viernes, agosto 31, 2007

DUDAS FRECUENTES:

De aversiones humanas y preferencias sexuales.

Aversión.

‘Rechazo o repugnancia frente a alguien o algo’: «En su aversión al progreso la Iglesia no estaba sola» (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]).

Si lleva complemento, este va normalmente precedido de a, aunque también puede introducirse con por, hacia o, más raramente, contra: «En ella se gestaba una profunda aversión por el hijastro» (Elizondo Setenta [Méx. 1987]); «Siempre he sentido aversión hacia los uniformes» (Quintero Danza [Ven. 1991]); «Hay una manifiesta aversión contra ciertos grupos de inmigrantes» (Puyol Población [Esp. 1995]).

Se desaconseja, por desusada, la variante adversión, cuyo uso hoy puede estar influido por el cruce con el sustantivo sinónimo animadversión: «De Emilio Recabarren añora su honestidad y su *adversión* por la mentira» (Hoy [Chile] 28.11-4.12.79).

Misoginia.

‘Aversión a las mujeres’: «El antifeminismo está frecuentemente basado en la misoginia, pero el feminismo no se sustenta en el odio a los hombres» (Alborch Malas [Esp. 2002]).

Procede del griego misogynía, de miso- ‘odio’ + gyné ‘mujer’. Su correlato léxico, esto es, el término que designa la aversión a los hombres es androfobia, no androginia, voz de significado muy diferente (‘hermafroditismo’ y ‘ambigüedad sexual’.

El adjetivo correspondiente a misoginia es misógino, no misógeno.

Androfobia.

‘Aversión a los hombres’: «Se diría que padece de androfobia, aunque su trabajo la seduzca, la excite» (Clarín@ [Arg.] 24.1.99).

El adjetivo correspondiente es andrófobo o androfóbico (‘que padece o implica androfobia’): «Ultrafeministas andrófobas» (Correo@ [Esp.] 10.11.00); «Cobran [las feministas] por [...] predicar su catecismo androfóbico» (Ameztoy Escuela [Esp. 2001]).

No debe confundirse con homofobia (‘aversión a los homosexuales’; ni con androginia (‘hermafroditismo’.

Homofobia.

‘Aversión hacia los homosexuales, tanto masculinos como femeninos’: «En la película de Ripstein, la figura de la “loca” no solo cuestiona la homofobia, sino que desafía los roles sexuales» (Paranaguá Ripstein [Méx. 1997]).

No significa ‘aversión a los hombres’, sentido que corresponde a la voz androfobia.

El adjetivo correspondiente es homófobo u homofóbico (‘que padece o implica homofobia’), que no debe confundirse con andrófobo (‘que padece o implica androfobia’): «Se comportaba con los habituales rasgos de homófobo, misógino y hasta racista diluido que caracterizan al reaccionario civilizado» (Méndez Rocker [Esp. 2000]); «Un padre homofóbico y su hijo gay estrechan lazos cuando son asediados por un preso fugado» (Razón [Esp.] 26.11.01).

Androginia.

1. ‘Hermafroditismo’: «La metáfora sagrada aludía a una primitiva androginia de Adán, quien fue privado de sus atributos femeninos en pro de la construcción de una compañera independiente» (Cousté Biografía [Arg. 1978]); y ‘ambigüedad sexual’: «La androginia es un nuevo concepto de belleza que va a más. Figuras estilizadas con los rasgos sexuales secundarios poco marcados [...] son una novedad que avanza con fuerza» (GmnzBartlett Deuda [Esp. 2002]).

Es incorrecta la forma androgenia. No debe confundirse con androfobia (‘aversión a los hombres’;

2. El adjetivo correspondiente, usado también como sustantivo, es andrógino (‘hermafrodita’ y ‘sexualmente ambiguo’): «Un andrógino realizaba el sueño máximo de todo individuo: poseer al mismo tiempo los dos sexos» (Jodorowsky Pájaro [Chile 1992]); «El ideal femenino cambió [...] la sensualidad de las mujeres curvilíneas por la de las mujeres andróginas, que escondían las formas de su cuerpo» (Urrea Chanel [Esp. 1997]). No debe confundirse con andrógeno (‘hormona masculina’; ni con andrófobo (‘que padece o implica aversión a los hombres’.

Andrógeno.

‘Hormona que induce la aparición de los caracteres sexuales secundarios masculinos’: «Los andrógenos u hormonas masculinas intervienen en la regulación de las características sexuales masculinas» (Marcos Salud [Esp. 1989]).

No debe confundirse con andrógino (‘hermafrodita’ y ‘sexualmente ambiguo’.

Lesbos - lesbiano -na, lésbico -ca, lesbio -bia.

Isla griega en el mar Egeo: «A los tres días, extenuado por la luz abrasadora del sol, [...] arribó a la isla de Lesbos» (Faner Flor [Esp. 1986]). También es conocida por el nombre de su capital, Mitilene.

El gentilicio es lesbio, voz que, como sustantivo masculino, designa también el dialecto griego hablado en esta isla: «Especie de cítara que usaban los lesbios» (Universal@ [Ven.] 20.4.03).

Los derivados lesbiano y lésbico se aplican hoy a lo perteneciente o relativo al lesbianismo (‘homosexualidad femenina’) o a las lesbianas (‘mujeres homosexuales’).

Gay.

Voz tomada del inglés gay, que significa, como adjetivo, ‘homosexual’ o ‘de (los) homosexuales’ y, como sustantivo masculino, ‘hombre homosexual’: «Cunanan ha sembrado el pánico en la comunidad gay norteamericana» (Caras [Chile] 21.7.97); «Lo difícil para mí no ha sido construir a un gay, lo difícil es interpretar al ser humano complejo que hay en David» (Tiempo [Col.] 7.4.97).

Aunque entre los hispanohablantes está extendida la pronunciación inglesa [géi], en español se recomienda adecuar la pronunciación a la grafía y decir [gái].

Su plural debe ser gais y no gays: «Presidente de la Fundación Triángulo para la igualdad de gais y lesbianas» (País [Esp.] 20.9.97); «Un 22% ya no visita cuartos oscuros de los locales gais» (País [Esp.] 1.12.88).

lunes, agosto 27, 2007

REBELIÓN EN LOS CUENTOS.

REBELIÓN EN LOS CUENTOS. ORIGINAL DE LA ESCRITORA ARGENTINA: JOSELINA BELER. ADAPTACIÓN
RADIOFÓNICA:
GRUPO
TEATRO DEL AIRE. ESCÚCHALO AQUÍ:

PRODUCCIÓN: NILDA SARMIENTO.

Efecto: Fondo Instrumental. Efectos pasos.

Niña: _ Abuelita, abuelita ¿cómo fue el día en que se acabaron los cuentos?

Niño: _Sí, abuelita cuéntanos ¿qué paso?

Abuela: _Está bien, ¡se los voy a contar!

Control: Música transición. Fondo efectos campanillas, comic.

Abuela: _Sucedió que un día todos los personajes de los cuentos se cansaron de hacer siempre lo mismo y se rebelaron

Aladino: _ ¿Por qué yo tuve que quedarme atrapado en una tonta lamparita?

Princesa: _(Vocecita) Nosotras las Princesas. (Voz) nos cansamos de esa vocecita melódica y finita.

León: _Me cansé de ser el rey de la selva.

Bella Durmiente: Y yo durmiendo me estoy perdiendo los mejores años de mi vida. Esperando que un príncipe, se digne a besarme.

Abuela: Decidieron reunirse para protestar por sus dramáticos destinos, aunque casi todos tenían un final feliz.

Príncipe: _Nosotros, los príncipes tenemos derecho a elegir a nuestras princesas.

Bruja: (Efecto, romper escoba) Nosotras las brujas no queremos más escobas.

Campanita: _ Está jaula está muy pequeña.

Pinocho: No soy un títere, soy un niño de verdad.

Blanca Nieves: Me cansé de tanto protector solar para verme blanca como la nieve. Además, quiero comer muchas manzanas.

Sapo: _ ¿Quién les diría que yo quería ser un príncipe? Soy un sapo y quiero seguir siendo un sapo!

Abuela: Todos, muy enojados, hablaron con los Señores autores.

Efecto: Bulla gente, pasos,

Voz: _ ¡Suficiente! (risas) comic.

Abuela: Como no lograron ponerse de acuerdo, los personajes de los cuentos organizaron un gran paro general con movilizaciones y todo.

Control: Efectos marcha. Bulla mezclada con efectos comic.

Voz: Atención a todas las criaturas de cuentos de hadas

Abuela: La marcha fue multitudinaria; la presidían los tres cochinitos, y contaban con famosos personajes como el "Gato" que lucía botas nuevas, el "Patito" que nunca más sería feo y "la Cenicienta" hermosa, en una carroza.

Incluso los personajes de los dibujos animados apoyaron esta medida de fuerza.

Control: (efecto troncomóvil, picapiedras)

Abuela: El Sr. Pedro y su esposa la Sra. Vilma Picapiedra, pasaron a buscar en "troncomovil" a la familia Supersónica que no podía faltar a esta importante cita.

Robin: _ ¡Santas barricadas, Batman, se nos hace tarde!

Llegaron tarde Batman y Robin porque no lograban encontrar lugar para estacionar el "batimóvil". Y se plegaron, solidariamente, los personajes de las canciones tradicionales

Control: Música infantil tradicional: el elefante, los pollitos, el arroz

"Voz La Farolera": _ Y yo La Farolera me cansé de tropezar y tropezar.

Voz Arroz con leche: _Y yo el Arroz con Leche, estoy harto, de mandar a las niñas a lavar y a planchar.

Fondo:

Abuela: Y entonces ocurrió que las tranquilas mañanas y la quietud de los larguísimos atardeceres empezaron a contrastar con las ruidosas noches.

Efecto: Alboroto de niños jugando, cantando, corriendo

Abuela: Porque sin personajes, ya no había cuentos, y sin cuentos ningún chico ni ninguna chica podían dormir. Los más perjudicados fueron los padres y las madres quienes tuvieron que apelar a métodos tradicionales, como contar ovejitas. Esto no funcionó, ya que las ovejas al enterarse

Efecto: Balido, Voces: A la marcha!

Abuela: huyeron hacia la marcha.

Control: Instrumental New Age

Niña _ ¿Cómo se arregló ese problema abuelita?

Niño _ Y ¿cómo volvimos a tener los cuentos?

Abuela: _Bueno, los niños y las niñas son grandes pacificadores, ellos y ellas lograron lo que nadie podía: reconciliar a los personajes con sus creadores.

Fondo: Voz infantil mezcla música: _ ¡En la unión está la fuerza!

Desde ese día, acordaron que los autores consultarán y los mismos personajes, participarán, en el trazado de sus propios destinos; como en la vida real. ¿No les parece?

GRUPO TEATRO DEL AIRE.

VOCES:

ÁGATA TORREABA, SEBASTIÁN SARMIENTO Y NILDA SARMIENTO.

sábado, agosto 25, 2007

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA PALABRA:

Latino.

Originariamente, era el gentilicio de los pueblos del Lacio, pero se aplicaba también a la lengua latina. Actualmente, se refiere a los pueblos de América y Europa en los que se hablan lenguas derivadas del latín.

El origen de la palabra se sumerge en la bruma de remotas leyendas surgidas en los tiempos homéricos. Durante la Guerra de Troya, Latinus era el rey de los aborígenes (de ab origines), primitivos pobladores de la Península Itálica. Cuenta la leyenda que cuando Eneas llegó fugitivo a la costa italiana después de la toma de Troya por los aqueos, fue acogido con su familia por Latinus. En la familia de Eneas estaba su hijo Iulo quien, según la leyenda, sería el fundador de la familia Iulia, en la que ocho siglos más tarde nacería Julio César.

Otra leyenda cuenta que Latino habría guerreado contra Eneas y que, muertos ambos, los tirios y los aborígenes decidieron unirse para formar un nuevo pueblo, al que dieron el nombre del rey Latinus.

Más allá de la milenaria leyenda, lo cierto es que el nombre latinus lo tomaron los romanos para sí y para su lengua y cultura. Tras la caída del Imperio Romano, fueron llamados latinos los países que habían sido conquistados por Roma y las lenguas que derivaron del latín.

La palabra cruzó el océano en la segunda mitad del siglo xix, cuando intelectuales que rodeaban al emperador Napoleón III acuñaron la expresión ‘América Latina’ para justificar la invasión de México y la imposición de Maximiliano como emperador. Napoleón III creía que la expresión ‘América Latina’ hacía resaltar el carácter latino de Francia y aproximarla a los mexicanos.

Cuando este nombre tendía al olvido, fue rescatado desde comienzos del siglo xx por las corrientes políticas de izquierda para diferenciar a los países iberoamericanos de los Estados Unidos. En general, no suele usarse la expresión ‘América Latina’ ni el gentilicio ‘latinoamericano’ para referirse a los canadienses de origen francés, quienes también son americanos de herencia latina.

En España la expresión siempre ha sido poco usada. Tal vez por entender que ella tiende a diluir el papel de España en América, se prefiere ‘hispanoamericano’ o, cuando se desea incluir a Brasil, ‘iberoamericano’.

Minuto.

El adjetivo latino minutus (pequeño) procede del verbo minuere (mermar, reducir), con origen en el indoeuropeo mei- (pequeño), al igual que disminuido, menor, menos, mínimo, minucia, etc.

En latín medieval al minuto se lo denominó minuta, palabra clave extraída de ‘pars minuta prima’ (primera parte pequeña), así llamado originalmente. En español, derivó a minuto, y como tal se documenta desde el siglo XV.

Algo parecido ha ocurrido con la palabra segundo: del indoeuropeo sek- (seguir) procede el latín sequire, con idéntico significado, y de éste el también latín secundus (que sigue a otro, segundo). En latín medieval se llamó secunda, extraído de pars minuta secunda (segunda parte pequeña), que es como en principio se denominaba cada una de las partes en que se dividía una minuta.

Menú.

En francés este vocablo fue adoptado con el mismo sentido que en español, pero en cierto momento surgió una nueva acepción que, inicialmente, denotó ‘detallado’ y más adelante, ‘lista’, ‘relación’.

Más tarde surgiría de esta acepción francesa la expresión menu de repas, que significa en ese idioma ‘lista de comidas’, reducida finalmente a su forma actual menu, que al llegar al español tuvo apenas que añadir un tilde.

Menú se usó en español desde fines del siglo XIX, como en este texto del escritor Fernando Trigo, fechado en 1890:

Se usó en español desde fines del siglo XIX, como en este texto del escritor Fernando Trigo, fechado en 1890:

Unos, alrededor nuestro, con el hambre sana de a bordo, se reservan para cualquier título del francés rimbombante del menú y encuéntranse sorprendidos con sesos fritos... Otros, presumiendo de avisados, llenan de una vez con el tinto macón la batería de copas.

En el Diccionario de Zerollo (1895), menú fue incluido como "palabra francesa equivalente a la castellana minuta, lista de manjares", pero la Academia sólo la incluiría en su Diccionario de 1927.

jueves, agosto 23, 2007

PENSAR Y VOLAR.

CUENTO DEL MAESTRO RENATO AGAGLIATE. Guión y audio del Grupo Teatro del Aire.

ESCÚCHALO AQUÍ:

Narrador 1: En mi pueblo cuando llueve, el tiempo se pone oscuro y frío.

Narrador 2: La gente se acurruca en sus casas.

Narrador 1: La soledad se pone su ruana de neblina y sale a recorrer las calles.

Narrador 2: En la biblioteca, se queda solito el bibliotecario, rodeado de tantos libros y con algunos pájaros que vienen a secarse en los tragaluces del techo.

Narrador 1: Es entonces, cuando los libros se ponen a hablar.

Narrador 2: Los letreros que piden silencio se quedan mudos y ¿el bibliotecario?

Bibliotecario:_ Paro bien mis orejas para escuchar lo que dicen, porque hay libros que dicen cosas más grandes que la misma biblioteca.

Narrador 2: _ Cuéntanos Renato, ¿qué dicen esos libros?

B_ Durante el aguacero del otro día los libros se descosían de tanto conversar. Yo estaba quieto en la esquina del salón y en el tragaluz, quietecitos también estaban unos tordos. Hasta que un libro por fin, le habló a los tordos.

Libro_ Mira tordito, yo soy el diccionario Larousse; Por qué no vienes a consultar? Yo enseño las palabras de la lengua castellana.

B _ Los tordos volaron a los pies de diccionario.

Tordito1:_ Muéstranos la palabra “Hombre”, para ver si de verdad sabes.

B _ El diccionario se abrió en el medio y dijo:

Libro _ Ser, dotado de inteligencia y de un lenguaje articulado, clasificado entre los mamíferos y caracterizado por su cerebro voluminoso…

Tordito2:_ Mentira, ¿cómo va a tener inteligencia, si fue precisamente un pichón de hombre quien destruyó el nido que acabábamos de hacer en la mata de guama?

Tordito1_ Y cómo va a tener un cerebro voluminoso el hombre, si sus pichones a cada rato nos persiguen a pedradas?

Libro2 _ Ese diccionario es un mentiroso!

Tordito2_ Y… tú ¿qué libro eres?

Libro 2_ Vengan acá, yo soy un libro de matemáticas, vengan yo les enseño a sumar, restar, multiplicar y dividir. Ábranme, ábranme para que vean!

B_ El tordo abrió el libro en una página donde había problemas, uno decía:

Tordito1: Luisito, tiene 4 turpiales en una jaula y 3 cardenales en otra.

¿Cuántos pájaros tiene en total?

Tordito2:_ Tiene 7 pájaros. Pero ese Lusito, no tiene corazón!

Libro 3_ Verdad, ese libro enseña la crueldad.

Tordito 1: _ ¿Quién eres?

Libro3 _ yo soy un libro de Educación moral y Cívica, vengan acá que yo les enseño el amor a la libertad.

B_ El tordo abrió el libro que había hablado y leyó:

Tordito 2: _ La libertad del pensamiento es la esencia del sistema democrático.

Tordito1:_ En realidad, cuando los seres humanos piensan se parecen a nosotros, se ponen a volar.

Tordito 2: _ Pensar es tener alas.

Libro 4_ (toser) Nosotros

Tordito 1:_ ¿Si? …¿Quién eres?

Libro 4: _ Yo soy un libro de literatura, nosotros también tenemos alas. Alas son nuestras páginas, ya que hacemos pensar mucho a los lectores.

Libro 5:_ Si, así es, yo soy un libro de cuentos infantiles, yo tengo 32 alas, que son como las de 16 pájaros.

Libro 6: _ Espera, espera, que tu eres una pulguita volando, yo soy una enciclopedia, con mis 5752 páginas yo tengo más alas que todos los pájaros de Sanare.

Libro 7:_ Calma, calma; está bien. Yo soy un libro de Derechos, pero déjenme decirles que las gallinas también tienen alas y vuelan muy bajito. Son importantes las alas y también el vuelo, pero más importante es la trascendencia en el contenido; alas para despertar, despegar y volar alto, hacer caminos, llegar tan lejos como si voláramos en las alas de un zamuro, de un águila o de un cóndor.

Aquí está mi vecina la Biblia que hace volar hasta Dios a quienes la leen.

B_ Los tordos volaron al pie de la Biblia y ésta se les abrió delante apareciendo claras y luminosas las siguientes palabras que leyeron los tordos:

Tordito 1:_ Miren como las aves del cielo no siembran,

Tordito2: _ ni cosechan,

Tordito 1:_ni guardan en bodegas.

Tordito 2: _Y el padre celestial las alimenta.

Narrador 1: Los tordos seguían aquel texto mientras un libro de lengua les explicaba en voz alta porque la lluvia ensordecía al caer recia sobre el techo.

Narrador 1: En eso, un muchachito entró corriendo a la Biblioteca, los libros hicieron silencio

B: _ niño, Qué vienes a investigar?

Niño: _ Nada, me quedan 2 empanadas por vender y quise ver si usted me las quiere comprar.

B:_ Está bien, ¿cuánto cuestan?

Niño:_ quinientos bolívares cada una.

B:_¡Toma pues tus bolívares!

Niño:_ ¡Tome!

Narrador 2: El bibliotecario empezó a comerse sus empanadas, delante del niño y de los tordos que lo miraban, así que decidió compartirlas con ellos dejándole caer pedacitos a través de la ventana.

Narrador 1: Los tordos volaron a comerse las migas, pero entonces…

Libro 8:_ ¡ Renato, a mí no me diste!

Niño:_ Renato, un libro está hablando, mejor me voy.

B_ Cuando me acerqué a ver qué libro había hablado, la portada decía El Hambre en el mundo, y me puse a pensar…

Narrador 1: Pero, había escampado, y una fila de muchachitos entraba a la mientras el bibliotecario acomodaba rápidamente los libros en los estantes.

Narrador 2: Y de aquella historia podemos decir: que el hambre de alimentos se puede quitar comiendo pero el hambre de sabiduría sólo se quita leyendo.

Narrador 1: Si la gente leyera más…habría menos hambre en el mundo.

GRUPO TEATRO DEL AIRE.

VOCES:

José Francisco Silva, Sebastián Sarmiento, Karibay Reyes, Alexander Sarmiento, Yesica Jiménez, Danny Sarmiento y Agata Torrealba.

miércoles, agosto 22, 2007

Cuento de Renato Agagliate.

EL COCUYO Y LAS ESTRELLAS. CUENTO ORIGINAL DE RENATO AGAGLIATE. ADAPTACIÓN RADIOFÓNICA: GRUPO TEATRO DEL AIRE.

LIBRETO:

NARRADORA:

Había una vez un cocuyo, chiquito pero ambicioso. De noche se quedaba mirando las estrellas y decía.

COCUYO:

_ Aquellas son mis hermanas. ¡Qué suerte la de ellas, brillar en el cielo azul! ¡Qué bonitas se ven! Yo, en cambio, qué infeliz soy mi lucecita se pierde en la oscuridad de la sabana.

NARRADORA:

Una noche, el Cocuyo sintió tanta envidia de las estrellas; que decidió dejar la tierra y subir, subir hasta alcanzarlas.

EFECTO LUMINOSO.

NARRADORA:

Pero antes fue a consultar a una ardillita, vieja y muy sabia.

COCUYO:

Ardillita necesito llegar a las estrellas ¿Cuál camino debo tomar?

ARDILLA:

_ Mi estimado cocuyo, yo no conozco camino alguno que lleve al cielo, de todos modos; prueba montarte en aquel jabillo, sus ramas son tan altas que posiblemente estén cerca del cielo.

COCUYO:

_ ¡gracias ardilla, llegaré a las estrellas!

NARRADORA:

Y se echó a volar en dirección al jabillo, subió por el tronco y llegó hasta la rama más alta.

COCUYO:

_ ¡Qué triste, ya no puedo subir más!

NARRADORA:

_ ¡Qué decepción, desde tanta altura las estrellas se veían aún muy altas. Demasiado arriba!

COCUYO:

¡Nunca seré una estrella!

NARRADORA:

Y se puso a llorar desconsoladamente.

COCUYO:

Ya no puedo llegar a las estrellas.

NARRADORA:

Su llanto no hubiera terminado, si antes no escucha:

EFECTO SONIDO PÁJAROS.

Voz:

¡Una estrella, una estrella, una estrella!

NARRADORA:

Era un pichoncito de azulejos.

Voz:

Mami, mami, una estrella se ha posado en las ramas, arriba de nuestro nido.

Narradora:

Al escucharlo el cocuyo se estremeció de contento y dijo para sí.

Cocuyo:

¡Qué emoción, ahora yo también soy una estrella!

Narradora:

Desde entonces, el cocuyo dejó de envidiar las luces del cielo. Todas las noches sale a prender su farolito. Y así se sintió feliz para toda la vida.

GRUPO TEATRO DEL AIRE.

VOCES:

SEBASTIÁN SARMIENTO Y NILDA SARMIENTO.

lunes, agosto 20, 2007

Desvelarse y soñar con derribar la torre de Babel.

A diario hacemos uso del lenguaje español y sus maravillosos recursos. Sin detenernos en muchos casos, a valorar esta bella herencia cultural y humana; a la cual dejamos de lado para que sobreviva apenas entre los estruendos vulgares de los medios masivos de comunicación y entre los elementales balbuceos de la pobre comunicación cotidiana.

Pero mientras esto sucede quienes estudiamos el lenguaje nos aventuramos a soñar en que con el estímulo diario, corrigiendo los errores, buscando los significados y ventilando las normas podemos lograr se amplíen los caminos en esta defensa que alguna vez será de todos.

En los tiempos de la Torre de Babel, según el génesis; se creía que la tierra tenía una sola lengua y unas mismas palabras. Una solución fácil y sencilla a esa inquietud por el lenguaje que siempre ha existido, respondiendo desde un Dios que todo lo crea y todo lo puede.

Sin llegar a entender que las palabras son sólo sonidos que nuestro cerebro tiene que interpretar para darles significado y sentido, donde incluso las mismas palabras pueden tener distintos significados en distintos idiomas.

Esta teoría les impide comprender que la escritura de cualquier lengua no es más que una sucesión de garabatos que sólo toman sentido cuando son filtrados e interpretados a través de nuestro cerebro humano.

Hoy sabemos que incluso grupos humanos muy cercanos tenían y tienen distintas lenguas y distintas formas de expresarse.

El lenguaje cambia en la misma medida que los seres humanos y los pueblos evolucionan.

El uso se impone, de allí que los diccionarios se actualicen; tanto por los vocablos que se han extendido en su uso hasta el punto de ser aceptados, como por los que nacen del contacto con otras naciones, por el avance de las nuevas tecnologías y por el desarrollo científico.

La lengua no es estática y varía de acuerdo a sus regiones y a sus hablantes, de allí su necesaria flexibilidad; para darle cabida de manera integral a las diferentes manifestaciones culturales y humanas.

Resulta fundamental entonces conocer un poco más cada día de este maravilloso mundo del lenguaje y esas palabras que definimos y nos definen en el uso cotidiano que de él hacemos.

Como todo esta defensa parece un desvelo y un constante soñar con derribar esa torre de Babel que se ha creado con el uso y abuso de nuestro idioma, en el día de hoy propongo conozcamos un poco sobre las palabras que le dan título a este escrito:

Desvelar (se).

Infinitivo de dos verbos etimológicamente diversos:

a) ‘Quitar o impedir el sueño [a alguien]’ y, como pronominal, ‘perder alguien el sueño o no poder conciliarlo’: «Me desvelaban por la noche los recuerdos» (Salom Vuelo [Esp. 1980]). Está relacionado con velar (‘estar sin dormir el tiempo destinado al sueño’, del lat. vigilare).

b) ‘Quitar el velo que cubre [algo]’: «Se desvela la estatua en bronce de Trujillo» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]); y, en sentido figurado, ‘descubrir o revelar [algo oculto o desconocido]’: «Le desveló el secreto de sus proyectos cinematográficos» (Armas Madrid [Esp. 1994]). Existe también, tanto para el sentido recto como para el figurado, la variante develar, de uso mayoritario en el español americano: «Los presidentes procedieron a develar sendas placas de bronce para inaugurar una obra» (Vistazo [Ec.] 23.1.97); «El sastre [...] ha develado algunos detalles del traje de gala» (Vida [Par.] 15.5.04); en España, en cambio, se usa poco y solo en sentido figurado. Se desaconseja, por innecesaria, la forma develizar, usada en México y algunos países centroamericanos con el sentido de ‘quitar el velo’: «La estatua fue develizada el 1 de julio de 1930» (DYucatán [Méx.] 1.9.96).

Soñar.

1. ‘Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme’, ‘imaginar que son reales cosas que no lo son’ y ‘desear persistentemente algo’. Verbo irregular: se conjuga como contar.

2. Suele funcionar como intransitivo y construirse con un complemento introducido por con: «Aída sueña con hoteles vacíos, en una ciudad que no co-noce» (PRossi Solitario [Ur. 1988]); «Claudio Z. sueña con aprender a pilotar un avión» (Alfaya Traidor [Esp. 1991]); cuando el complemento es un infinitivo, también puede ir introducido por en: «Alguna vez soñó en ir a la capital» (UPietri Oficio [Ven. 1976]). Es igualmente correcto su uso como transitivo, construcción habitual en la lengua general cuando el complemento es una oración subordinada introducida por la conjunción que: «Soñó que subía por las escaleras de un acueducto» (GaVega Años [Cuba 1978]), y que también se emplea con frecuencia en la lengua literaria, con complementos nominales o pronominales: «Lucía soñó un futuro color de rosa para Eusebio» (Maqua Invierno [Esp. 1992]); «El otro me soñó» (Borges Libro [Arg. 1975]).

3. En la lengua general culta, soñar no se emplea en forma pronominal; no obstante, la forma soñarse se registra con cierta frecuencia en el español coloquial americano y en algunas áreas dialectales del oeste español, también con un complemento introducido por con: «Yo me sueño con los goles que voy a meter» (Gamboa Páginas [Col. 1998]).

Babel.

‘Desorden y confusión’.

Es válido su uso en ambos géneros, aunque existe una clara preferencia por el femenino: «Vivía pues nuestro hombre en medio de una babel de libros»Vigilia [Par. 1992]); «Ni beato ni beatillas se aclaran en el babel en que Vuestra Merced los ha sumido» (Alviz Son [Esp. 1982]). (RBastos

Con este sentido es nombre común y no debe escribirse con mayúscula inicial.

Se escribe con mayúscula, en cambio, como nombre de la ciudad en la que, según el relato bíblico, se construyó la mítica torre, símbolo de la confusión de lenguas: «Bruselas es una gran torre de Babel en la que predominan el inglés y el francés» (País [Esp.] 1.6.88).

domingo, agosto 19, 2007

Jaime Sabines. La vida, una ilusión del poeta.

Entrevista a JAIME SABINES.
"¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras me dirás que te amo? Esto es urgente porque la eternidad se nos acaba..."

¿Qué hay con la felicidad? ¿Siente que la ha conocido?

—No creo en la felicidad, pienso que es una mala receta de nuestra época. Prefiero recomendar, vivir intensamente, felicidad es una palabra tonta. ¿Qué cosa es la felicidad? En el libro Quince momentos de felicidad, de un filósofo chino del que no me acuerdo su nombre, hay un episodio que recuerdo muy bien: soy un campesino que estoy trabajando la tierra, hace mucho calor, ya son las dos de la tarde, tengo una sed enorme, voy a refugiarme a la sombra de un árbol, donde resguardo una cantimplora con agua fresca deliciosa, me echo un trago de esa agua, reposo, sopla una brisa... Ese es un gran momento de felicidad. La vida se compone de veinte mil momentos de felicidad y de veinte mil momentos malos y desastrosos durante el mismo día.

—En alguna plática anterior que tuvimos, usted dijo que no le gustaba hablar de Dios, ¿por qué?

—Porque todo lo que he dicho acerca de Dios está en mi obra. Estoy en paz con la idea de Dios. Lo único que podría agregar es que cuando lo pienso, siento que Dios es todo lo que desconocemos. Me parece una forma poética de definirlo.

—En relación con la muerte, en su obra aparece de distintas maneras, pero, ¿cómo la ve en realidad Jaime Sabines?

—Esa pregunta me hace pensar en mi padre. Me veo esa noche antes de que él muriera, mirando la televisión, esperando el momento final y luego como digo en el quinto poema de Algo sobre la muerte del mayor Sabines, me veo "introduciendo agujas en las escasas venas, tratando de meterle la vida, de soplar en la boca el aire...".

—¿Le tiene miedo a la muerte?

—No, no le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a la enfermedad. Me espanta la enfermedad, lo que he pasado con mi cadera y todo lo que me trajo después... Poco a poco voy saliendo pero he dejado de escribir. Después de 35 intervenciones quirúrgicas no quiero saber nada de enfermedades ni de hospitales. Pero si tengo que pedir una ilusión, esa sería no morirme, quedarme tranquilo como estoy ahorita, platicando sobre poesía o sobre cualquier cosa o mirando cómo atraviesa el rayo de sol por la ventana.

Biografía de Jaime Sabines.

Poeta y ensayista mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez en 1926. Se radicó en Ciudad de México desde 1949 cuando inició sus estudios de Filosofía y Letras. Aunque escribió sus primeros poemas antes de los dieciocho años, fue allí en la universidad donde publicó «Horal» a la edad de veintitrés años. Un recuento de sus poemas fue publicado por la UNAM en 1962. En 1965 tras su visita a Cuba para servir como jurado del Premio Casa de las Américas, sufrió un gran desencanto con las tendencias izquierdistas, sentimiento que dejó plasmado en su libro «Yuria» publicado en 1967. Su obra tiene un marcado acento informal que lo convierte en un poeta de todos los tiempos. Su prosa vehemente y su verso sentido y sensual, nos hacen viajar por un mundo de realidades vividas. En 1985, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes. En 1986, con motivo de sus sesenta años, fue homenajeado por la UNAM y el INBA. Ese mismo año el Gobierno del Estado de Tabasco le entregó el Premio Juchimán de Plata. En 1991, el Consejo Consultivo le otorgó la Presea Ciudad de México y en 1994 el Senado de la República lo condecoró con la medalla Belisario Domínguez. Por su libro «Pieces of Shadow» («Fragmentos de sombra»), antología de su poesía traducida al inglés y editada en edición bilingüe, obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura 1996. Tras una larga enfermedad falleció en Ciudad de México en 1999.

viernes, agosto 17, 2007

ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA PALABRA:

Quizá o quizás. Adverbio que expresa duda o probabilidad.

Aparece registrado bajo la primera forma en el siglo XIII, pero ya figuraba en el Poema de Mío Cid como quiçab:

Moros e christianos de mi han grant pauor.

Ala dentro en Marruecos, o las mezquitas son,

Que abran de mi salto quiçab alguna noch:

Ellos lo temen, ca non lo piensso yo.

Es una alteración de la antigua expresión familiar qui sabe (quién sabe), con origen en el latín qui sapit.

Quizás es posterior: aparece sólo a comienzos del siglo XVI, aunque Corominas señala que los clásicos consideraban vulgar esta forma usada en este texto de 1508 de Lucas Fernández:

Si tú pides la alcauala, quizás que la partiremos.

El etimólogo catalán señala un fenómeno curioso que se ha verificado en la segunda mitad del siglo XX en Cuba y en el Río de la Plata, que consiste en una regresión al antiguo ‘quién sabe’, junto con una tendencia a abandonar quizá(s): Quien sabe iremos o quien sabe no lo vea.

Página.

Para los romanos, página significó inicialmente ‘cuatro hileras de vides unidas por un rectángulo’. La palabra se derivaba del verbo pangere (clavar, hincar). Sin embargo, en poco tiempo escritores romanos como Cicerón, Juvenal y Plinio la adoptaron con el significado de ‘lámina de papiro’, ‘hoja’ y ‘obra literaria’.

Varios siglos más tarde, con la invención de la imprenta por Gutenberg, se fijó definitivamente la denotación actual: ‘cada una de las hojas de un libro o cuaderno’.

Presidente - Presidio.

Durante los últimos años, varios presidentes o ex presidentes de diversos países fueron a dar con sus huesos en un presidio bajo acusaciones de corrupción, lo que no debería llamar la atención puesto que, al menos etimológicamente, presidente y presidio tienen el mismo origen.

En efecto, la palabra latina presidere está formada por el prefijo pre- (antes, delante) y el verbo sídere (sentarse), con el significado de ‘estar sentado al frente’ y también ‘estar situado al frente para proteger a los demás’, como anotaba Nebrija, al ocuparse de las palabras presidir y presidente.

El sentido de ‘sentarse al frente’ en presidir fue evolucionando hasta significar ‘el que se sienta al frente de una asamblea para coordinarla’, mientras que el de ‘proteger' evolucionó hacia presidio.

En efecto, presidio era la ‘guarnición que se pone al frente de una plaza para protegerla' y la palabra fue usada inicialmente con ese significado para referirse a las guarniciones españolas en Marruecos. Como los condenados eran enviados a estas guarniciones, la palabra fue adquiriendo poco a poco el sentido de ‘establecimiento penal’.

El Castellano.