martes, julio 17, 2007

La eterna inquietud por el lenguaje.

El ser humano como único ser parlante se ha ocupado del Lenguaje a través de todos los tiempos, no sólo al interrogarse sobre la Naturaleza del mismo, su función y estructura sino en la forma e intencionalidad de los actos del habla con los que se intercomunica con sus congéneres.

Los griegos, concretamente Dionisio de Tracia, se preocuparon por formalizar los estudios Gramaticales.

La realidad Lingüística del latín fue asimilada por Varrón, gramático que en su obra. "De Sermone Latino" codificó las reglas fundamentales del Latín teniendo en cuenta la naturaleza de la lengua (natura), la formalización de las reglas gramaticales (analogía), el uso que de esa Lengua se hace y el reconocimiento de autoridades de la Lengua como fuente del conocimiento.

El paradigma del latín fue el modelo que orientó los estudios del Lenguaje durante la edad media, época en la cual la preocupación de los Lingüistas estribó en averiguar las relaciones entre Lenguaje y Pensamiento.

Platón en su obra "El Crátilo" dio la pauta con su confrontación entre el nominalismo y el realismo.

El convencimiento de que la esencia del Lenguaje se nutría de las relaciones entre Lenguaje y realidad abrió la brecha a estudios de tipo más universal. Así, se desarrolló una gramática general que no estuvo distante de los postulados griegos y Latinos como:

.- Hipótesis relacionadas ya con la motivación natural que guardan los nombres con las cosas que representan o con la convencionalidad por ser acuerdo de los usuarios de una Lengua.

Aconteció con La Gramática General y Razonada de Port Royal, en 1660 cuyos propulsores fueron Antoine Arnauld y Claude Lancelot.

"En efecto, Arnauld y Lancelot se proponen extraer de un conjunto de hechos fundamentales, principios supuestamente comunes a todas las Lenguas o particulares a algunas de ellas (lo que es común a todas las lenguas y las principales diferencias que en ellas se encuentran)".

Sólo pues, en la medida en que puedan ellas ilustrar, por su analogía con otras o por el contrario por lo que tengan de propio o singular, uno de los aspectos de los "fundamentos del arte de hablar" entran aquí en consideración las lenguas particulares. Son por orden de importancia el Francés, el Latín, el Griego, el Hebreo, el Italiano, el Español, el Alemán, incidentalmente el valor, las lenguas orientales y las Nórdicas.

Este paradigma de generalización de la Gramática General y Razonada tiene solo alguna aceptación.

El eminente Gramático Venezolano don Andrés Bello, por ejemplo, refiriéndose a los postulados generalizantes de las gramáticas, dice en el prólogo a su gramática de la Lengua Castellana: "El habla de un pueblo es un sistema artificial de signos, que bajo muchos aspectos se diferencia de los otros sistemas de la misma especie de que se sigue que cada lengua tiene su tarea particular, su Gramática" No debemos pues aplicar indistintamente a un Idioma los principios, los términos en que se resumen bien o mal las prácticas de otro.

El paradigma del estructuralismo Lingüístico nace de la necesidad de encontrar un método adecuado y riguroso para la descripción de la Lengua como objeto de conocimiento.

Saussure en su curso de Lingüística General (1916), afirma que la Lengua es un sistema de signos y el habla es el conjunto de combinaciones que cada hablante realiza para expresar su pensamiento. La Gramática de una Lengua es un sistema de medios de expresión que es posible estudiarlo y conocerlo en el ámbito sincrónico y significativo. Con el apoyo del método inductivo se emplearon diversas técnicas para los análisis mediante la delimitación en corpus para establecer límites a los objetos de estudio, las relaciones de oposición, contraste y valor con el fin de descubrir y describir las leyes de funcionamiento Lingüístico que se materializan en los niveles fonético, fonológico, morfológico y sintáctico.

El Lingüista Louis Hjelmslev da un paso de avanzada al considerar que en la Lengua no basta solamente con conocer la estructura sino que también debe conocerse su uso pero que lógicamente éste está predeterminado por el conocimiento de su estructura.

La teoría mentalista de Noam Chomsky descrita como Gramática Generativa y Transformacional expuesta en aspectos de la teoría de la Sintaxis (1965) diferencia competencia o sea la capacidad del hablante para producir y comprender oraciones nuevas gracias a su capacidad creadora, de ejecución o sea el uso que evidencia la competencia.

En sus postulados gramaticales refleja los principios logicistas del cartesianismo ya que sólo son válidas las oraciones "gramaticales" o sea que se ciñen a los cánones de la organización gramatical de la oración.

Ocuparse de las estructuras de la oración ha sido una de las tareas de la Lingüística. Este es el paradigma que subyace a las diversas teorías pero no sé ha quedado allí; también al ocuparse del texto busca establecer las características de su empleo en diversos contextos. Así el uso de la Lengua exige de la Lingüística formulación de principios válidos que expliquen las relaciones internas y externas de los elementos de la Lengua dada en el acto de interacción comunicativa y su interrelación con otras disciplinas del saber: la Sociología, La Psicología Social y La Pedagogía Didáctica.

Es innegable que al usar la Lengua con fines comunicativos se requiere emplear textos o enunciados que en su profusa forma se manifiestan ya sea en "Conversaciones cotidianas y terapéuticas, artículos de prensa, narraciones, novelas, poesías, textos publicitarios, discursos, instituciones de uso, libros de texto, inscripciones, títulos, textos jurídicos, reglamentos etc". (Van Dijk, 1978).

Para profundizar en la descripción de los textos de tan variada forma de disciplinas y los fines y efectos que estos puedan provocar, surge la "ciencia del texto".

Van Dijk (1978) afirma: "La evolución de los últimos años ha tendido a que los problemas y objetivos de los análisis de textos en las distintas disciplinas científicas mencionadas requieran un estudio integrado, precisamente en el marco de una nueva conexión transversal interdisciplinaria".

La Filosofía no se hizo esperar al constatar que el uso o utilización de la lengua no se reduce a producir enunciados sino que éstos conllevan la producción de una acción social que se realiza en la interacción comunicativa. La emisión de una frase, de una oración o de un texto, no sólo implica una actitud racional, es decir, construir coherente y cohesivamente un enunciado sino que presupone un saber implícito, un saber teleológico que motiva la comprensión recíproca de esa forma expresiva.

"Cuando llevamos a cabo una acción tenemos el propósito o la intención de ejecutar un hacer" (Van Dijk, 1978).

Con "los actos de habla" que se emplean en las conversaciones cotidianas, en las interacciones comunicativas se implican factores éticos, lógicos y psicológicos que hacen de cada enunciado un acto con funciones específicas.

Por ejemplo: Algunas palabras, no necesariamente las que denotan emociones, en un contexto de emotividad, son apropiadas para "desahogar" emociones, para expresar los sentimientos de quien habla o para provocar sentimientos en el escucha.

John Searle (1980) afirma "que existen ciertos paradigmas de conocimiento, y que se considera que esos paradigmas forman el modelo de todo conocimiento. Los paradigmas varían enormemente..."

Su afirmación hace referencia a la profusa forma de construir enunciados que de alguna manera comparten ciertas características comunes, o sea la de que "los conceptos que componen el conocimiento son esencialmente físicos, o en su versión dualista, que son físicos o mentales".

Lo anterior hace referencia al conocimiento de tipo sistemático, que denota conocimientos empíricos pero el ser humano en su intercomunicación, "realiza actos que trascienden las experiencias meramente sensoriales y permean sus actos Lingüísticos con su mundo expresivo emotivo. Según la teoría pragmática, "los actos de habla" como acción humana tienen una finalidad de la cual no es necesariamente consciente el actor hablante.

Dice Bruner que "la acción intencional tiene lugar, en gran parte, por debajo del umbral de conciencia, que podemos comunicar a los demás".

No se afirma aquí que en el desconocimiento de la "intención" comunicativa entren todos los "actos de habla". De estos, los hay de naturaleza ética; que involucran la verdad, el acto de compromiso, peticiones, aseveraciones que no eximen al hablante de su total conciencia al hablar.

Necesario aclarar que el Lenguaje no es una mera organización de elementos para hablar magistralmente como se concibió en sus inicios como "el arte de hablar con propiedad". Es ante todo un medio del ser humano para relacionarse con sus congéneres en un mundo social, donde no puede ignorarse la cultura, el entorno y la condición de ser integral en lo físico, psíquico, valorativo e intelectual.

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