POEMA.
Antiguamente se llamaba así a cualquier composición literaria, ya que poema viene del verbo griego poiein, que significa hacer. El poema es así, cualquier hechura literaria, por lo cual se hablaba de poesía épica o narrativa, lírica o destinada al canto (del arpa manual de cinco cuerdas conocida como "lira") y poesía dramática o teatro. Y por literario hay que entender el lenguaje sometido a un tratamiento de estilización para intensificar su belleza que lo convierte en objeto de arte.
El poema es el lugar de encuentro entre la poesía y el ser humano.
A decir de Octavio Paz, en su obra El arco y la lira "no todo texto construido bajo las leyes del metro es poesía".
La lírica es el más personal y subjetivo de todos los géneros, por lo que en él, a diferencia de los demás géneros, el autor aparece siempre.
Trata casi siempre sobre sentimientos o vivencias.
El tiempo en que se sitúa el poeta es casi siempre el presente, que es el tiempo de la emoción más directa. Incluso cuando se siente añoranza o melancolía por el pasado, esa emoción se siente desde el presente, y lo mismo puede decirse del temor al futuro.
Su modo de expresión más frecuente es el verso corto, en el que abundan ritmos o recurrencias fónicas, semánticas o de estructura sintáctica. Así, por ejemplo, el ritmo se conseguía en la poesía hebrea repitiendo el mismo significado de un verso en el siguiente, pero de forma distinta. En la poesía germánica antigua, el ritmo se conseguía en cada verso repitiendo el mismo sonido al principio de tres palabras y en la poesía occidental, se consideraba que había verso si existía una repetición (rythma o rima) al final de cada verso y cierto ritmo fijo en la acentuación de determinadas sílabas.
El poema lírico tiende a tener una duración corta y reducida, a fin de concentrar su significado.
Los subgéneros principales del poema lírico son el himno u oda, la elegía y la sátira. El himno y la oda expresan sentimientos positivos, de alegría y celebración. Por eso solían celebrar victorias. La elegía, por el contrario, expresa sentimientos negativos, de tristeza o lamento. Por eso se empleaba como molde para expresar pérdidas de cualquier tipo que afectaban al equilibrio psíquico del poeta: muertes de familiares, desengaños amorosos, etc... La sátira formula, por otra parte, también sentimientos básicos, como la indignación, la burla o el desprecio ante algo que va contra la virtud o la moral social.
Otros subgéneros líricos, bien menos importantes, bien de naturaleza mixta y menos pura, son el epitalamio o canto que celebra las bodas, el epigrama o sátira que se expresa concisamente por medio de la agudeza o el ingenio, el peán o canto de guerra, la égloga o poema dialogado entre pastores sobre sus historia de amor, etc.
LA POESÍA.
La poesía es un género literario en el que se recurre a las cualidades estéticas del lenguaje, más que su contenido. Es una de las manifestaciones artísticas más antiguas. La poesía se vale de diversos artificios o procedimientos, a nivel fónico-fonológico como el sonido, semántico y sintáctico como el ritmo o del encabalgamiento de las palabras, así como a la amplitud de significado del lenguaje.
Para algunos autores modernos, la poesía se verifica en el encuentro con cada lector, que otorga nuevos sentidos al texto escrito. De antiguo, la poesía es también considerada por muchos autores una realidad espiritual que está más allá del arte; según esta concepción, la calidad de lo poético trascendería el ámbito de la lengua y del lenguaje.
Para el común, la poesía es una forma de expresar emociones, sentimientos, ideas y construcciones de la imaginación.
Aunque antiguamente tanto el drama como la épica y la lírica se escribían en versos medidos, el término poesía se relaciona habitualmente con la lírica, que de acuerdo la Poética de Aristóteles es el género en el que el autor expresa sus sentimientos y visiones personales. En un sentido más extenso, se dice que tienen «poesía» situaciones y objetos que inspiran sensaciones arrobadoras o misteriosas, ensoñación o ideas de belleza y perfección.
Tradicionalmente referida a la pasión amorosa, la lírica en general, y especialmente la contemporánea, ha abordado tanto cuestiones sentimentales como filosóficas, metafísicas y sociales.
Sin especificidad temática, la poesía moderna se define por su capacidad de síntesis y de asociación. Su principal herramienta es el tropo o metáfora, es decir la expresión que contiene implícita una comparación entre términos que naturalmente se sugieren unos a los otros, o entre los que el poeta encuentra sutiles afinidades.
Algunos autores modernos han diferenciado metáfora de imagen, palabras que la retórica tradicional emparenta. Para esos autores, la imagen es la construcción de una nueva realidad semántica mediante significados que en conjunto sugieren un sentido unívoco y a la vez distinto y extraño.
El arte de combinar rítmicamente las palabras no es lo único que distingue a la poesía de la prosa, pero hasta el siglo XX constituía la mejor forma de diferenciar ambos géneros. La versificación tiene en cuenta la extensión de los versos, la acentuación interna y la organización en estrofas.
La rima (coincidencia de las sílabas finales en versos subsiguientes o alternados) es otro elemento del ritmo, igual que la aliteración, que es la repetición de sonidos dentro del verso, como en este de Góngora: «infame turba de nocturnas aves», donde se repite el sonido ur y también se juega una rima asonante en el interior del verso entre infame y ave. La rima es consonante cuando todas las letras de la última sílaba coinciden en dos o más versos próximos. Se llama asonante cuando sólo coinciden las vocales.
La poesía en lengua castellana se mide según el número de sílabas de cada verso, a diferencia de la poesía griega y de la latina, que tienen por unidad de medida el pie, combinación de sílabas cortas y largas (el yambo, la combinación más simple, es un pie formado por una sílaba corta y otra larga). En la poesía latina los versos eran frecuentemente de seis pies.
Por el número de sílabas, hay en la poesía en lengua castellana versos de hasta 14 sílabas, los alejandrinos. Es muy frecuente el octosílabo en la poesía popular, sobre todo en la copla.
Las coplas de Manrique se basan en el esquema de versos octosílabos, aunque a veces son de siete, rematados por un pentasílabo. A esta forma se le llama «copla de pie quebrado». La irregularidad silábica es frecuente, incluso en la poesía tradicional. Por ejemplo, en poesías de versos de once sílabas se pueden encontrar algunos de diez o de nueve.
Las estrofas (grupos de versos) regulares, de dos, cuatro, cinco y hasta ocho versos o más corresponden a las formas más tradicionales. El soneto, una de las más difíciles formas clásicas, se compone de catorce versos, generalmente endecasílabos (once sílabas) divididos en dos cuartetos y dos tercetos (estrofas de cuatro y de tres versos) con distintas formas de alternar las rimas.
La alternancia de sílabas tónicas (acentuadas) y átonas (sin acento) contribuye mucho al ritmo de la poesía. Si los acentos se dan a espacios regulares (por ejemplo, cada dos, tres o cuatro sílabas) esto refuerza la musicalidad del poema. Mantenida esta regularidad a lo largo de todo un poema, se logra un efecto muy semejante al del compás musical.
La poesía del siglo XX ha prescindido de la métrica regular, y sobre todo de la rima. Sin embargo, la aliteración, la acentuación y a veces la rima asonante, mantienen la raíz musical del género poético.
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