miércoles, marzo 14, 2007

ANÁFORA.

Del griego anaphora, ‘repetición’, figura retórica consistente en una repetición de palabras al principio del verso o frase en la prosa, bien de forma contínua bien de forma discontínua.
Por ej. "Erase un hombre a una nariz pegado, / érase una nariz superlativa…".
Hora de ocaso y de discreto beso;
hora crepuscular y de retiro;
hora de madrigal y de embeleso… Rubén Darío.
En la prosa es una forma de insistencia machacona que ha sido muy explotada por los autores clásicos de sermones religiosos, como el más que hábil Fray Luis de Granada; veamos en el siguiente ejemplo como persuade utilizando al mismo tiempo la reiteración y la pregunta retórica, consiguiendo con lo segundo la ilusión de que el oyente reflexiona sobre lo mismo:
Y nadie podrá negarme que donde concurre una multitud de pretendientes concurre una copiosa turba de hipócritas.
¿Qué es un pretendiente, sino un hombre que está pensando siempre en figurarse a los demás hombres distinto de lo que es?.
¿Qué es sino un farsante, dispuesto a representar en todo tiempo el personaje que más le convenga?.
¿Qué es sino un Proteo, que muda de apariencias según le persuaden las oportunidades?.
¿Qué es sino un camaleón que alterna los colores como alternan los aires?.
¿Qué es sino un ostentador de virtudes y encubridor de vicios?.
¿Qué es sino un hombre que está pensando siempre en engañar a otros hombres?.
Es verdad que son muchos los que le pagan en la misma moneda; esto es, aquellos mismos que busca como arquitectos de su fortuna.
Él miente virtudes y a él le mienten favores. Él va a engañar con adulaciones, y a él le engañan con esperanzas.

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