El vocablo curul en español es femenino, a pesar de que casi todos los hablantes de la lengua piensan que debería ser masculino.
La explicación es de origen histórico. En un principio era la silla de marfil en la que se sentaban los ediles romanos. Pasó al catalán con la misma ortografía que en español. En italiano y en francés es igual, curule, del latín curulis, lo perteneciente al carro triunfal. La curulis sella era la silla curul, guarnecida de marfil, que los magistrados romanos llevaban en sus carros. El curulis edilitas era la silla del edil, que tenía derecho a llevar en su carro.
Cuando en la vida política se menciona a un edil como el ocupante de la curul se hace así porque se le menciona como el ocupante de esa silla.
Por extensión en la política moderna se alude a los diputados como a las personas que ocupan la curul correspondiente a su circunscripción en el hemiciclo, si es que la cámara de diputados en ese país tiene la forma de la mitad del círculo.
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