ANDAR.
Esta conocidísima palabra castellana se formó de una variante del latín ‘ambulare’, hecho que nos explica el sentido exacto de ambular, ambulante y otros derivados y compuestos, como sonámbulo, caminar o andar en sueños, caminar o andar dormido. Un ser animado anda cuando da pasos para ir de un lugar a otro; en cambio, uno inanimado va de un lugar a otro, pero no da pasos.
El inmortal Quijote se consideraba caballero andante, porque andaba, claro, y tenía la condición de andantesco, que así se llama todo lo relacionado con los caballeros andantes.
Hay otro andante, el movimiento musical moderadamente lento, que no andantino, un poco más vivo que el andante.
COLUMNA:
He aquí una voz que en nuestro idioma posibilita variados usos. Por ejemplo, apoyo normal de techumbres y cosas así; serie de cosas colocadas ordenadamente; separación organizada de las páginas de un impreso, en especial en diarios y revistas; conjunto de soldados que se ubican uno tras otro, etc. Y de ahí se llega a la columna vertebral, que el diccionario define, como casi siempre, con precisión y algún aire de sorpresa: "eje del neuroesqueleto de los animales vertebrados (nosotros entre ellos), situado a lo largo de la línea media dorsal del cuerpo y formado por una serie de huesos cortos y vértebras dispuestos en fila y articulados entre sí". Más claridad, imposible.
IMPORTUNAR: expresa claramente la idea de molestar o incomodar con la petición de algo. Así que la importunación será la persistencia, la tozudez, en lograr que accedan a nuestra solicitud. La importunidad a veces resulta frecuente y corresponde a lo que podríamos catalogar de cualidad de importuno o inoportuno. Aunque mejor está decir que es la incomodidad o molestia causada por una solicitud o una pretensión.
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