Pasquín.
El gladiador romano Pasquino era uno de los ídolos del pueblo que presenciaba las lides del Coliseo. Muchos de sus rivales cayeron para siempre bajo la estocadas de su puñal certero y la furia de sus armas invencibles, pero se trataba de una gloria efímera que no debería resistir el paso de unos pocos años después de su muerte, de modo que el gladiador seguramente jamás llegó a soñar que su nombre perduraría a través de milenios y civilizaciones.
Ocurrió, sin embargo, que a la muerte de Pasquino, el gobierno imperial erigió una estatua en su homenaje, estatua que ciertamente habría quedado olvidada en poco tiempo de no haber mediado una circunstancia inesperada. En efecto, por alguna razón que no llegó hasta nosotros, por aquella época se hizo costumbre en fijar libelos o escritos satíricos en el pedestal de la estatua de Pasquino. Con el paso de los años, el nombre de nuestro implacable gladiador se convirtió, en italiano, en sinónimo de las sátiras al poder establecido y los escritos de contestatarios. Con el desarrollo de la prensa en la época contemporánea, la palabra italiana pasquino, que llegó al español como pasquín, pasó a designar a los diarios sensacionalistas y, generalmente, calumniosos.
Alcahuete.
Esta palabra debe su origen a una costumbre medieval árabe según lacual un señor, cuando quería conquistar a una mujer casada, le enviaba al marido un caballo de regalo con el fin de ganar su simpatía y poder así aproximarse a la mujer deseada.
Lo hacía mediante un mensajero al que llamaban al-qawwad, que cabalgaba con la misión de entregar el animal al marido.
No ha llegado hasta nosotros ninguna información que permita saber si tan insólita estrategia galante fue algún día adoptada por los españoles; nos consta apenas que el vocablo árabe llegó a nuestra lengua como alcahuete para designar a la persona que concierta, encubre o facilita encuentros amorosos, generalmente ilícitos.
Por extensión, la palabra se usa también para designar a aquellos que sirven, voluntariamente o no, para encubrir algo que se desea ocultar.
En el Río de la Plata, se llama alcahuete al que delata a sus compañeros para congraciarse con sus superiores o con las autoridades.
Es palabra antigua, registrada en nuestra lengua desde 1251 y que, por cierto, ya aparecía en el Quijote, en este diálogo del capítulo XXII:
Así es —replicó el galeote—; y la culpa por que le dieron esta pena es por haber sido corredor de oreja, y aun de todo el cuerpo. En efecto, quiero decir que este caballero va por alcahuete, y por tener asimesmo sus puntas y collar de hechicero.
Payaso.
Uno de los personajes tradicionales de la commedia italiana era una especie de bufón, que vestía ropas estrafalarias confeccionadas con la tela burda que se usaba para recubrir los colchones de paja. Por esa razón, se le llamó pagliaccio, palabra formada a partir del italiano paglia (paja), derivado del latín paleae, palearum.
En francés, en la segunda mitad del siglo XVIII se llamaba a este personaje paillasse, una antigua palabra que cinco siglos antes había significado ‘bolsa de paja’.
En castellano, la palabra payaso aparece registrada en 1884 en un poema de Manuel Breton de los Herreros:
Otro con importunas contorsines
Cual payaso en grotesca pantomima Piensa mover del pueblo las pasiones.
Pero ya figuraba en el Diccionario de la Academia desde la edición de 1817, como ‘el que en los volatines y fiestas semejantes hace el papel de gracioso, con ademanes, trages y gestos ridículos’ (Ortografía no actualizada).
1 comentario:
Fascinante post... especialmente el de Pasquín, sobretodo porque de un periódico injurioso también podría pensarse en el significado original, de ser crítico con los gobiernos...
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