miércoles, julio 18, 2007

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA PALABRA:

Orín.

Aunque esta palabra suele ser confundida con ‘orina’, y por más que el Diccionario de la Academia incluya una acepción con ese sentido, lo cierto es que orín es una palabra diferente, con una etimología totalmente distinta de la de ‘orina’.

Significa apenas ‘herrumbre’, el óxido de color castaño rojizo que se suele formar en la superficie del hierro. Proviene del latín ærugo, æruginis, que en latín vulgar se convirtió en aurigo, aurigines, vocablo usado inicialmente como denominación del hongo de los cereales, que cubre los vegetales de un color castaño amarillento. Se cree que la transición de la forma clásica a la vulgar ocurrió debido a la influencia de aurum (oro).

Existen registros en español de esta palabra desde el siglo xv, y aparece ya en el primer capítulo del Quijote, cuando Cervantes describe las armas del Hidalgo:

“…Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón”.

Prestidigitador.

Una falsa etimología, no por eso menos difundida, es que prestidigitadorpræstus (pronto) y digitus (dedo). proviene del latín

En realidad, se originó en el bajo latín præstigium (fantasmagoría, juegos de habilidad manual) y su derivada præstigiator (el que hace juegos de mano). Sin embargo, el respetado Dictionnaire d’étymologie de Albert Dauzat recoge como buena esta falsa versión, que surgió por primera vez en francés en 1829, como prestidigitateur en lugar de prestigiateur. Esta forma fue adoptada en castellano en 1855 como prestidigitador.

En español, prestigio* significó inicialmente ‘juegos de mano’, como en latín, y más tarde, ‘fascinación o ilusión con que se impresiona a alguien’. Este último significado fue evolucionando hacia el actual, de ‘ascendiente’ e ‘influencia’-

Berrinche.

A medida que envejecen, los cerdos machos o verracos se tornan más rebeldes y se hace más difícil controlarlos. Cuando se enojan emiten unos gritos a los que se ha dado el nombre de berridos (de verraco) palabra que dio origen a berrinche (enojo muy intenso, "especialmente el de los niños", dice el Diccionario, pero cabe suponer que también el de los cerdos).

A partir de berrinche o de los berridos, surgió en Salamanca el vocablo berretín, que denota ‘persona malhumorada’. Esta palabra cruzó el Atlántico y fue adoptada en ambas márgenes del Río de la Plata, con el significado de ‘capricho’ o ‘deseo vehemente’, pero con cierto matiz peyorativo. En los años 60 y 70, los guerrilleros tupamaros de Uruguay llamaron berretín a cierto tipo de escondrijo para armas y documentos, disimulado en las paredes o en el piso de una casa.

Mimo.

Un mimo es un intérprete teatral que se vale de gestos para expresarse ante el público. Para los griegos y los romanos, los mimos eran actores de categoría inferior, una especie de bufones que imitaban a otras personas. Hoy, sin embargo, se considera que la expresión corporal es una de las formas más difíciles y refinadas de la actuación teatral.

Entre los romanos, surgió en cierta época el pantomimus, un mimo que, además de la expresión corporal, se valía de máscaras y palabras, pero en el siglo v, esta arte fue prohibida por la Iglesia por burlarse de los sacramentos.

La mímica renació a partir del siglo xvi con la Commedia dell’Arte (V. T. I, pantalón) y alcanzó la categoría de gran arte en los siglos xix y xx, con Jean-Gaspard Deburau y Marcel Marceau y, en el cine mudo, con Carlitos Chaplin.

La palabra mimo nos llegó a partir del mimus romano y del mimos griego. Por su parte pantomima (del latín pantomimus) se formó mediante la anteposición del adjetivo griego pantos (todo). La habilidad del mimo para imitar inspiró una serie de palabras de nuestro idioma, tales como ‘mímica’, ‘mimetismo’ y la ‘mimosa’ la planta sensitiva que al ser tocada parece esbozar un gesto casi humano.

Gaznápiro. Este adjetivo se aplica hoy al sujeto ‘palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa’. Está registrado en nuestra lengua desde la primera mitad del siglo xix, aunque el Diccionario sólo lo incorpora en su edición de 1884.

El origen de la palabra es incierto, pero Corominas propone un vocablo gesnapper, supuestamente formado por los soldados españoles en Flandes con las palabras neerlandesas gesnapp (parloteo, charla) y snapper (charlatán).

4 comentarios:

Amly dijo...

El uno trabaja con madera..
el otro con oro...
otros con infantes...
otras, como tu, con letras..
noble profesiones si uno lo hace con vocacion.
Y asi parece...
Creces y creces Nilda....

Anónimo dijo...

Nilda Desde hace algunos meses soy aficionada al trabajo que realizas a través de este medio electronico, en pro del idioma castellano, debo confesar mi poco dominio del mismo, asi que me siento obligada a darte las gracias por tu labor.

Nilda J. Sarmiento J. dijo...

Saludos!
Gracias por las visitas.
Amly si es tu forma de comunicarte se acepta.
Bienvenido siempre.
Anonima me gustaría saber tu nombre. También puedes escribir cuando lo desees.
Es un placer subir estas informaciones y me alegra le sean útiles.

Anónimo dijo...

Excelente. Encontre lo que buscaba solo aqui.