sábado, octubre 25, 2008

Ríos de sangre.

Lluvia de plomo

cae sobre la ciudad

y astilla la noche.

Detrás de las rejas

gimen los jardines,

los retoños pierden su verdor.

La justicia

es luz difusa

que se cuela

en los intersticios del dolor.

El odio nos sigue

con sus ojos de balas.

Las sombras avanzan

con el sigiloso rumor

de ríos de sangre.

Somos

sobrevivientes de nuestros miedos

arañando el día sin mirarnos.

Nuestro silencio

es un trazo gris

difuminando culpas

en el lienzo del martirio.

El futuro

es ya un recuerdo inalcanzable

en esta patria entumecida

sostenida en el limbo.

2 comentarios:

aapayés dijo...

El futuro es nuestro lo siento, y lo veo como ver el sol que no ilumina y la luna que nos aguarda para abrigarnos en la noche, que siempre nos espera para gritarle al infinito espacio de tus palabras...

bello el poema presentado en tu espacio...

saludos me fascina la pintura de Osvaldo Guayazamin.

un abrazo

Nilda J. Sarmiento J. dijo...

Estimado Adolfo mi admirado artista. Un abrazo hasta Canadá.
Hace unas noches en Lara, donde vivo. Específicamente en la zona de Sanare, un pueblo que me encanta! De pronto, la belleza de lugar, las grandes personas que en él habitan, gente hermosa... donde todo se ha vuelto gris o rojo de sangre.
Sólo rumor de llantos, miedos, tristezas, rencores... pandillas, unas contra las otras, un panorama desolador...
Si el futuro son los jóvenes y en una noche matan a 9 sin contar todos los que han muerto en los últimos días...me pregunto: ¿a dónde vamos y qué estamos haciendo con nuestros país?
Sólo letras para cantar mis incógnitas.
Un beso!