Explosión.
Los romanos empleaban el sustantivo explosio, -onis para nombrar el ‘acto de expulsar ruidosamente a una persona’, derivado del verbo explodere ‘expulsar ruidosamente’, casi siempre golpeando las manos.
Cicerón usó también este verbo con la denotación de ‘abuchear’, ‘rechazar’, ‘desaprobar ruidosamente’.
Explodere se derivó de plaudere (‘aplaudir’, ‘golpear’, ‘dar golpes con el pie en la danza’, ‘romper las olas al nadar’). Al anteponerle el prefijo ex- (hacia fuera), se expresa la idea de ‘golpear hacia fuera’.
Por extensión, se le atribuyó en español el sentido adicional de ‘estallar’, y hacia fines del siglo XIX, surgió en español ‘explosivo’ como nombre del artefacto que estalla.
Cabe precisar que explosión no guarda ninguna relación etimológica con explotar, que significa ‘sacar provecho de algo’ como en la expresión ‘la explotación del hombre por el hombre’.
En efecto, explotar, con la denotación de ‘hacer explosión’, fue considerado un barbarismo durante muchos años. Sin embargo a partir de 1992, el Diccionario de la Academia, impulsado por el uso cada vez más común, incluyó el significado de ‘estallar’ como segunda acepción de explotar, pero siempre remitiendo a explosionar, que es la forma etimológica tradicional.
Explotar.
El origen de esta palabra es diferente del de explosión; no hay ninguna vinculación etimológica entre ambas.
Explotar significa ‘extraer de una fuente natural la riqueza que contiene’ y también ‘utilizar en provecho propio, por lo general de un modo abusivo, las cualidades o sentimientos de una persona, de un suceso o de una circunstancia cualquiera’.
Un ejemplo del uso en este sentido lo encontramos en este texto del libro Por una Argentina mejor, de Alberto Benegas Lynch:
La explotación del hombre por el hombre, tan mentada por el marxismo e inherente al sistema liberal según la concepción socialista [...].
La palabra llegó al castellano proveniente del francés exploiter, antiguamente esploitier ‘usar, llevar a cabo, ejecutar’, derivada del sustantivo esploit (‘ventaja’, ‘ejecución’, ‘provecho’).
El vocablo francés, por su parte, apareció por primera vez en esa lengua bajo la forma espleit en la Canción de Rolando (1080), derivada del latín explicitum, participio pasivo de explicare, que no significaba solamente ‘explicar’, sino también 'desarrollar’, ‘desenmarañar’, ‘poner en claro’.
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