martes, enero 09, 2007

¡A corregir se ha dicho!

Si al lector le cuesta entender lo escrito, el culpable es quien escribe. No somos pacientes, cuando nos convertimos en lectores. Queremos comprender sin dificultad y, si no lo logramos, muchas veces, abandonamos nuestro intento. Cuanto más presente tengamos esto, más probable es que logremos el éxito de la comunicación. Tanto los escritores experimentados, como los que no lo son, coinciden en afirmar que se necesita corregir una y otra vez antes de dar por terminado un escrito. Por lo tanto, parece importante saber qué caminos podemos recorrer para mejorar nuestras producciones. En primer lugar, debemos perder el "enamoramiento" que todos, de una u otra forma, sentimos por nuestras obras. Cuando terminamos cualquier trabajo escrito, creemos haber logrado nuestra finalidad y no tenemos presente que, en la mayoría de los casos, eso no sucede. A través de cualquier escrito queremos, por un lado, volcar ideas en el papel; por otro, que nos comprendan. La falla de uno de estos objetivos es el fracaso total de nuestro trabajo. Ya la escuela, cuando comienza a brindar los pasos elementales de la escritura, debe fomentar el uso del "borrador", el primer intento de comunicar pensamientos por escrito. Jerarquizarlo significará crear el hábito corrector en los estudiantes. Habría que comparar el "borrador" de los escritos con los bosquejos que hacen los artistas, que muchas veces tienen tanto valor como la obra misma. Por lo tanto, si cuando adultos, tenemos asimilada la idea de que la escritura no sale bien de primera, nuestras posibilidades de ser buenos comunicadores se verán aumentadas.
LOS PASOS PREVIOS.
Las situaciones para las que puede ser necesaria la elaboración de un texto escrito son tan numerosas como variadas. Cuando hay que preparar un texto, de inmediato surgen, como necesidades, muchas de las preguntas que contienen todas las claves para conseguir un escrito adecuado a las exigencias que lo originaron.
PREPARACIÓN.
La redacción de cualquier texto, como una carta, una composición sobre un determinado tema, un memorando, un informe o una obra literaria, requerirá un proceso propio, pero también podemos encontrar una serie de pasos que son comunes a todos ellos. Este proceso común en el que habrá que planificar, crear, escribir borradores, tomar notas, corregir, valorar lo escrito y darle su forma definitiva, será más efectivo si se lleva a cabo de manera ordenada y metódica.
La etapa de preparación se puede dividir en dos fases: la primera es la generación de las ideas y su organización y la segunda es la producción del texto.
GENERACIÓN DE IDEAS Y SU ORGANIZACIÓN.
Aunque la escritura es un proceso individual, que depende en gran medida de la práctica y la lectura como fuente de recursos, se pueden plantear preguntas que faciliten la realización de un tipo de escrito al que no se está habituado, o que se aborda por primera vez.
Estas preguntas fundamentales, en la etapa de preparación, podrían ser:
¿PARA QUÉ ESCRIBO? FINALIDAD.
¿PARA QUIÉN ESCRIBO? DESTINATARIO.
¿SOBRE QUÉ ESCRIBO? TEMA.
¿CÓMO VOY A ESCRIBIR? ACTITUD Y TONO.
Estamos listos para el período de reflexión que es imprescindible para aprovechar al máximo todas las posibilidades del tema y para elegir el material más adecuado según el tipo de escrito.
Es probable que Ud. sea un gran escritor y estos pasos lo hagan desternillarse de risa, pero bien vale recordar; que muchos de nuestros chicos y chicas de bachillerato están llorando frente a una página en blanco, sin saber por dónde empezar el informe de historia o el cuento "original" que espera la odiosa profesora de literatura.
Se respondió sus preguntas, tiene el material ordenado, listo para la primera palabra de su gran obra, que habrá de corregir por siempre; porque de eso se trata.
Para alegrarles un poco el camino que van a emprender, transitando la escritura. Les recuerdo una frase de Mario Vargas LLosa, en la Carta a un jóven novelista:
" ... No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción".
!A corregir se ha dicho! Podemos seguir diferentes caminos para ser correctores de nosotros mismos: Corregir a medida que vamos creando el texto. Significa leer y releer lo escrito. Se avanza lentamente, pero se van dejando pulidas cada una de las etapas tratadas.
Corregir una vez que el texto está terminado. Significa dejar fluir las ideas, llevarlas al papel y, cuando ya nada hay por agregar, empezar la corrección.
Dar a corregir a una tercera persona. Significa desprenderse de la obra y recurrir a la opinión de otro.
Como consideración final, tendríamos que extraer la siguiente: cuanto más distancia tomemos del escrito, cuanto más tiempo lo dejemos reposar, más efectiva y certera será nuestra corrección.

1 comentario:

Nilda J. Sarmiento J. dijo...

SALUDOS PROF. GLORIA.
CLARO QUE PUEDE PUBLICARLO,ESTAS INVESTIGACIONES TIENEN MUCHO TIEMPO EN MI ARCHIVO. LAS FUENTES SON MÚLTIPLES, LIBROS, PAG.WEB, MI TRABAJO CONSISTE EN DAR RESPUESTA A LAS DUDAS QUE EL MARAVILLOSO IDIOMA NOS PRESENTA. LOS DERECHOS ESTÁN COMPARTIDOS, ESTAS RESPUESTAS SON MÍAS, SUYAS Y DE TODOS PORQUE EL FIN : " HABLAR MEJOR Y ESCRIBIR MEJOR" NOS BENEFICIA A TODOS.

UN ABRAZO.