pluma del gran Mario Briceño Iragorry con su “léxico para antinacionalistas” publicado en el año 1953 en el cual planteaba: compatriotas prestados a hacer juego a los intereses norteamericanos, en perjuicio de los sagrados intereses de Venezuela. La palabra pitiyanqui no la he inventado yo. La palabra es puertorriqueña. La acuñó el alto poeta Luis Lloréns Torres. Su origen semántico quizá tenga algo que hacer con la florida imaginación del poeta. La voz piti, como alteración del francés petit, entra en la palabra pitiminí, recogida por la Academia, y con la cual se designa el rosal de ramas trepadoras que echa rosas menudas y rizadas. Lloréns Torres, más que en las rosas, debió pensar en la actitud trepadora de los compatriotas que se rindieron al nuevo colonialismo”.

Siguiendo con la definición y uso de este vocablo el profesor Alexis Márquez nos dice:

"Pitiyanqui", que sí es voz despectiva, es de origen puertorriqueño, y es mucho más que un simple "imitador del estadounidense". El Vocabulario de Puerto Rico, de Augusto Malaret (1999), lo define como el "Nombre despectivo que se da al imitador servil y bajo de los yanquis. 'Llegó un jíbaro a San Juan / y unos cuantos pitiyanquis / lo atajaron en el Parque / queriéndolo conquistar'…" Lloréns Torres: El jíbaro". El mismo Malaret lo documenta por lo menos desde 1917, y registra también el término "pitiyanquismo", definido como "Imitación servil y baja de las costumbres y modo de ser del pueblo de los Estados Unidos".

Don Mario Briceño Iragorry aclaraba también lo siguiente con respecto al uso que él hacía de la palabra “pitiyanqui”:

“La atribución de pitiyanqui usada por mí para calificar una conducta antinacional, no implica, tampoco, bandera ni de guerra ni de odio contra el yanqui. Apenas determina una actitud de defensa de lo nuestro”…

“Bueno es recordar también que una cosa es el imperialismo del Pentágono, de la Casa Blanca y de Wall Street y otra cosa son los Estados Unidos como pueblo” (Obras Selectas de Mario Briceño-Iragorry Ed. Edime Madrid - Caracas 1966 pp 1082 a 1085)

Entonces para ser considerado un “pitiyanqui” nos aclara el profesor Alexis Márquez en el Ultimas Noticias”:

El "pitiyanqui" tiene que ser servil y bajo, rastrero, sujeto que en lo íntimo detesta la cultura propia y por eso imita la de afuera”

En la actualidad el vocablo “pitiyanqui” desempolvado o resucitado en los discursos presidenciales, se utiliza claramente con el significado de: “contrario a la revolución chavista – antiimperialista”.

sábado, junio 28, 2008

Origen y significado de la palabra:

Moral.

- Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia. || Que no pertenece al campo de los sentidos, por ser de la apreciación del entendimiento o de la conciencia. || Que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano. || Ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia.

Proviene del latín moralis –e que, de acuerdo con Cicerón, sería traducción del griego ethikós. La palabra latina se formó a partir de mos moris (costumbre, modo de vida). "O tempora, o mores!" ("¡Oh tiempo, oh costumbres!") es una conocida frase de Cicerón pronunciada durante una de sus catilinarias (Catilinam orationes 1:2).

Moral aparece en nuestra lengua por primera vez en El conde Lucanor, obra publicada en 1330, y está registrada en los diccionarios de Nebrija y de Palencia como nombre de la ciencia ética. Durante muchos años se consideró que atribuir a moral el significado de "voluntad de lucha de las tropas" era un galicismo, pero actualmente esa acepción ya está incluida en el Diccionario de la Real Academia Española. Lo mismo ocurrió hasta el siglo XIX con ‘desmoralizar’, que acabó por entrar en el Diccionario en la edición de 1884.

Por: Ricardo Soca.

jueves, junio 26, 2008

La palabra: Misterio.

Misterio - Del latín mysterium. Tomado del griego mystérion que significa secreto, algo que debe permanecer oculto, da la idea de silencio; otro término que etimológicamente se aplica a todo lo relacionado con misterio es "místico", del griego mystikós que es un adjetivo de mýstes o iniciado, por lo que mystikós es iniciático, y se relaciona con la iniciación y su doctrina.

En el sentido más exterior el misterio es de lo que no se debe hablar, aquello que está prohibido hacer conocer afuera, un segundo sentido más interior designa lo que se recibe en silencio, eso sobre lo cual no se debe discutir, porque son verdades que por su naturaleza supranatural y suprarracional, están sobre toda discusión.

Respecto de estos misterios, nadie puede dudar que fueron los símbolos del Lenguaje universal de la Teología Antigua, pues los Instructores del Mundo, a semejanza de la naturaleza, dirigían la enseñanza por la vista. Los sabios antiguos, Persas, Egipcios y Griegos, adoptaron la costumbre de rodear sus doctrinas de enigmas difíciles de interpretar, ilustrando a los hombres con símbolos y parábolas que estaban más a su alcance y conocimiento. Eran los Misterios una sucesión de símbolos y la parte oral de los mismos una explicación de su significado, en ellos se mezclaban comentarios sagrados, ideas sobre física y moral, teorías sobre la creación, alegorías sobre la naturaleza, las relaciones entre los planetas y los elementos, y sobre todo las ideas recibidas acerca de las relaciones entre Dios y los hombres.

En su origen etimológico "misterion" significa secreto, culto secreto o arcano, y en relación con el cristianismo hay que decir que las primeras comunidades también empleaban esta palabra para referirse a los sacramentos y celebraciones. En aquellos primeros siglos de cristianismo, los sacramentos, su desarrollo y celebración no están al alcance de todas las personas, son secretos de la comunidad cristiana, entonces cerrada frente al exterior. Los paganos muestran en ocasiones su desconocimiento por lo que se celebraba en las Asambleas cristianas, confundiendo la Eucaristía, por ejemplo, con un rito caníbal. Era muy lógico que dado el desconocimiento, se llamara misterio a aquellos ritos secretos.

Yendo un poco más lejos, no sólo se llama misterio por ser desconocido por los paganos, sino porque la relación íntima con Dios, celebrada en los sacramentos, les hacía palpar el misterio de la trascendencia en sus propias vidas. Así, en la primera comunidad cristiana el "gran misterio" era Jesucristo, sacramento original del Padre. Hay que decir que la palabra "misterion" griega fue traducida por los padres latinos por "sacramento", de ahí que se empleara indistintamente. Hoy no son sinónimos, pero en la antigüedad cristiana sí. Así los sacramentos, serían símbolos, fuerzas para la unidad, pero además eran secretos, depositarios del gran secreto de los iniciados en la nueva fe: Jesucristo es el Señor. Hay en todo esto un gusto y un sabor especial por lo esotérico, posiblemente por el contexto helénico que les tocó vivir.

domingo, marzo 16, 2008

Origen y significado de la palabra: Genio - ingenio.

GENIO E INGENIO.
Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables. Persona dotada de esta facultad. Índole o condición peculiar de algunas cosas. El genio de la lengua. Ser fabuloso con figura humana, que interviene en cuentos y leyendas orientales. El genio de la lámpara de Aladino.
Proviene de la palabra latina genius, que tiene la base indoeuropea gen- (producir, generar) e inicialmente significó "divinidad que vela por cada persona", pero a lo largo de los siglos su significado se extendió considerablemente. Como genio de las leyendas orientales que aparece al frotar una lámpara, se supone que sea obra traductores del siglo XVIII de las "Mil y una noches", quienes habrían sufrido la influencia del nombre de esa criatura en árabe: jinn.
La acepción más común en la actualidad es "persona de inteligencia excepcional", que fue adoptada en francés en el siglo XVII y usada en castellano ya a principios del siglo XIX, aunque sólo entró en el Diccionario de la Real Academia en 1884.
Entre los académicos latinoamericanos -tal vez los primeros en percibir la unidad básica de nuestra lengua en toda su diversidad- se hizo común desde Bello el uso de genio, para aludir a las características ínsitas de un idioma.
Ingenio aparece desde Nebrija (1495) como engeño con el sentido de "máquina de guerra" o como la habilidad de inventar "lo que de otri no aprendimos" y se entendió inicialmente como la habilidad de idear y construir máquinas de guerra. Los constructores de esas máquinas o engeños se llamaron engeñeros, de donde proviene ingeniero.
Algo semejante ocurrió en inglés, lengua en la cual las máquinas de guerra se llamaron engines y sus fabricantes, engineers (ingenieros)
Ingeniero -ra.

‘Persona capacitada para ejercer la ingeniería’. El femenino es ingeniera: «Una sola ingeniera agrónoma argentina [...] está asesorando a estos productores» (Nación [Arg.] 27.6.92).
No debe emplearse el masculino para referirse a una mujer: la ingeniero.
FUENTE:

viernes, febrero 29, 2008

Origen y significado de la palabra: Explosión - Explotar.

Explosión.
Los romanos empleaban el sustantivo explosio, -onis para nombrar el ‘acto de expulsar ruidosamente a una persona’, derivado del verbo explodere ‘expulsar ruidosamente’, casi siempre golpeando las manos.
Cicerón usó también este verbo con la denotación de ‘abuchear’, ‘rechazar’, ‘desaprobar ruidosamente’.
Explodere se derivó de plaudere (‘aplaudir’, ‘golpear’, ‘dar golpes con el pie en la danza’, ‘romper las olas al nadar’). Al anteponerle el prefijo ex- (hacia fuera), se expresa la idea de ‘golpear hacia fuera’.
Por extensión, se le atribuyó en español el sentido adicional de ‘estallar’, y hacia fines del siglo XIX, surgió en español ‘explosivo’ como nombre del artefacto que estalla.
Cabe precisar que explosión no guarda ninguna relación etimológica con explotar, que significa ‘sacar provecho de algo’ como en la expresión ‘la explotación del hombre por el hombre’.
En efecto, explotar, con la denotación de ‘hacer explosión’, fue considerado un barbarismo durante muchos años. Sin embargo a partir de 1992, el Diccionario de la Academia, impulsado por el uso cada vez más común, incluyó el significado de ‘estallar’ como segunda acepción de explotar, pero siempre remitiendo a explosionar, que es la forma etimológica tradicional.
Explotar.
El origen de esta palabra es diferente del de explosión; no hay ninguna vinculación etimológica entre ambas.
Explotar significa ‘extraer de una fuente natural la riqueza que contiene’ y también ‘utilizar en provecho propio, por lo general de un modo abusivo, las cualidades o sentimientos de una persona, de un suceso o de una circunstancia cualquiera’.
Un ejemplo del uso en este sentido lo encontramos en este texto del libro Por una Argentina mejor, de Alberto Benegas Lynch:
La explotación del hombre por el hombre, tan mentada por el marxismo e inherente al sistema liberal según la concepción socialista [...].
La palabra llegó al castellano proveniente del francés exploiter, antiguamente esploitier ‘usar, llevar a cabo, ejecutar’, derivada del sustantivo esploit (‘ventaja’, ‘ejecución’, ‘provecho’).
El vocablo francés, por su parte, apareció por primera vez en esa lengua bajo la forma espleit en la Canción de Rolando (1080), derivada del latín explicitum, participio pasivo de explicare, que no significaba solamente ‘explicar’, sino también 'desarrollar’, ‘desenmarañar’, ‘poner en claro’.

viernes, noviembre 30, 2007

PALABRAS: CÍNICO - DEMONIO.

Cínico.
Que muestra cinismo (desvergüenza). Impúdico, procaz. Se dice de cierta escuela que nació de la división de los discípulos de Sócrates, y de la cual fue fundador Antístenes, y Diógenes su más señalado representante. Perteneciente o relativo a esta escuela.
Hoy llamamos cínico a un sujeto impúdico, procaz o desvergonzado; pero en la antigua Grecia los cínicos constituían una respetada escuela filosófica que había sido fundada por Antístenes, discípulo de Sócrates, y uno de sus miembros más reconocidos fue Diógenes. Como cultores de un riguroso ascetismo, los seguidores de esta escuela nada tenían de cínicos en el sentido actual del término. Los cínicos desdeñaban el lujo y las riquezas, daban gran valor al conocimiento y a la formación intelectual y se burlaban "como perros", según una expresión de su época, de la gente común, de la mediocridad y de las aspiraciones convencionales.
La palabra proviene del griego kyon, que significaba justamente ‘perro’, y de allí procede también la voz española 'can', que dio su nombre a las Islas Canarias.
A partir de kyon, se formó la palabra griega kynikós ("los que se mofan como perros"), que más tarde daría lugar al surgimiento del vocablo latino cinicus que fue el que en definitiva llegó al español.
Demonio.
La idea cristiana de demonio deriva de la noción de divinidades inferiores en religiones diferentes de la cristiana, como nos enseña la Historia y nos confirma la etimología. Demonio proviene del griego daimon (dios, divinidad). Este último vocablo evolucionó hacia daimonion (genio, divinidad inferior), de donde fue tomado por el latín tardío como daemonium ya en manuscritos de los monjes cristianos.
El demonio es criatura multiforme, según la creencia cristiana. Y las palabras con que es designado así lo confirman, como muestra J. M. Adswar en Quimonos y Uniformes (Barcelona: Dux; 1954), donde se cita la Historia del Diablo de Daniel Defoe, quien extrajo de la Biblia los siguientes nombres: Serpiente, la Serpiente Antigua, el Gran Dragón Rojo, el Acusador, Satán, el Enemigo, Belial, Belcebú, Mammon, Ángel de Luz, Ángel del Abismo, Ángel de las Tinieblas, Príncipe de la Potencia del Aire, Lucifer, Abaddhon, Legión, el Dios de este siglo, el Espíritu Impuro, el Espíritu Inmundo, el Espíritu Embustero, el Tentador, Hijo del Amanecer.
De éstos cabe señalar que Belcebú proviene del hebreo ba'alcebub, nombre de la divinidad de los filisteos, pueblo indoeuropeo enemigo de los judíos, que ocupó y dio su nombre a la región hoy llamada Palestina. A su vez, diablo, usado como sinónimo de demonio, proviene del latín tardío diábolos, que significa "el que divide, calumnia y desune".
Ricardo Soca.
Origen de las palabras.

jueves, octubre 25, 2007

Origen y significado de la palabra:

Llave.

Las primeras cerraduras que se usaron en Roma eran extremadamente simples: consistían en dos argollas, una en cada hoja de la puerta, en medio de las cuales se pasaba un clavo (clavus, clavi).

Este sistema facilitaba en tal grado el trabajo de los ladrones que, para evitarlo, los artesanos fueron ideando sistemas más complejos en los cuales se confería al clavo una forma específica para cada puerta, de forma que sólo el dueño de casa o quien tuviera aquel clavo podía abrir y cerrar. Con esta novedad, el nombre del clavo cambió ligeramente para llamarse clavis (llave, clave).

El jurisconsulto Papiniano usaba la expresión clavem tradere con el sentido de ‘entregar la administración de los bienes’, y Cicerón usó claves adimere como ‘sacar las llaves a la mujer, repudiarla’. En sentido figurado, se usó clavis scientiæ como ‘clave de la ciencia’.

En castellano llave fue usada desde muy temprano, a tal punto que la palabra aparece ya con su forma actual desde los poemas de Berceo (1230-1250). Clave llegó más tarde, adoptada por vía culta, en la segunda mitad del siglo xvi, y con un significado muy específico que se restringía a lo que sería el sentido figurado de llave: un código secreto, las reglas que revelan su funcionamiento, y aun un conjunto de signos.

FUENTE:

LA PÁGINA DEL ESPAÑOL

sábado, octubre 20, 2007

Origen y significado de la palabra:

Apocalipsis.

Último libro canónico del Nuevo Testamento, contiene las revelaciones atribuidas al apóstol Juan, referentes en su mayor parte al fin del mundo.

Por lo terrible de sus revelaciones, apocalipsis se ha convertido en la palabra preferida de los predicadores que anuncian el fin del mundo poniendo las manos sobre la Biblia, pero en realidad denomina genéricamente los antiguos escritos judíos o cristianos (especialmente el último libro canónico del Nuevo Testamento, atribuido a San Juan) que contienen revelaciones, en particular sobre el fin del mundo, casi siempre presentadas en forma de visiones.

Algunos estudiosos creen que el Apocalipsis del Nuevo Testamento es en realidad una colección de trabajos de varios autores desconocidos, que habrían vivido en el último cuarto del siglo I.

Apocalipsis es la revelación profética de un acontecimiento dramático para la Humanidad, en el que las fuerzas del mal vencen a las del bien en un gran cataclismo que constituiría el fin del mundo.

Según otras interpretaciones de los mismos textos religiosos habrá un cataclismo cósmico en el cual Dios destruirá los poderes dominantes del Mal e instaurará la supremacía del Bien en un reinado mesiánico.

A pesar de que el Apocalipsis bíblico es el más conocido en nuestra civilización, la literatura apocalíptica se remonta a la religión persa, fundada en el siglo vi antes de Cristo por el profeta Zoroastro.

Su nombre deriva del latín apocalipsis, que a su vez proviene del griego apokalypsis, que significa ‘acto de descubrir, descubrimiento, revelación’.

FUENTE:

PALABRA DEL DÍA

miércoles, octubre 17, 2007

Origen y significado de la palabra:

Catalizar.

Las ciencias sociales y la prensa utilizan cada vez con más frecuencia esta palabra con el sentido de ‘estimular’ o ‘acelerar’ un determinado proceso, como vemos en este texto extraído de un libro de arte:

El Omega Workshop, que seguía de cerca, como reconocía el mismo Fry, el ejemplo contemporáneo del Atelier Martine de Poiret, debía pues catalizar los intereses y las energías creativas de los jóvenes artistas brindándoles la manera de poder expresarse libremente.

Sin embargo, el ejemplo mostrado corresponde a un uso de catalizar en sentido figurado, puesto que, en su origen, se trata de un término técnico usado en química. Los profesionales de esta ciencia, que es la que estudia las sustancias, saben que el desarrollo de una reacción molecular no es instantáneo, sino que la velocidad con que ocurren las reacciones varía de acuerdo con numerosos parámetros. En muchos casos, es posible acelerar una reacción mediante el añadido de una sustancia que, sin sufrir ningún cambio químico, acelera la transformación de las sustancias implicadas en el proceso. Es lo que ocurre en la elaboración del ácido sulfúrico, en la que la transformación del dióxido de azufre en trióxido es acelerada „Ÿcatalizada„Ÿ por la presencia, en caliente, del platino o del pentóxido de vanadio. Estos últimos son los catalizadores de la reacción.

Catalizar proviene del griego katálysis (disolución), derivada del verbo katalyein (disolver, desatar), de katá (hacia abajo), partícula procedente del indoeuropeo kat- (abajo), y lyein (soltar, disgregar), también con origen en el indoeuropeo leu- (aflojar, dividir, cortar). La palabra fue usada por primera vez en 1836 por el químico sueco Jöns Jacob Berzelius al observar un factor común en numerosas reacciones químicas: determinadas sustancias permanecían inalteradas durante el proceso de reacción en el que influían, debido a una fuerza que él denominó ‘catalítica’. Berzelius introdujo el término catálisis para denominar las reacciones químicas originadas por la influencia de esas fuerzas. Sin embargo, fue el químico alemán Johann Wolfgang Döbereiner, quien observó, en 1823, el primer fenómeno de este tipo al encender hidrógeno por la catálisis de una esponja de platino.

FUENTE:

LA PALABRA DEL DÍA