Son una alternativa mucho más dinámica e interactiva que los sitios personales. Debe de ser por eso que las bitácoras o weblogs no han parado de crecer en los últimos años. Resultan espacios fáciles de generar pero -como su misma naturaleza les requiere actualización constante-, son más laboriosos para mantener. No obstante, ya son 100 millones los blogs activos en el ciberespacio y se espera que el pico más alto se dé en los meses que siguen, en la primera mitad de este 2007.
Es que prácticamente cualquiera puede convertirse en escritor, periodista o filósofo con esta herramienta, que favorece la conexión directa entre el autor y sus lectores, y entre los lectores mismos. Las bitácoras son el canal de publicación ideal para lo fragmentario, un formato muy de nuestra época para cualquier tipo de contenidos, que hace rato ya invadió también los modos de la literatura. Sirven para expresar ideas sueltas, para exponer apuntes y reflexiones al pasar, para dejar anotaciones como las de un diario íntimo (pero, paradójicamente, público), para mostrar microrrelatos o novelas en gestación, para destacar entrevistas y artículos ajenos, y compartir enlaces, videos y toda variedad de archivos. En cada uno de los agregados (o posts) queda constancia del momento exacto de publicación, aunque el orden de cada inclusión queda organizado en cronología inversa, de lo más nuevo a lo más viejo.
Alentados por este crecimiento, surgieron proyectos que acompañan esta modalidad de publicación. Ya hay concursos de bloggers, blogs sobre blogs y sitios-guía del mundo de la bitácora como el "Quién es quién de la blogosfera". Se encuentran tanto blogs sobre libros como libros sobre blogs.Por la web se ofrecen, incluso, talleres para aprender a escribirlos. Se dirigen a escritores, lectores, críticos, ensayistas, estudiantes y amantes de la literatura que deseen expresar sus ideas a través de este medio.
Los participantes aprenden todo sobre el funcionamiento de una bitácora y, especialmente, sobre cómo manejarla: cómo captar lectores y cómo promocionarla, cómo darle una identidad, cómo hacer buenos posts y hasta como volverlas redituables. Es que las bitácoras se han convertido en un espacio atractivo donde parece que han fijado su mirada los publicitarios: como suelen nuclear una comunidad muy específica de intereses, resultan una vitrina ideal para exponer determinados productos que ya se saben afines a los visitantes. La instantaneidad de los blogs y la gran cantidad de ciudadanos que ya generaron el suyo ayudaron para que se convirtieran en medios periodísticos durante circunstancias especiales.
Es así que han tenido su papel histórico, por ejemplo, con los atentados terroristas en Londres, cuando millones de internautas se pasaban por la red datos y colgaban fotos tomadas con sus celulares. Cubrieron de esta forma mucho mejor la noticia que los medios tradicionales, presionados por el gobierno para hacer silencio.
La gama de blogs es potencialmente infinita. Por lo pronto, los hay de ficción, como el visitadísimo Weblog de una mujer gorda, y de no ficción, como los diarios de escritor chileno Alberto Fuguet. Varios de ellos pasan a libro, como ocurrió con el resonante caso de El dulce veneno del escorpión. Su autora, Raquel Pacheco (de seudónimo Bruna Surfistinha) redactaba posts en su blog sobre sus vivencias como prostituta en San Pablo, Brasil. Tan exitosa resultó su bitácora que pronto pasó a best seller de una importante editorial. Y Raquel Pacheco es hoy una exitosa escritora que logró llevar al papel la frescura e inmediatez de sus intervenciones on line. Las nuevas posibilidades técnicas siempre tienen que ver con alguna innovación en el plano creativo. El mencionado Alberto Fuguet ejemplifica esto en Revista Ñ, que publica el diario argentino Clarín: "Seguramente una novela de Manuel Puig [que mezcla géneros y discursos provenientes de ámbitos no ficcionales, siempre de forma fragmentada] no se podía haber escrito antes que el invento del cine. Pero no estoy fascinado con las novelas que han salido intentando reproducir el formato del chat o de un blog. Al fin esos intentos no son tan distintos que las novelas epistolares.
Y hasta el momento nadie la ha reventado haciendo una novela de emails.
"Usted, ¿qué piensa de este fenómeno? ¿Qué blogs sigue? ¿cree que la literatura se verá influenciada por esta nueva modalidad creativa? ¿Considera que son un nuevo género de literatura? ¿Tendría una bitácora? ¿Sobre qué? Compartamos opiniones http://www.librosenred.com
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