El discurso en los relatos orales ofrece ciertas características que lo singularizan y que son el resultado de su condición de creación narrativa popular conservada por vía oral.
Introducción.
Muchos relatos comienzan con expresiones como las siguientes:
Este es el cuento…
Este era…
Eran…
En cierto lugar…
Hace muchos años…
Cuentan que…
Un día…
Había una vez…
Voy a contarles un cuento…
Expresiones como estas sirven para introducir el relato. Algunas funcionan, además, como recursos de ambientación porque contribuyen a ubicar al oyente en un tiempo y en un lugar, generalmente indefinidos. Otras, permite que el narrador se presente en su papel de conocedor de una historia que va a contar.
REITERACIÓN.
La reiteración de expresiones o de pequeños textos en los relatos orales es un recurso que cumple varias funciones. A veces produce la morosidad narrativa para crear expectativas y suspenso en el oyente. Otras veces, la repetición busca fijar en el oyente un hecho o un momento en el tiempo del relato que es decisivo.
SÍNTESIS.
En los relatos orales, la expresión reiterativa convive armónicamente con la expresión sintética. No debemos olvidar que el narrador oral transmite una creación colectiva que ha pasado por varias generaciones. Este hecho hace que las expresiones se hagan cada vez más sintéticas a medida que se van despojando de vocablos que ofrecen detalles secundarios. Por otra parte, el narrador oral no tiene necesidad de explicar situaciones o describir ambientes o personajes que forman parte del conocimiento compartido entre él y sus oyentes. Además, el narrador posee recursos extralingüísticos (gestos, ademanes…) que también producen información, y en último caso, ante un vacío informativo, cualquiera de los oyentes puede preguntar.
AMPLITUD INFORMATIVA.
Todo relato popular oral, soporta diferentes tipos de lectura, es decir, puede resistir análisis de varias clases que produzcan distintas informaciones. Podemos, por ejemplo, leer un relato con un interés eminentemente cultural y buscar las costumbres que allí se manifiestan, la tipología de los personajes, los elementos simbólicos, las referencias geográficas. Podemos leer un relato para determinar su valor didáctico y en este sentido, inferir o reconocer las lecciones o los valores ejemplarizantes que posee. Podemos leer un relato con un interés lingüístico y en este caso atendemos a las manifestaciones del lenguaje. En fin, todo relato de origen popular es un signo múltiple que puede analizarse desde diversos ángulos, en la seguridad de que cada uno de ellos ofrece una amplia riqueza informativa.