Aerostato o aeróstato.
‘Aeronave que flota en el aire’. Ambas acentuaciones son válidas, aunque, como en el resto de las palabras con esta misma terminación, la forma llana aerostato está desplazando en el uso a la forma esdrújula aeróstato, que es la conforme con la prosodia grecolatina.
Bebé o bebe.
‘Niño pequeño, especialmente el que aún mama’. Procede del francés, lo que explica la acentuación aguda de bebé, única forma que se usa en España. En algunas zonas de América, especialmente en el Cono Sur, se usa más la forma llana bebe [bébe].
Coctel o cóctel.
‘Bebida compuesta de licores mezclados’ y ‘fiesta en la que se toma esta bebida’. La voz inglesa cocktail se ha adaptado al español con dos acentuaciones, ambas válidas. La forma llana cóctel (pl. cócteles), que refleja la pronunciación etimológica, es la única usada en España y la preferida en los países del Cono Sur:
«Lola cogió de una bandeja circulante un cóctel de champán» (Rossetti Alevosías [Esp. 1991]).
En el resto de América esta forma alterna con la aguda coctel [koktél] (pl. cocteles): «Nos presentaron en un coctel» (Vilalta Mujer [Méx. 1981]).
Electrólisis o electrolisis.
‘Descomposición de una sustancia en disolución por aplicación de corriente eléctrica’. Ambas acentuaciones son válidas. Lo mismo cabe decir de la sustancia que se somete a este proceso, que puede ser electrólito o electrolito, si bien en el uso actual es más común esta última forma.
Elixir o elíxir.
‘Licor medicinal’ y, en sentido figurado, ‘remedio maravilloso’. La forma aguda elixir es mayoritaria en el uso, pero también es válida la variante llana elíxir, usada en algunos países de América:
«Parece haber bebido el elíxir de la eterna juventud» (Volpi Klingsor [Méx. 1999]).
El plural es elixires y elíxires, respectivamente.
Élite o elite.
Ambas acentuaciones son válidas. La voz francesa élite, que significa ‘minoría selecta o rectora’ y se pronuncia en francés [elít], se adaptó al español en la forma llana elite [elíte]; pero la grafía francesa élite, que circuló como extranjerismo durante un tiempo, dio lugar a que muchas personas pronunciasen esta voz francesa interpretando la tilde a la manera española, es decir, como palabra esdrújula. Aunque esta pronunciación es antietimológica, es hoy la más extendida incluso entre personas cultas; por ello, la grafía élite y la pronunciación esdrújula correspondiente se consideran también correctas.
Púlsar o pulsar.
La voz inglesa pulsar —acrónimo de puls[ating st]ar—, que significa ‘estrella que emite radiación muy intensa a intervalos cortos y regulares’, se ha adaptado al español con dos acentuaciones. La forma llana púlsar conserva la acentuación etimológica: «En el centro de la explosión se formó un púlsar» (Altschuler Hijos [Ur. 2002]); pero también se usa, y es válida, la forma aguda pulsar (pron. [pulsár]): «Algunas supernovas han formado un pulsar» (Maza Astronomía [Chile 1988]). El plural es púlsares y pulsares, respectivamente.
Rapel o rápel.
En montañismo, ‘descenso rápido en el que se utiliza una cuerda doble sujeta en un anclaje por la que se desliza el alpinista’. Esta voz, adaptación gráfica del inglés rappel —procedente, a su vez, del francés—, presenta dos acentuaciones válidas. La forma sin tilde rapel ([rrapél]) refleja la acentuación etimológica, pues esta palabra es aguda tanto en inglés como en francés; no obstante, es muy frecuente, sobre todo en España, la acentuación llana [rrápel], a la que corresponde la grafía con tilde rápel, por terminar en consonante que no es -n ni –s:
«El rápel puede parecer una maniobra divertida, pero siempre es peligrosa» (VV. AA. Supervivencia [Esp. 1993]). Su plural debe ser rapeles o rápeles.
Ravena o Rávena.
Forma tradicional española del nombre de esta ciudad de Italia. Se emplea con dos acentuaciones, ambas válidas: la forma Ravena (pron. [rrabéna]) conserva la acentuación etimológica llana: «Traía [la carta] timbres de Italia, estaba fechada en Ravena» (Mutis Ilona [Col. 1988]); pero está muy extendida en español la pronunciación esdrújula, a la que corresponde la grafía con tilde Rávena: «Empezaron a hablar de los encantos de Rávena» (Villena Burdel [Esp. 1995]). No debe usarse en español la grafía italiana Ravenna. El gentilicio es ravenés: «Tironearon de Giovanni, para tranquilizarlo, los estupefactos raveneses» (Mujica Escarabajo [Arg. 1982]).